Niños marchan contra el hambre y la explotación infantil en Argentina

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El propósito de esta marcha, del Movimiento Nacional de los Chicos del Pueblo, de la que participaron 300 niños, de entre 6 y 16 años, y un centenar de educadores, ha sido muy claro: denunciar el hambre en el país -el lema era: «El hambre es un crimen en la Argentina».- muchos conciudadanos parecen haber tomado conciencia del problema del hambre gracias a la presencia de estos chicos, que han sido niños de la calle…

Lunes 11 de julio de 2005
Fuentes:La Nación,Diario Colatino

La Marcha por la Vida, en la que participan más de 300 niños argentinos por la erradicación del hambre y el desempleo de los adultos culminó en la Plaza de Mayo, frente a la Casa Rosada. Esta marcha la promueve el Movimiento Nacional de los Chicos del Pueblo, de la que participaron 300 niños, de entre 6 y 16 años, y un centenar de educadores. Los integrantes habían partido el 20 del mes último desde Tucumán -ésta es la tercera marcha que se hace; las dos anteriores habían salido de Misiones y La Quiaca- y recorrieron 4500 kilómetros en once días, durante los cuales atravesaron siete provincias más: La Rioja, Catamarca, Córdoba, Santa Fe, Corrientes, Entre Ríos y Buenos Aires.

El propósito de esta marcha, como en las dos ocasiones anteriores, ha sido muy claro: denunciar el hambre en el país -el lema era: «El hambre es un crimen en la Argentina»-, donde unos nueve millones de menores viven en la pobreza.

La iniciativa está organizada por el Movimiento Nacional de los Chicos del Pueblo, una red de más de 300 organizaciones sociales que se dedica a atender a niños en riesgo en hogares y comedores propios.

La marcha cuenta con el apoyo de Unicef, Central de Trabajadores Argentinos (CTA), Confederación de Trabajadores de la Educación (Ctera), Suteba, Central de docentes universitarios, Corriente (sindical) Clasista y Combativa, Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora, Roberto Fontanarrosa y Osvaldo Bayer, entre otros.

Varias son las conclusiones que arroja esta marcha. La primera, en la experiencia de los organizadores, es el hecho de que muchos conciudadanos parecen haber tomado conciencia del problema del hambre gracias a la presencia de estos chicos, que han sido niños de la calle y que ahora pueden traspasar su ejemplo a otros niños y adultos; concretamente, a aquellos que durante el largo trayecto salieron de sus casas o dejaron sus actividades para acompañarlos con cartas, regalos e incluso ropas de abrigo y mantas para el frío.

Lamentablemente, poco se puede decir del eco que este hecho tuvo en el nivel gubernamental. Ese viernes no hubo ningún funcionario ni en el Congreso ni en la Casa Rosada para recibir a quienes habían recorrido 4500 kilómetros con su mensaje lleno de urgencias: «No nos saquen la alegría», «construyamos con ternura», «protejan nuestras vidas», decían las pancartas que los chicos mostraban en la Plaza de Mayo.

Pero, como siempre, las estadísticas se encargan de reforzar el sentido de la marcha. En Tucumán, solamente, más de la mitad de los niños están excluidos del sistema escolar; el arzobispo de San Miguel de Tucumán, Luis Villalba, fue concluyente: el 52 por ciento de los niños tucumanos ya no concurren a las escuelas. Y el 70,6 por ciento de los chicos menores de catorce años son pobres en la provincia que fue cuna de la independencia argentina.

Sabemos que desdichadamente estas cifras no son la excepción. Con variantes, se repiten en muchos lugares de la Argentina. En La Rioja, por ejemplo, un 15 por ciento de los menores sufre del mal de Chagas, y 54 de cada cien chicas y chicos no llegan a satisfacer sus necesidades básicas.

Desde estas páginas hemos sostenido repetidas veces que el hambre de los argentinos no puede esperar. Sobre todo, aquella que aqueja a los más pequeños. Por eso resulta casi incomprensible que un mensaje tan contundente como el que expresaron estos chicos, que recorrieron buena parte del país y lograron despertar tantas adhesiones a su paso, no haya querido ser escuchado por sus gobernantes y por quienes son sus representantes.

La columna principal partió desde un barrio periférico de San Miguel de Tucumán, con la consigna «Proteger a la infancia, en vez de protegerse de ella» y concluirá en la emblemática Plaza de Mayo. Los niños reclamarán al gobierno nacional la implementación de un seguro universal de 200 pesos (unos 70 dólares) para cada menor entre 0 y 12 años, sin que esto dependa del estado laboral que registren sus padres.

Nadia, de 12, también integró la caravana desde Tucumán y le dijo a Télam que en las provincias del norte -los niños estuvieron en Tucumán, Catamarca, La Rioja, Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos, Corrientes y Provincia de Buenos Aires-, «hay muchos chicos descalzos».

«Yo vi nenes descalzos, sin zapatillas, y vi que hay muchos que tienen hambre y nosotros marchamos para que los chicos puedan comer y no revuelvan la basura», dijo.
Es la tercera vez desde el 2001 hasta hoy, que el Movimiento Nacional de los Chicos del Pueblo marcha a Plaza de Mayo para reclamar la efectivización de los derechos del niño, empleo para los adultos y la erradicación de la pobreza y del hambre.

El líder de la Central de los Trabajadores Argentinos (CTA), Víctor De Gennaro, se congratuló de acompañar la movilización junto a otras organizaciones sociales. «Es un verdadero honor participar, porque estos pibes son un ejemplo de cómo se debe salir a pelear por la igualdad de nueve millones y medio de hermanos, menores de 18 años, que viven bajo la línea de pobreza», subrayó el sindicalista.

De Gennaro sostuvo que el lema elegido es una bofetada a la inmoralidad «de que en un país tan rico como Argentina no se pueda parar la muerte de 100 infantes diarios por desnutrición».

Por su parte, Alberto Morlachetti, creador del legendario hogar «Pelota de Trapo» y uno de los organizadores de la marcha, definió a esta iniciativa de “experiencia pedagógica”. “La marcha es una de las experiencias más socialmente significativas y pedagógicamente formidables. Un chico que hace una marcha, nunca vuelve al delito. Yo lo he vivido con los chicos”, afirmó Morlachetti.

No hay internas políticas ni disputas de poder que sean más importantes que el clamor de más de la mitad de la ciudadanía por alimentos, educación y salud. No es posible estar distraído ante esta realidad.

https://www.lanacion.com.ar/opinion/ninos-contra-el-hambre-nid720433