Michael Faraday

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Michael Faraday nació en Newington, al sur de Londres, el 22 de septiembre de 1791, dos años después del comienzo de la Revolución Francesa.


Su padre era un herrador de caballos y su madre, hija de un granjero. Michael fue el tercero de los cuatro hijos que tuvieron. Nació después de que sus padres se mudaran a Newington, con el fin de mejorar su situación económica, cosa que nunca ocurrió.

La familia pertenecía a la Iglesia protestante, cuyas normas básicas de conducta eran el amor y un alto sentido de la comunidad, valores muy presentes en la vida de Faraday.  

En 1804, con la edad de trece años, abandonó sus estudios y empezó a trabajar como recadero de un librero. Con el tiempo ascendió a aprendiz de encuadernador. Este trabajo le dio la oportunidad de leer muchos libros, y desarrolló un gran interés por la ciencia y, sobre todo, por la electricidad.

Después de haber asistido a numerosas conferencias del químico inglés Humphry Davy, a la edad de veintiún años le envió a éste una muestra de las notas que él había tomado de sus conferencias. Nada más y nada menos que 386 páginas. Davy, impresionado por su trabajo, lo contrató como ayudante de laboratorio. Recibía veinticinco chelines por semana, un sueldo menor  que el de un encuadernador.

En 1813 Davy le invitó a hacer un gran viaje por Europa. La gira duró dos años y fue muy instructiva para él. Conoció a Volta y a  Ampère, entre otros. Este viaje le había ayudado a reforzar vínculos con eminentes científicos, pudiendo entrar en otra clase social, pero nunca sería tratado como tal. Después de regresar a Londres, Faraday se puso de inmediato a investigar y estudiar.

Su trabajo mas importante fue en el campo de la electricidad. Después de haber sido descubierto el fenómeno del electromagnetismo, en 1821, Faraday inventa el primer motor eléctrico a partir de lo que él denominaba «rotación electromagnética».

No obstante, su descubrimiento más importante fue la inducción electromagnética. Sus demostraciones establecieron que un campo magnético cambiante produce un campo eléctrico. Esta relación se expresó matemáticamente en la llamada «Ley de Faraday».
Gracias a su descubrimiento tenemos hoy generadores eléctricos, transformadores y demás aparatos con este funcionamiento.

No es menos conocido el efecto de la «jaula de Faraday» y su curiosa historia. Trabajando Faraday un día con electricidad estática, pensó que cuando un conductor eléctrico está cargado como las cargas del mismo signo se repelen, estas deberían distribuirse por el conductor de manera que estuviesen tan alejadas entre sí como fuera posible. Como demostración, Faraday se metió dentro de una jaula metálica y conectó cables de alta tensión a ella. ¿Qué creéis que pasó? Nada, porque las cargas eléctricas se disponen en la superficie exterior de la jaula, no en la interior, (de hecho el campo eléctrico interior es nulo), es decir, la superficie exterior actúa como una pantalla y los cuerpos que contiene se ven aislados de la acción de los campos eléctricos externos. Algunos teléfonos móviles funcionen mal en edificios con estructura de rejilla de metal y en automóviles, ya que actúan como una jaula de Faraday.

A pesar de ser más conocido como físico que como químico, también realizó importantes contribuciones en el mundo de la química. En esta disciplina descubrió compuestos como el benceno y las leyes de la electrólisis. Los términos ánodo, cátodo, electrodo e ion fueron popularizados por él.

Después de su matrimonio con Sarah Bernard en 1821, entró en la Royal Society, una de las más antiguas sociedades científicas de Europa, y en 1825 ocupa el antiguo puesto de Davy como director de la Royal Institution. Dos años más tarde comienza a dar «conferencias de Navidad» para niños en la Royal Institution, y basándose en estas conferencias, publicó en 1861 su obra más conocida, Historia química de una vela.

Después de una vida llena de descubrimientos e invenciones, muere tranquilamente sentado en su sillón en Hampton Court el 25 de agosto de 1867.

Faraday es especialmente conocido por sus ingeniosos experimentos. Sin duda habría recibido varios Premios Nobel, pero éstos no empezaron a concederse hasta 1901. En su honor, la unidad de capacidad eléctrica empleada en el Sistema Internacional se denomina Faradio.

Y como la gran mayoría de los científicos, concebía el mundo natural con el que experimentaba como el resultado de la creación de Dios.