Mentiras convenientes e intereses inconfesables en la 'Lucha contra el Calentamiento Global'

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Una gran operación propagandística para garantizarse el apoyo de la opinión pública en la actual guerra mundial por mantener el dominio occidental sobre las fuentes de energía.

A finales del pasado mes de noviembre, en un colegio Sevillano, Francisco Oñate, Director del Servicio de Educación Ambiental de la Consejería de Medio Ambiente  de la Junta de Andalucía y miembro del proyecto Climate-Projet Al Gore, desarrolló una conferencia con el título  «Educación y Medioambiente».


Fue una exposición simplista y llena de mentiras, si entendemos como mentira no sólo falsear la realidad sino, además, ocultarla.


Comenzó su intervención defendiendo y alagando a Al Gore creador del proyecto que venía  a defender, ya que ha sido uno de los  200 miembros que Al Gore ha estado adoctrinando para estos menesteres en su gira por España.


Al nombrar a tan «ilustre ecologista» se olvidó de algunos datos de su currículum (que no tiene desperdicio). Podría haber  ilustrado su charla  con ejemplos de cómo este «ilustre ecologista»-Gore- entiende en su vida y en sus actuaciones el ecologismo. Por poner algunos ejemplos podemos destacar  los siguientes:


Al Gore, el que fuera vicepresidente del gobierno de Clinton en EEUU, se ha vuelto en el profeta del Medio Ambiente. Pero, no gratis. Al Gore en sólo siete años ha aumentado su fortuna cincuenta veces más. Según los datos publicados por el diario El Economista, Al Gore cobra entre 69.000 y 117.000 euros por discurso. Dos de esas conferencias las ha dado ya en España, en las islas Canarias, donde ha encontrado a generosos anfitriones que le han extendido un cheque por valor de 480.000 euros, o lo que es lo mismo, 80 millones de las antiguas pesetas. 100.000 € corrieron a cargo del Gobierno de Canarias, esto es, de todos y cada uno de los canarios, y el resto a cuenta de un grupo de empresarios locales capitaneado por el constructor y hotelero Santiago Santana Cazorla.


La organización Fármacos Contra el Sida para África (AIDSDA), denunció que en 1998 y 1999 el vicepresidente Al Gore amenazó a Sudáfrica con que EEUU le retiraría toda ayuda económica, a menos que abandonara sus planes de fabricar e importar medicamentos genéricos más baratos para el tratamiento del VIH–SIDA, hecho que supuso la condena a millones de africanos a una muerte lenta y  horrible , aliándose -el Vicepresidente norteamericano- con  industrias farmacéuticas, las mismas que pagaron su posterior campaña electoral del año 2000.


En 1998, Clinton y Al Gore bombardeaban con más de 12 misiles de crucero la fábrica de medicamentos El Shifa en Sudán, con la excusa fraudulenta de que producía armas químicas (lo que se comprobó ser absolutamente falso). Tuvo como resultado destruir la producción del 90% de los medicamentos esenciales que se utilizaban en el país y su independencia con respecto a las multinacionales médicas. Es incalculable el número de sudaneses que murieron por no disponer de los medios para tratar las enfermedades mortales.


Entonces, como ahora, Gore abrazó el genocidio contra el Tercer Mundo disfrazado de «ecología» elogiando el libro de Paul y Anne Ehrlich, The Population Explosion (La explosión demográfica. Simon & Schuster, Nueva York, 1990), y apoyando plenamente su exigencia de que se tomen medidas para reducir la población en los países más pobres del mundo. Gore no sólo les dio su apoyo por escrito, sino que defendió estas medidas en su diatriba «ecologista» de 1992, «La Tierra en juego». 


Oñate, después de omitir este espeluznante currículum de su maestro afirmó  que el cambio climático es uno de los grandes problemas que tiene planteados la humanidad ilustrando su afirmación con impactantes dispositivas de deshielos, industrias contaminantes, inundaciones, etc. Aseguró, además, que el cambio climático es una tesis, que ya no está en debate, pero omitió que muchos científicos no ven el planteamiento tan catastrofista que Al Gore plantea y que, por ejemplo, el Juez británico Michael Burton (Magistrado del Tribunal Supremo de Londres), denunció el contenido tendencioso de su documental y reveló nueve incómodas mentiras considerando que varias de sus conclusiones se realizan en «un contexto de alarmismo y exageración». Por ejemplo, se centra en el 2% de la superficie de la Antártida que se está calentando e ignora el 98% restante, que se está enfriando, lo que hace que el continente en su conjunto esté ganando hielo. Hace unas predicciones apocalípticas muy espectaculares sobre el hundimiento bajo las aguas de ciudades emblemáticas, pero para ello multiplica por más de diez la peor previsión existente de aumento del nivel del mar.


El primer problema que tiene planteada la humanidad es el hambre que sufre más del 80% de la población mundial; sin embargo, ni una sola diapositiva, ni una sola palabra mostró este drama.


Insistió Oñate en que los factores que están llevando a este «calentamiento climático» son: La explosión demográfica, la revolución científica y tecnológica y nuestra forma de pensar. Y las defendió aludiendo que ya somos muchos y que, sobre todo, en los países en vías de desarrollo es donde más crece la población, siendo un peligro pues piden consumir lo mismo que nosotros.


Oñate defendió que el mercado está interesado también en el medioambiente, optando por la tecnología verde y nombró la «actitud ética» que están teniendo algunas empresas multinacionales  como la general Motors, la Ford, Honda o Toyota. Aseguró que el gasto que se está destinando a investigación I+D está siendo mayor que en otras investigaciones como la energía nuclear. De nuevo mintió ya que la mayor parte del presupuesto de I+D está siendo  destinado a la  fabricación de armamento que sale más rentable. Se olvidó de nombrar a  los millones de muertos que producen la ética asesina de muchas multinacionales con el apoyo de «nuestros» gobiernos en su afán de controlar las riquezas de los pueblos del sur para satisfacer nuestro consumo.  ¡Ah, y sin olvidar el Protocolo de Kioto, dictado por los países enriquecidos para sus intereses y que ni siquiera ellos llegan a cumplirlo!


Para terminar planteó a la audiencia algunos «proyectitos», como él mismo los denominó, en el que la Junta de Andalucía se ha comprometido y en los que se proponen acciones individuales como el uso de bombillas de bajo consumo, gastar menos luz, el reciclaje,  etc. Y mientras, el «Pepito Grillo» de la Ecología»,  el señor Al Gore, gasta en su casa en un mes la energía que un estadounidense medio gasta en un año, teniendo en cuenta que un estadounidense consume 20 veces más que un europeo. O que se desplaza con un jet privado, o que es dueño de una mina que emitió 1,8 millones de kilos de vertidos tóxicos durante tres años (según el diario The Tennessean). 


El problema de la contaminación atmosférica se resolverá por añadidura con el fin del consumismo patológico en los países enriquecidos y el despilfarro criminal de recursos naturales que éste genera. 


Nuestro ponente mencionó en algún momento de su exposición los premios otorgados al señor Al Gore como el Príncipe de Asturias o el Premio Nobel de la Paz.


El  premio Príncipe de Asturias se concede «a la persona, personas o institución cuya labor haya contribuido de forma ejemplar y relevante al mutuo conocimiento, al progreso o a la fraternidad entre los pueblos». No es justo otorgar un premio a quien está al servicio de los intereses de la poderosa industria farmacéutica y que ha contribuido  a un mundo más injusto y menos fraterno. Son muchos los líderes mundiales que defienden una ecología inhumana, contra la especie menos protegida y la única sagrada de la faz de la Tierra: el ser humano.


Mentiras convenientes e intereses inconfesables en la «lucha contra el calentamiento global», que  no es más que una gran operación propagandística para garantizarse el apoyo de la opinión pública en la actual guerra mundial por mantener el dominio occidental sobre las fuentes de energía. Un obsceno circo político a escala mundial con mareantes cifras de dinero público de por medio.