Campaña de promoción de la lectura social
Tras la celebración del día del migrante y refugiado, queremos recordar que hoy más de 70 millones de personas han sido obligadas a abandonar sus hogares en todo el mundo. Es la cifra más alta de la historia moderna.
En este momento, tenemos en la mirada imágenes del INFIERNO que viven muchos de estos migrantes y refugiados, y en el corazón un sentimiento de auténtica VERGÜENZA por la falta de una voluntad política que ponga la situación de los más débiles y necesitados en primer lugar.
En esta campaña de promoción de lectura social os dejamos unas bellas palabras del cantautor y poeta Rafael Amor. Una canción protesta, que tan bellamente cantaban Mercedes Sosa y Alberto Cortés.
A Rafael Amor siempre que daba un concierto le pedían esta canción. Y la presentaba con mucha tristeza y rabia, pues estaba vigente más de cuarenta años después de que la compuso.
Ahí va la letra:
No me llames extranjero, porque haya nacido lejos,
o porque tenga otro nombre la tierra de donde vengo.
No me llames extranjero, porque fue distinto el seno
o porque acunó mi infancia otro idioma de los cuentos.
No me llames extranjero si en el amor de una madre,
tuvimos la misma luz en el canto y en el beso,
con que nos sueñan iguales las madres contra su pecho.
No me llames extranjero, ni pienses de donde vengo,
mejor saber dónde vamos, adonde nos lleva el tiempo.
No me llames extranjero, porque tu pan y tu fuego,
calman mi hambre y frío, y me cobije tu techo
No me llames extranjero tu trigo es como mi trigo
tu mano como la mía, tu fuego como mi fuego
y el hambre no avisa nunca,
vive cambiando de dueño.
Y me llamas extranjero porque me trajo un camino,
porque nací en otro pueblo, porque conozco otros mares,
y zarpé un día de otro puerto, si siempre quedan iguales en el
adiós los pañuelos, y las pupilas borrosas de los que dejamos lejos.
Los amigos que nos nombran y son iguales los besos
y el amor de la que sueña con el día del regreso.
No me llames extranjero, traemos el mismo grito,
el mismo cansancio viejo que viene arrastrando el hombre
desde el fondo de los tiempos, cuando no existían fronteras,
antes que vinieran ellos, los que dividen y matan,
los que , los que mienten, los que venden nuestros sueños,
los que inventaron un día, esta palabra, extranjero.
No me llames extranjero que es una palabra triste,
es una palabra helada huele a olvido y a destierro
No me llames extranjero mira tu niño y el mío
como corren de la mano hasta el final del sendero.
No me llames extranjero ellos no saben de idiomas
de límites ni banderas, míralos se van al cielo
por una risa paloma que los reúne en el vuelo.
No me llames extranjero piensa en tu hermano y el mío
el cuerpo lleno de balas besando de muerte el suelo
ellos no eran extranjeros se conocían de siempre
por la libertad eterna e igual de libres murieron.
No me llames extranjero, mírame bien a los ojos,
mucho más allá del odio, del egoísmo y el miedo,
y verás que soy un hombre,
no puedo ser extranjero.
Una vez más, exigimos una defensa honrada de los verdaderos derechos humanos, siendo el primero de ellos, el derecho a la vida, también de los que son expulsados de sus países por el hambre, la violencia, la guerra y el paro estructural.