NOTA de la CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA ante las ELECCIONES GENERALES 2004

2489

Ante las próximas elecciones, la conciencia cristiana ha de estar especialmente atenta al modo en que aquellos a quienes demos nuestro voto intentarán resolver cuestiones como las siguientes: La tutela efectiva del derecho a la vida de cada ser humano desde su concepción hasta su muerte… El apoyo claro y decidido a la familia, fundada en la unión indisoluble de vida y amor de una mujer y un varón, es decir, en el verdadero matrimonio… El fomento de la calidad educativa en todos los centros de enseñanza y la garantía efectiva del derecho de los padres a elegir la educación que desean para sus hijos… Políticas sociales y económicas respetuosas y promotoras de la dignidad de las personas… que propicien el trabajo para todos y la justa distribución de las rentas; que presten especial atención a los más desfavorecidos, como los inmigrantes, los ancianos y los enfermos; que atiendan a la necesaria solidaridad de nuestro país con los pueblos subdesarrollados… Soluciones a los retos de convivencia en el mundo actual guiadas por la búsqueda sincera de la paz y basadas en el respeto al derecho, nacional e internacional, y en el consecuente rechazo incondicional del terrorismo, así como en la promoción de la comprensión y de la solidaridad entre las culturas y los pueblos…



VOTAR, ES UN DERECHO Y UN DEBER

Nota de la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Española
ante las Elecciones Generales del 14 de Marzo de 2004
Madrid, 18 de Marzo de 2004




Votar en las elecciones es un derecho que ejercer y un deber que cumplir de modo responsable. Se trata de algo tan importante como encomendar el buen gobierno del país a legisladores y gobernantes que habrán de organizar y promover el bien común, es decir, unas condiciones políticas, sociales y económicas que hagan posible el desarrollo de la vida de las personas de manera acorde con la dignidad de cada una de ellas. La paz social es un elemento esencial del bien común. Con nuestro voto, los ciudadanos contribuimos de manera decisiva a la consecución de estos objetivos trascendentales.
Votar es un derecho. Nos congratulamos de que el ejercicio del mismo se haya consolidado ya, junto con el Estado de derecho amparado por la Constitución. Hemos de ejercer este derecho con lucidez y ponderando con sentido crítico las propuestas y las promesas. Habremos de esforzarnos por conocer la verdad de las personas y de los programas, con su real sentido político e ideológico. Los candidatos y los medios de comunicación tienen la obligación moral de facilitar a los votantes el conocimiento de la verdad de los programas y de los propósitos de los diversos partidos.

Votar es un deber. Es comprensible que algunos se sientan inclinados a abstenerse de emitir su voto, cuando comprueban que ningún partido ofrece el programa que ellos desearían. Aunque ninguna de las ofertas políticas sea tampoco plenamente conforme con el ideal evangélico, ni siquiera con el ideal racional de un orden social cabalmente justo, sin embargo, unas lo son más y otras lo son menos. Es necesario hacer un esfuerzo y optar por el bien posible.

Votar es un ejercicio de la caridad y de la solidaridad. Todos han de contribuir con su voto al bien común. Los cristianos sabemos que esta contribución la debemos a nuestra patria en virtud de la caridad, es decir, del amor que viene de Dios y nos impele a buscar el bien de todos y cada uno de nuestros prójimos, aun a costa de algunos posibles sacrificios personales (véase el Catecismo de la Iglesia Católica, números 2239 y 2240).

Ante las próximas elecciones, la conciencia cristiana ha de estar especialmente atenta al modo en que aquellos a quienes demos nuestro voto intentarán resolver cuestiones como las siguientes.

  1. La tutela efectiva del derecho a la vida de cada ser humano desde su concepción hasta su muerte. La producción de embriones humanos y, en particular, su destinación premeditada a la investigación que los mata; el aborto procurado, en cualquiera de sus formas, y la eutanasia, son atentados contra el derecho a la vida que dañan gravemente el bien común y que deben ser justamente prevenidos por las leyes. Declarar que tales acciones serían supuestos derechos civiles, significa llamar bueno a lo que es malo y es situarse en abierta contradicción con el derecho fundamental a la vida.
  2. El apoyo claro y decidido a la familia, fundada en la unión indisoluble de vida y amor de una mujer y un varón, es decir, en el verdadero matrimonio. Un apoyo que habrá de expresarse en la facilitación del acceso a la vivienda, en particular a los jóvenes; en el reconocimiento – incluso económico – del trabajo doméstico; en los beneficios fiscales, y de otro orden, con atención específica a las familias numerosas; en una legislación civil que no distorsione la verdadera identidad de la familia y del matrimonio, sino que la robustezca y que favorezca su estabilidad y su convivencia armónica.
  3. El fomento de la calidad educativa en todos los centros de enseñanza y la garantía efectiva del derecho de los padres a elegir la educación que desean para sus hijos; garantía que exige un apoyo justo a los centros de iniciativa social y la regulación satisfactoria de la enseñanza religiosa escolar.
  4. Políticas sociales y económicas respetuosas y promotoras de la dignidad de las personas, que favorezcan la libre iniciativa social, en la economía y en la cultura; que propicien el trabajo para todos y la justa distribución de las rentas; que presten especial atención a los más desfavorecidos, como los inmigrantes, los ancianos y los enfermos; que atiendan a la necesaria solidaridad de nuestro país con los pueblos subdesarrollados o en vías de desarrollo.
  5. Soluciones a los retos de convivencia en el mundo actual guiadas por la búsqueda sincera de la paz y basadas en el respeto al derecho, nacional e internacional, y en el consecuente rechazo incondicional del terrorismo, así como en la promoción de la comprensión y de la solidaridad entre las culturas y los pueblos, especialmente, entre los diversos pueblos de España.

Pidamos al Señor y a su Madre Santísima que ilumine a quienes vamos a votar para que lo hagamos de manera verdaderamente libre y responsable




NOTA DE LA COMISIÓN PERMANENTE DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA ANTE LAS ELECCIONES GENERALES DEL 2000

Madrid, 17 de febrero de 2000


El 12 de marzo se celebrarán en España elecciones generales. La periódica llamada a las urnas para que elijamos a nuestros gobernantes en cualquiera de los niveles de la Administración es ya una costumbre firmemente asentada en nuestra sociedad democrática. Es éste uno de los momentos más importantes de participación responsable de los ciudadanos en el gobierno de los pueblos y en la gestión pública. Por lo cual, votar en las elecciones no es sólo un derecho civil y constitucional, sino también una obligación de la que sólo por razones graves puede uno sentirse dispensado.

El voto debe ser decidido con responsabilidad y depositado en libertad. No basta, sin embargo, votar libremente, sino desde la conciencia rectamente formada. Esto nos obliga a los Obispos, como Pastores de la Iglesia, a cumplir con la misión de iluminar la conciencia moral de los católicos y de quienes quieran escucharnos.

La primera condición para que el voto sea depositado en libertad es la buena información a los ciudadanos. Las campañas descalificadoras e insultantes no ayudan a conocer los programas electorales. Por eso invitamos a los candidatos y a los partidos políticos a que expongan sus propuestas con honradez y de forma positiva. Invitamos también a los medios de comunicación a que informen veraz y objetivamente y a los electores a que se esfuercen en conocer, no sólo el programa electoral, sino también las opciones de fondo de los partidos que reclaman su voto.

A la hora de juzgar los programas, no podemos pretender que resuelvan inmediatamente todos los problemas que la sociedad tiene planteados, pero sí podemos y debemos pedirles que hagan propuestas para avanzar en su resolución y corrijan aquellos que se han resuelto incorrectamente. Somos conscientes de que una misma fe cristiana puede conducir a compromisos políticos diferentes y que en algunas cuestiones, una propuesta electoral es una opción entre otras igualmente lícitas y legítimas (Carta Apostólica «Octogesima adveniens», 50). En otras ocasiones, afectan directamente a bienes morales que son irrenunciables. En caso de conflicto, habrá que optar por el bien posible.

Para votar en coherencia con la propia fe, se deberá valorar quién promueve y defiende eficazmente los derechos fundamentales de la persona: el derecho a la vida, a la educación, al trabajo, a la vivienda, a la sanidad, a la información veraz y plural, sin olvidar el respeto a las legítimas opiniones y creencias y a los derechos de las minorías étnicas y religiosas.

Ante las próximas elecciones, queremos subrayar algunos asuntos de especial relevancia:


  1. Respeto sin fisuras a la vida, desde su inicio a su fin natural. El aborto en cualquiera de sus formas y la eutanasia no pueden ser defendidos en conciencia.

  2. Apoyo claro y decidido a la familia fundada en el verdadero matrimonio, monogámico y estable, respondiendo a sus necesidades con servicios que garanticen sus derechos: vivienda digna, reconocimiento del trabajo del ama de casa, ayuda a las madres que trabajan fuera del hogar, beneficios fiscales a las familias numerosas, etc.

  3. Apoyo a la calidad de la enseñanza y garantía efectiva del derecho de los padres a escoger el modelo de educación integral que desean para sus hijos, lo cual exige un apoyo equitativo a los centros de iniciativa social y una regulación satisfactoria de la enseñanza religiosa escolar.

  4. Promoción de una cultura dignificadora de la persona y respetuosa con los valores morales y las creencias religiosas, base del verdadero progreso.

  5. Aplicación de políticas que favorezcan la libre iniciativa social, el trabajo para todos, la justa distribución de las rentas y la moralidad en la vida económica, con una especial atención a los más desfavorecidos de la sociedad: pobres, inmigrantes, ancianos y enfermos que viven solos, etc. En este campo no podemos olvidar las obligaciones de nuestro país con los pueblos subdesarrollados o en vías de desarrollo, pues la solidaridad internacional es una exigencia del orden moral.

  6. Búsqueda sincera de la paz y de la reconciliación y condena de la violencia y del terrorismo.


Pedimos al Señor y a su Santísima Madre que nos iluminen a todos para que nuestro voto sea responsable y libre y las elecciones que se anuncian contribuyan a la paz y el bien común de nuestro pueblo.


EJEMPLO DE MANIPULACIÓN DE ESTE INFORME


El periódico de mayor tirada en España: EL DIARIO EL PAIS,decía:

Los obispos, contra los partidos que apoyen el aborto o la clonación

La Conferencia Episcopal insta a respaldar electoralmente «el verdadero matrimonio»

Por MIGUEL BAYÓN – Madrid
EL PAÍS | España – 19-02-2004

Los obispos instaron ayer a los ciudadanos a votar el próximo 14 de marzo a los partidos que intenten «resolver cuestiones» como la clonación terapéutica, el aborto, la eutanasia (que calificaron de «atentados contra el derecho a la vida») o el divorcio, y que apoyen a la familia y «el verdadero matrimonio», así como «la reglación satisfactoria de la enseñanza religiosa escolar». Es decir, pidieron el voto contra los partidos políticos que no se ajusten a esos planteamientos.

La Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Española emitió una nota sobre las elecciones generales -leída por el secretario general, Juan Antonio Martínez Camino- en buena parte clonada de la postura que los obispos expresaron en la convocatoria de 2000. Ayer como entonces apelaron a «optar por el bien posible», dejando claro que «ninguna de las ofertas políticas» es «plenamente conforme con el ideal evangélico».

Sin embargo, mientras en 2000 la Conferencia Episcopal dijo que «un católico no puede votar a un partido que propugne la violencia o la muerte», incluyendo ahí el aborto o la píldora RU-486, ahora invitan a «la conciencia cristiana» a «estar especialmente atenta» contra esos «atentados». Los obispos respaldan a quienes velen por «la tutela efectiva del derecho a la vida de cada ser humano desde su concepción hasta su muerte». «Declarar que tales acciones serían supuestos derechos civiles», dicen, «significa llamar bueno a lo que es malo».

Además, piden «el apoyo claro y decidido a la familia, fundada en la unión indisoluble de vida y amor de una mujer y un varón, es decir, en el verdadero matrimonio». Solicitan facilitar «el acceso a la vivienda».

La nota episcopal reclama asimismo «la garantía efectiva del derecho de los padres a elegir la educación que desean para sus hijos, garantía que», esgrimen, «exige un apoyo justo a los centros de iniciativa social y la regulación satisfactoria de la enseñanza religiosa escolar».


Los obispos piden el voto para los partidos que rechazan el terrorismo de forma clara

Fuente: La Razón 19-2-2004

Creen que el aborto y la eutanasia deben tenerse también en cuenta en las urnas

Un católico debe votar en las proximas elecciones generales que tendrán lugar el próximo 14 de marzo «con lucidez y ponderando con sentido crítico las propuestas y las promesas de los partidos». Así se expresaron ayer los 22 obispos de la Comisión Permanente (uno de los órganos de la Conferencia Episcopal Española) en una nota titulada «Votar es un derecho y un deber» que «aunque ninguna de las opfertas políticas sea plenamente conforme con el idela evangélico», pide que se opte «por el bien posible».

Los prelados españoles sugieren a los fieles que hagan «un esfuerzo» y que no se abstengan en su derecho a acudir a las urnas. «Es comprensible que algunos se sientan inclinados a abstenerse de emitir su voto, cuando comprueban que ningún partido ofrece el programa que ellos desearían», observan. Sin embargo, «aunque ninguna de las ofertas políticas sea tampoco plenamente conforme con el ideal evangélico, ni siquiera con el ideal racional de un orden social cabalmente justo, unas lo son más y otras lo son menos», constatan los miembros de la Permanente. Por eso piden «hacer un esfuerzo y optar por el bien posible».

Partidos idóneos

Los obispos no señalan explícitamente a ningún partido político como el idóneo, pero sí establecen una serie de criterios hacia los que «la conciencia cristiana ha de estar especialmente atenta». En primer lugar, y como suele ser habitual por parte de los obispos antes de las elecciones, figura «la tutela efectiva del derecho a la vida de cada ser humano desde su concepción hasta su muerte». Quienes apoyan «la producción de embriones humanos», el aborto y la eutanasia no deberían recibir la confianza de los católicos.

Los prelados también se refieren a la unidad de España. Los partidos comprometidos con «la promoción de la comprensión y de la solidaridad entre las culturas y los pueblos, especialmente, entre los de España» y que busquen «soluciones a los retos de convivencia en el mundo actual guiadas por la búsqueda sincera de la paz y basadas en el respeto al derecho y en el consecuente rechazo incondicional del terrorismo», cuentan con el apoyo de los prelados. Otro criterio en clave católica es el «apoyo claro y decidido a la familia, fundada en la unión indisoluble de vida y amor de una mujer y un varón, es decir, en el verdadero matrimonio», otro de los puntos que habitualmente ha venido defendiendo la Iglesia.

Políticas sociales

En este asunto los obispos innovan al pedir que se considere positivamente a los partidos que «faciliten el reconocimiento incluso económico del trabajo doméstico». La atención a las familias numerosas y «la facilitación del acceso a la vivienda, en particular a los jóvenes» son otros puntos a valorar por los católicos.

«El fomento de la calidad educativa en todos los centros de enseñanza y la garantía efectiva del derecho de los padres a elegir la educación que desean para sus hijos» es el tercer criterio que enumeran los prelados en su nota, haciendo especial hincapié en «la regulación satisfactoria de la enseñanza religiosa escolar». «Políticas sociales y económicas» que tengan en consideración a «los más desfavorecidos, como los inmigrantes, los ancianos y los enfermos» debe ser otra de las áreas que se vean reflejadas en un programa electoral.


Los obispos piden el voto para los partidos que «defienden la vida»

Fuente: LA VANGUARDIA 19-2-2004

La Conferencia Episcopal sólo espera la «desaparición total» de ETA
Ante el comunicado de tregua de ETA, la Conferencia Episcopal se limitó a expresar ayer su deseo de que la banda terrorista desaparezca por completo. Los obispos españoles llamaron, en un documento sobre las próximas elecciones, a votar a aquellos partidos que defienden «el derecho a la vida» en todos sus ámbitos.

El secretario de la Conferencia Episcopal, Juan Antonio Martínez Camino, expresó ayer su deseo de que ETA desaparezca cuanto antes, después de conocer el anuncio de tregua de la banda terrorista. «La única noticia que espera de ETA la Conferencia Episcopal Española es su desaparición. Las demás noticias de ETA sólo interesan en cuanto conduzcan a su pronta y rápida desaparición», remarcó ante la insistencia de los periodistas, después de la lectura de una nota de la comisión permanente ante las elecciones del 14-M.

Martínez Camino hizo referencia más tarde al último punto de dicha nota, en la que insta a los católicos a votar a formaciones que defiendan, entre otras cuestiones, «soluciones a los retos de convivencia», fundamentadas «en el respeto al derecho, nacional e internacional, y en el consecuente rechazo incondicional al terrorismo». En dicho apartado, la Conferencia Episcopal propone también «la promoción de la comprensión y de la solidaridad entre las culturas y los pueblos, especialmente, entre los diversos pueblos de España». El portavoz de los obispos dijo que los ciudadanos deben ser vigilantes para que «aquellos a quienes vamos a votar realmente manifiestan en sus programas y en sus intenciones y en su trayectoria política un consecuente rechazo incondicional del terrorismo».

Martínez Camino recordó que en la instrucción pastoral de la Conferencia Episcopal sobre el terrorismo, de noviembre del 2002, «afirmamos que ETA y otras organizaciones terroristas son intrínsecamente perversas».

La Conferencia Episcopal afirma en la nota sobre las elecciones que votar «es un ejercicio de la caridad y de la solidaridad», con la que se contribuye al bien común. Recomienda que, a la hora de votar, pese la posición de los partidos políticos con respecto a «la tutela efectiva del derecho de la vida de cada ser humano desde su concepción hasta su muerte». Por ello, pide el voto para aquellos que se oponen a los experimentos con embriones humanos, el aborto y la eutanasia. Los obispos españoles también piden a los ciudadanos el respaldo para los que apoyan la familia –como «unión indisoluble de vida y amor de un mujer y un hombre»–, la garantía del derecho de los padres a elegir la educación que deseen y la introducción de políticas sociales y económicas, «respetuosas y promotoras de la dignidad de las personas, que favorezcan la libre iniciativa social, en la economía y en la cultura».

El texto precisa que, aunque ninguna de las ofertas políticas sea plenamente conforme con «el ideal evangélico», «unas lo son más y otras lo son menos». Por ello, señala la necesidad de «hacer un esfuerzo y optar por el bien posible».