Un dictador, Jammeh, que gobernaba Gambia desde hace 22 años se va al exilio. Es un esfuerzo colectivo, con implicaciones institucionales y de experiencias cercanas a este pequeño país que mira hacia el atlántico
Y es que el pasado 9 de diciembre de 2016, el mismo día que Jammeh anunció que “cambiaba de idea” y no reconocía los resultados de unas elecciones que había perdido una semana antes, la tensión y la posibilidad de una escalada armada estaba servida.
Después de 22 años parecía imposible que Yahya Jammeh cediera el poder de manera pacífica, pero una delicada combinación de intensa diplomacia bastó para que, sin disparar un solo tiro, el régimen colapsara. Algo difícil y complicado en la historia reciente de África. Pero no hemos de valorar solo la influencia diplomática y el ejercicio de control de las fuerzas de la Unión de Estados Africanos.
La reacción internacional fue unánime: ni un solo país u organismo internacional dio pábulo a Jammeh y todos cerraron filas en torno al presidente electo, el opositor Adama Barrow. Jammeh, dejó finalmente el país para exiliarse en Guinea Ecuatorial.
Ante una democracia amenazada los presidentes de países del entorno, como Liberia y Senegal entre otros, apoyaron el proceso democrático.
En este sentido cabe señalar la influencia tenida por parte de la experiencia de No Violencia protagonizada por mujeres en Liberia, que promocionada desde abajo, ha sido una buena mancha de aceite para la región, y sigue pesando en las decisiones del gobierno de la misma Liberia y su acción exterior. (publicado en solidaridad.net)
Las fuerzas de la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental (Cedeao) seguían desplegadas en Gambia para garantizar la seguridad de los ciudadanos y del propio presidente…
Autor: Luis Antúnez