Durante el 2013 hasta el 2014, se han llevado a cabo en India más de 4 millones de esterilizaciones forzadas, la mayoría eliminando las trompas a las mujeres. El que 16 mujeres muriesen en el estado de Bilaspur, después de haberles extirpado las trompas para esterilizarlas, ha suscitado un gran escándalo público en India.
Dichas muertes están relacionadas con las deficientes condiciones sanitarias en las que, en ocasiones, se realizan estas intervenciones. Así, se ha hecho público que un solo cirujano esterilizó a 83 mujeres en pocas horas, en un medio quirúrgico carente de las más elementales normas de higiene y sanitarias.
La causa exacta de las muertes de estas mujeres se desconoce porque no existen datos post-morten de las fallecidas, ni las historias clínicas de las que sobrevivieron.
Por otro lado, las autoridades sanitarias locales detectaron que se habían administrado antibióticos adulterados después de las intervenciones quirúrgicas, lo que pudo favorecer el fallecimiento de las pacientes.
Las campañas de esterilizaciones forzadas masivas en India están promovidas para intentar frenar el crecimiento demográfico en el país, lo que ha hecho que los índices de fertilidad hayan bajado de 3.6 en 1991 a 2.4 en 2012, aunque hay una amplia variación entre los diferentes estados, así el de Bihar tiene un índice de fertilidad de 3.5 % (The Lancet 384; e68-e69, 2014).
Indudablemente parece razonable promover políticas que regulen la fertilidad en países de gran densidad demográfica, pero estas políticas deben ser acordes con la libertad y dignidad personal, nunca mutilaciones forzadas que además se realizan sin normas sanitarias estrictas lo que tienen objetivos problemas éticos.