Cuando se roba a los empobrecidos más del 30%, no valen «cerosietes»

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El pasado día 2 de octubre se inauguró la Casa Cultura y Solidaridad de Oviedo. El acto estuvo presidido por el Arzobispo de Oviedo, D. Carlos Osoro. Julián Gómez del Castillo, militante desde hace más de 60 años, que centró su intervención en destacar el verdadero significado de la solidaridad, que dijo, citando a Juan Pablo II, «compartir hasta lo que necesito para vivir». Cuando se roba a los empobrecidos entre el 30 y el 40% de nuestra riqueza, no valen «cerosietes»; eso solo vale para tranquilizar nuestra conciencia y seguir robando.

El pasado día 2 de octubre se inauguró la Casa Cultura y Solidaridad de Oviedo, situada en el barrio de La Corredoria, en la calle Fuente la Braña, 3.

El acto estuvo presidido por el Arzobispo de Oviedo, D. Carlos Osoro y al mismo asistieron unas 100 personas, que llenaron completamente el local.

El acto de inauguración comenzó a las 7:00 de la tarde, con la presentación que hizo Belén Romón Labrador, en la que, tras dar la bienvenida a los asistentes, destacó que la Casa nace como heredera de toda la historia de los empobrecidos, del movimiento obrero, que crearon casas como esa como herramienta imprescindible para su liberación y recordando que hoy el mundo sigue dividido en enriquecidos y empobrecidos, y que es imprescindible la lucha para cambiarlo. Seguidamente dio la palabra a D. Carlos Osoro, «que como cabeza de la Iglesia en Asturias es nuestro vínculo imprescindible con la Iglesia Universal».

D. Carlos Osoro comenzó dando las gracias por la invitación y recordando, a raíz de una foto suya que había en la pared, a D. Benigno Ortiz, militante y padre de familia de Cantabria con el que trabajó recién ordenado sacerdote en Torrelavega. Procedió después a la bendición del local.

Tomó la palabra después Julián Gómez del Castillo, militante desde hace más de 60 años, que centró su intervención en destacar el verdadero significado de la solidaridad, que dijo, citando a Juan Pablo II, «compartir hasta lo que necesito para vivir». Cuando se roba a los empobrecidos entre el 30 y el 40% de nuestra riqueza, no valen «cerosietes»; eso solo vale para tranquilizar nuestra conciencia y seguir robando.

Cerraron el acto José Luís González, sacerdote misionero asturiano en Guatemala y su hermana María de los Ángeles que cantaron varias canciones de Iberoamérica.