No son pocos los estudios sobre historia del apostolado obrero que menosprecian los primeros años de la HOAC. Los hechos dicen que esos años fueron especialmente fecundos por la presencia de conversos a Cristo que procedían de la militancia de izquierda.
Sin embargo los estudiosos actuales restan importancia a esos años a favor de lo que ocurrió años después. José Fernández Segura, en La participación de los católicos en el movimiento obrero de Barcelona viene a engrosar las mentiras de los intelectuales sobre aquella experiencia obrera y cristiana que fue la primera HOAC.
Dice (pg 61) que «fue a partir de las huelgas de 1962 cuando se hizo más visible la participación de los católicos en las luchas obreras». No es verdad. El periódico ¡TU! fue cerrado por el franquismo y llegó a la mesa del Consejo de ministros antes de 1950.
Dice que (pg 445) «Rovirosa (…) con un lenguaje retórico y rebuscado. (…) Más que insistir en el reparto de la riqueza, preconizaba el reparto de la austeridad. (…) Más cercano al socialismo utópico del siglo XIX que de la realidad social, económica y política de mediados del siglo XX». No es verdad. La ley de sociedades anónimas laborales es una ley cooperativa, liberadora, autogestionaria. Salió de la HOAC y la HOAC no lo ha publicado. Fue una ley verdaderamente socialista antes de 1950.
Dice este autor que Mosén Canamasas fue consiliario nacional y que Jordá sucedió a Rovirosa, que Malagón esta desde el principio… Nada es verdad. Desconoce la historia de la HOAC.
Dice (pg 469) que «la HOAC fue un movimiento tutelado desde la estructura clerical que tuvo una actitud paternalista y asistencial». No es verdad. Se critica el paternalismo por Rovirosa en el acto fundacional de la HOAC.
Dice (pg 471) que «prueba del carácter clerical de sus orígenes es la presencia de 213 seminaristas en la primera Semana Nacional». No es verdad. Fueron 213 «semanistas» (de «Semana»). Lo que pasa es que la historia oficial de la HOAC dice «seminaristas» por error de imprenta; esos «errores de imprenta» que no suele corregir Ediciones HOAC, pero eso es otra historia.
Lo dicho: los intelectuales no quieren reconocer el valor de aquella primera HOAC. Y la razón es muy simple. Eran radicalmente de izquierdas y radicalmente eclesiales. Y eso, los intelectuales «progres» no lo soportan. Retroprogres.
Eugenio Rodríguez, doctor en teología,
especialista en Guillermo Rovirosa.