Paradojas éticas: toros y prostitución.

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El Gobierno tripartito catalán ha anunciado la posibilidad de impedir en su territorio espectáculos taurinos y también ha anunciado, en este caso, con determinación, su propósito de regular la prostitución… … Paradojas de la ética, vale más ser toro en Cataluña.

El Gobierno tripartito catalán ha anunciado la posibilidad de impedir en su territorio espectáculos taurinos. Tal iniciativa parece estar inspirada, en el brutal y gratuito daño que se causan a los toros en tales rituales.

El tripartito catalán también ha anunciado, en este caso, con determinación, su propósito de regular la prostitución. Los motivos aducidos, en apariencia, son mejorar las condiciones de vida de los sujetos prostituidos dotándoles de un estatuto de derechos que les equipare a otros «trabajadores», aunque ya es de sobra conocido, por otras experiencias foráneas, que el afán recaudatorio del sector público está siempre alrededor de tales decisiones.

Ahora bien, la contraposición de ambas medidas resulta paradójica. Mientras los daños afligidos a los toros despiertan la sensibilidad del tripartito y la iniciativa anunciada tendría como efecto salvaguardarles de tales daños. El que las mujeres, – son el 99% de los sujetos prostituidos en el mundo- tengan que soportar, eso sí, a resguardo de la intemperie y en locales con bidé, la permanente y repetida intromisión de la intimidad corporal que representan las prácticas que se demandan en la prostitución (felatios, griegos, lluvia amarilla, beso negro, completos,) es percibida por el ejecutivo no sólo como una práctica saludable e inofensiva, sino que merece ser organizada, para mayor esparcimiento del mercado prostitucional.

En la prostitución las mujeres somos privadas sistemáticamente de nuestra humanidad, porque cada acto de sexo comercial representa nuestra conversión en mercancía. Somos ofertadas y exhibidas en el mercado por los proxenetas y adquiridas, como tales, en cada demanda del prostituidor de turno, mal llamados, clientes. Es una violencia extrema repetida una vez tras otra y una práctica que ratifica la prevalencia y supremacía del derecho masculino de acceder al cuerpo de las mujeres. A esta finalidad y a favorecer la expansión de la industria del sexo, sirve, en exclusiva, la regulación de la prostitución, o dicho de otra manera, regular la prostitución es un mecanismo más de legitimación de nuestra desigualdad.

Paradojas de la ética, vale más ser toro en Cataluña.

 

Soledad Granero Toledano.

Miembro Plataf. de Organiz de mujeres

por la abolición de la prostitución. Sevilla.

23 de abril de 2004.