CAMPAÑA POR LA PROMOCIÓN DE LECTURA SOCIAL
21 de Marzo: Día Mundial de la poesía
Queremos presentaros un libro que nos introduce en la lectura de la poesía socia.
(Poesía social. Amparo Gómez. Ediciones «Voz de los sin Voz». nº 171)
La poesía social como manifestación artística es un instrumento para transformar el mundo: la poesía es un «arma cargada de futuro» que diría Gabriel Celaya. Además de las siguientes reflexiones:
La poesía no es un fin en sí. La poesía es un instrumento, entre otros, para transformar el mundo.
La poesía no es neutral. Ningún hombre o mujer pueden ser hoy neutrales.
Estamos «obligados» a los otros. Y no solo porque hemos recibido un legado que nos trasciende, sino porque también el poeta siente como suya la palpitación de cuanto calla, y la hace ser -debe hacerla ser- diciéndola.
Esta es precisamente su misión. No expresarse a sí mismo, sino mantenerse fiel a esas voces que buscan en él la articulación y el verso, la expresión que les dé a luz».
Para salvar la poesía, como para salvar cuanto somos, lo que hay que transformar es la sociedad…Repitámoslo. Recémoslo: Nadie es nadie. Busquemos nuestra salvación en la obra común. Pesemos nuestra responsabilidad. Sintamos cómo al replegarnos nostros mismos nuestra inanidad nos angustia, y cómo al entregarnos , al ser para los otros y al participar a compás en la edificación general de futuro, el corazón se nos ensancha, el pulso nos trabaja, la vida canta y somos por fin, a todo voltaje, hombres enteros y verdaderos. Sálvémonos así, aquí, ahora mismo, en la acción que nos conjunta… Carguemos con el fardo y echémonos animosamente a los caminos matinales que ilumina la esperanza.
Os dejamos algunos versos (no hemos puesto la poesía completa) de poetas que metieron en nuestra alma el compromiso a través de la poesía:
Gabriel Celaya:
La poesía es un arma cargada de futuro
Poesía para el pobre, poesía necesaria
como el pan de cada día,
como el aire que exigimos trece veces por minuto,
para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica.
Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan
decir que somos quien somos,
nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.
Estamos tocando el fondo.
Maldigo la poesía concebida como un lujo
cultural por los neutrales
que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.
Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse.
Hago mías las faltas. Siento en mí a cuantos sufren
y canto respirando.
Canto, y canto, y cantando más allá de mis penas
personales, me ensancho.
Blas de Otero
Pido la paz y la palabra
Escribo
en defensa del reino
del hombre y su justicia. Pido
la paz
y la palabra. He dicho
«silencio»,
«sombra»,
«vacío»
etcétera.
Digo
«del hombre y su justicia»,
«océano pacífico»,
lo que me dejan.
Pido
la paz y la palabra.
Miguel Hernández
Aceituneros
Andaluces de Jaén,
aceituneros altivos,
decidme en el alma: ¿quién
amamantó los olivos?
Vuestra sangre, vuestra vida,
no la del explotador
que se enriqueció en la herida
generosa del sudor.
No la del terrateniente
que os sepultó en la pobreza,
que os pisoteó la frente,
que os redujo la cabeza.
Nanas de la cebolla
En la cuna del hambre
mi niño estaba.
Con sangre de cebolla
se amamantaba.
Pero tu sangre,
escarchada de azúcar,
cebolla y hambre.
Una mujer morena,
resuelta en luna,
se derrama hilo a hilo
sobre la cuna.
Ríete, niño,
que te tragas la luna
cuando es preciso.
Niño Yuntero
Carne de yugo, ha nacido
más humillado que bello,
con el cuello perseguido
por el yugo para el cuello.
Nace, como la herramienta,
a los golpes destinado,
de una tierra descontenta
y un insatisfecho arado.
Entre estiércol puro y vivo
de vacas, trae a la vida
un alma color de olivo
vieja ya y encallecida.
Empieza a vivir, y empieza
a morir de punta a punta
levantando la corteza
de su madre con la yunta.
Empieza a sentir, y siente
la vida como una guerra
y a dar fatigosamente
en los huesos de la tierra.
Para la libertad
Para la libertad sangro, lucho, pervivo.
Para la libertad, mis ojos y mis manos,
como un árbol carnal, generoso y cautivo,
doy a los cirujanos.
Rafael Alberti
Te digo adiós, amor, y no estoy triste
Te digo adiós, amor, y no estoy triste.
Gracias, mi amor, por lo que ya me has dado,
un solo beso lento y prolongado
que se truncó en dolor cuando partiste.
No supiste entender, no comprendiste
que era un amor final, desesperado,
ni intentaste arrancarme de tu lado
cuando con duro corazón me heriste.
León Felipe
Romero solo
Sensibles a todo viento
y bajo todos los cielos,
poetas, nunca cantemos
la vida de un mismo pueblo
ni la flor de un solo huerto.
Que sean todos los pueblos
y todos los huertos nuestros.
Franco… tuya es la hacienda…
la casa, el caballo y la pistola…
Mía es la voz antigua de la tierra.
Tú te quedas con todo
y me dejas desnudo y errante por el mundo…
mas yo te dejo mudo… ¡mudo!…
¿Y cómo vas a recoger el trigo
y a alimentar el fuego
si yo me llevo la canción?
Miguel Labordeta
Mataos
Asesinaos si así lo deseáis,
exterminaos vosotros: los teorizantes de ambas cercas
que jamás asiríais un fusil de bravura,
pero dejad tranquilo a ese hombre tan bueno y tan vulgar
que con su mujer pasea en los económicos atardeceres.
Aplastaos, pero, vosotros,
los inquisitoriales azuzadores de la matanza,
los implacables dogmáticos de estrechez mentecata,
los monstruosos depositarios de la enorme Gran Estafa,
los opulentos energúmenos que en alza favorable de cotizaciones
preparáis la trituración de los sueños modestos
bajo un hacha de martirios inútiles.
NINGUNA MANIFESTACIÓN ARTÍSTICA ES NEUTRAL
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