En un país azotado por la violencia de la secta Boko Haram, se van a celebrar unas elecciones este año en Nigeria. El petróleo supone el 90% de los ingresos del estado. La incertidumbre sobre lo que pueda pasar en el país más poblado de África es máxima.
En teoría, la República Federal de Nigeria está formada por 36 estados federales y un distrito federal, que ocupan un espacio geográfico de 923.000 kilómetros cuadrados (casi dos veces España). Con 174 millones de habitantes, es el país más poblado de África. Rico en materias primas y fuentes de energía –es el mayor productor de petróleo de África– se convierte en una «potencia regional» desde el punto de vista económico. Así la percibimos desde Occidente, pero…
Ante el fuerte despliegue militar en el noreste, donde Boko Haram concentra sus ataques, y por quedar el resto del territorio al descubierto, la Comisión Electoral Nacional informó en días pasados de que la cita electoral pasaría del 14 de febrero al 28 de marzo. Era la guinda al ambiente de inestabilidad que gobierna las calles durante la campaña entre el actual presidente nigeriano, Goodluck Jonathan, de 57 años, y el aspirante de la coalición opositora, el general y expresidente Muhammadu Buhari, de 72 años.
Porque ambos contendientes han dejado claro que respetarán el resultado de las urnas, aunque a nadie se le escapa que la violencia vuela sobre los comicios. Durante las elecciones de 2011, las menos sangrientas de la democracia —alcanzada en 1999—, murieron un millar de personas. Tras el anuncio de la Comisión Electoral, decenas de seguidores de Buhari, que ya ocupó el poder en dictadura entre 1983 y 1985, se manifestaron en señal de protesta.
El analista nigeriano Max Siollun, uno de los mayores conocedores de la historia militar del país, relaciona en un artículo en Foreign Policy el recelo estadounidense no sólo en el destino de las armas —muchos arsenales han caído en manos de la milicia— sino también en la necesidad de Washington de comprar petróleo nigeriano. En 2006, EE UU llegó a adquirir incluso más de un millón de barriles al día. Ahora que la industria norteamericana produce mucho y más barato, las compras se han llegado a reducir en casi un 100%.
La caída del precio del crudo —supone el 90% de los ingresos del Estado nigeriano y un 75% de las exportaciones, si bien el sector petrolero está amenazado fuertemente por la corrupción— representa el segundo frente en la carrera presidencial entre Jonathan y Buhari. Según las proyecciones del FMI, el motor económico nigeriano, uno de los más sanos del continente en los últimos 15 años, ha frenado su marcha por el abaratamiento del petróleo y, de un crecimiento del 7% previsto para 2015, pasará al 5%.
Nigeria es la mayor economía del continente (371.486 millones de euros, superando a Sudáfrica), la llamada «Nueva China» es el segundo país en consumo de champán después de Francia (unas minorías de ciudadanos enriquecidos descorchan espumosos por valor de 50 millones de dólares anuales) pero el 90% de su población es pobre y el 70% extremadamente pobre, es decir, que sobrevive con menos de un dólar al día. Nigeria es un país sin enemigos externos, pero los tiene dentro…
Autor: Luis Antúnez