Uno de los objetivos de la política laboral del Ejecutivo ha sido, desde el primer momento, fomentar el empleo a tiempo parcial. Este tipo de contratación, que ya fomentó Zapatero, es la acorde con un país cuya principal fuente de ingresos es el turismo y los servicios: hotel y playa.
La OCDE recomendó a España en diciembre abaratar el despido, ampliar los periodos de prueba y disminuir la discrecionalidad de los tribunales para invalidar despidos colectivos.
Desde finales de 2013, el techo de horas complementarias de los contratos a tiempo parcial ha pasado del 15% al 30%, que podrá ampliarse hasta el 60% si así lo fija el convenio. Además, el decreto da más poder a los empresarios para manejar las jornadas laborales al reducir de siete días a tres el plazo mínimo para avisar al trabajador de que se le amplía la jornada. No obstante, para que un empleado a tiempo parcial pueda hacer más horas tiene que tener al menos un contrato de 10 horas semanales.
Horas extraordinarias: Si se dan los requisitos, la jornada se puede ampliar hasta un 15% de las horas que fija el contrato. En la negociación colectiva, se puede ampliar el techo hasta el 30%…
La particularidad de estas “horas voluntarias” es la discrecionalidad que le da al empresario para manejar los horarios laborales, ya que no precisa de ningún tipo de aviso previo. Basta con que el mismo día le pida al empleado que se quede para hacer “horas voluntarias”. Aclara el decreto que la negativa del empleado no podrá ser motivo de sanción laboral. Pero eso es la teoría.
En este marco los jóvenes lo ven el panorama muy oscuro
Casi la mitad de los jóvenes españoles (48,6%) de entre 18 y 24 años aceptaría cualquier empleo, en cualquier lugar y con sueldo bajo, y el 61,7% considera muy probable tener que irse al extranjero para encontrar trabajo.
Así se desprende de un estudio realizado bajo el nombre «Crisis y contrato social: Los jóvenes en la sociedad del futuro».
Para este informe el 80%, convencido de que dependerá de su familia
Ante la falta de oportunidades, ocho de cada diez jóvenes están convencidos de que tendrán que depender económicamente de su familia, el 85% está dispuesto a trabajar «en lo que sea» y el 79,2% cree que tendrá que seguir estudiando. De hecho, siete de cada diez tienen la intención de retomar los estudios o ampliar su formación con el objetivo de conseguir un trabajo, y el 74% cree que el esfuerzo invertido en ello merece la pena.
Fuente: Voz Pópuli, La Vanguardia