Parabola de las muletas (B. Brecht). Los cuatro tipos de hombres. Solidaridad. Parabola de los Hambrientos (R. Tagore)

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Una selección de relatos , anécdotas, historias que quieren contribuir a aumentar el número de educadores militantes por una cultura solidaria. Visita nuestra sección de parábolas de vida y esperanza en esta web. Cientos de párobolas pensados para la escuela autogestionaria Iqbal Masih.




PARABOLA DE LAS MULETAS

Durante siete años no pude dar un paso. Día y noche caminaba con mis muletas… casi arrastrándo-me por el lodo de los mil caminos de la tierra.
Fui al gran médico y le conté mi caso.
– «¿Por qué llevas muletas?», me preguntó.
– – «Porque estoy tullido», le respondí.
– «No es extraño, me dijo el gran médico, prueba a caminar sin muletas. Son esos trastos los que te impi-den caminar. Deja esas muletas aunque tengas que caminar a cuatro patas». Y antes de que pudiera reac-cionar, el gran médico, riendo como un monstruo, arrancó las muletas de mis manos, y las rompió en mis espaldas. Y sin dejar de reír las arrojó al fuego.
Ahora estoy curado. Camino con normalidad. Me curó una carcajada y una voz que me dijo que tenía que romper mis muletas. Es verdad que tan sólo a veces, cuando veo en mi camino palos o algo que se asemeje a mis muletas, camino peor durante unas horas. Pero estoy contento a pesar de todo: he apren-dido que en la vida lo importante es romper tus mule-tas y ayudar a que otros también rompan las suyas.

(Sobre un poema de B. Brecht)


LOS CUATRO TIPOS DE HOMBRES

El maestro dijo al discípulo:
– «Existen cuatro tipos de personas:
El justo que habla: «Lo que es mío es mío; lo tuyo, tuyo».
El enamorado que exclama: «Lo que es mío es tuyo; lo tuyo es mío».
El egoísta que piensa: «Lo tuyo es mío; lo mío es mío».
El santo que actúa: «Lo que es mío es tuyo; lo tuyo, es tuyo»».

( Anónimo judío)


SOLIDARIDAD

Estaba un día Diógenes plantado en la esquina de una calle riendo como un loco.
– «¿De qué te ríes?», preguntó un transeunte.
– «De lo necio que es el comportamiento humano», respondió.
– «¿Ves esa piedra que hay en medio de la calle? Desde que llegué aquí esta mañana diez personas han tropezado con ella y la han maldecido, pero ninguna de ellas se ha tomado la molestia de retirarla para que no tropezaran otros con ella.»

(Popular)


PARABOLA DE LOS HAMBRIENTOS

«¿Quién de vosotros asumirá la responsabilidad de alimentar a los hambrientos», preguntó Buda a sus dis-cípulos cuando el hambre asolaba Shrvasti.
Ratnakar, el banquero, movió la cabeza diciendo:
– «Todas mis riquezas no bastarían para dar de comer a los hambrientos».
Jayasen, el general del Ejército real, respondió:
– «Estaría dispuesto a dar mi propia sangre, pero no tengo comida suficiente en mi casa».
Dharmapal, que poseía muchas hectáreas de tierra, dijo con un suspiro:
– «El demonio de la sequía ha absorvido la humedad de mis campos. No sé cómo pagar los impuestos».
Se levantó entonces Snpriya, la hija del mendigo. Hizo una reverencia a todos y dijo humildemente:
– «Seré yo quien dé de comer a los hambrientos».
– «¿Cómo?», gritaron todos sorprendidos. «¿Qué esperanzas puedes tener tú de cumplir esa promesa?..»
– – «Soy la más pobre de todos vosotros. Esta es precisamente mi fuerza. Tengo mi arcón y mi despensa en cada una de vuestras cada.

(R.Tagore)