Ha fallecido con 88 años Antonio Romón, el gran impulsor de ZYX (la más importante editorial obrera antifranquista) en Valladolid.
Antonio procedía de la JOC y entró en la HOAC en los años cincuenta a través de un Cursillo que recibió de don Tomás Malagón y Guillermo Rovirosa. Desde entonces Antonio y su mujer María Jesús iniciaron el plan de formación militante, el famoso Plan Cíclico, y formaron una familia militante cristiana.
Tras la primera gran crisis del apostolado laico en España, Antonio y María Jesús formaron parte del grupo fundador de la Editorial ZYX con Julián Gómez del Castillo, Luis Capilla, Jacinto Martín, Benigno Ortiz y otros militantes que se lanzaron por toda España a la audaz empresa de difundir libros de todas las ideologías en un momento en el que la censura y la persecución eran férreas. Lo que fue la gran editorial obrera durante el franquismo tuvo su origen en familias militantes como las de María Jesús y Antonio que no escatimaron tiempo, dinero y salud a la causa solidaria.
A María Jesús y Antonio les gustaba recordar la editorial ZYX como la editorial del servicio al pueblo. Guillermo Rovirosa fue el autor de su primer libro “¿De quién es la empresa?”. En su desarrollo se van creando diferentes colecciones, la serie roja, la serie verde, y luego los de economía, los de historia, colección de teología, etc. Aparecen libros de todas las tendencias, marxistas y anarquistas, y se publican libros históricos como la “Historia del Anarcosindicalismo español” de Juan Gómez Casas (futuro secretario general de la CNT), “los Monopolios en España” de Ramón Tamames (entonces en el PCE), “Proudhom y el cristianismo” de Henri de Lubac, etc, que eran recibidos con asombro y alegría en muchos sectores de la sociedad española, de la Iglesia, las organizaciones obreras clandestinas y con estupor por parte de las autoridades que vieron como amenaza esta editorial que resucitaba la cultura obrera tras la Guerra Civil.
Muchos decían que la Editorial ZYX era una creación del Partido Comunista. Otros, en cambio, que estaba subvencionada por los jesuitas. ¿Cómo explicarse entonces que hubiera 750 distribuidores en España? María Jesús y Antonio siempre respondían que la Editorial salió adelante con militantes que pagaban y no cobraban. Hubo ocasiones en los que los libros eran censurados tras su publicación. Entonces había que venderlos en tiempo record. Si era un libro de 50 o menos páginas, había 24 horas para repartirlo, y si era más de 50 páginas, tenían 48 horas para venderlos antes de que la policía les pillara con ellos.
Los militantes pusieron el dinero para la creación de la Editorial y para su venta se creó una red de distribuidores en la que Antonio tuvo un papel destacado. Se vendían libros en todos los sitios pero siempre apostillaba que “no era tanto el vender como el concienciar”. En efecto, Antonio nunca olvidó el fin para el que fue creada la Editorial ZYX que no era otro que el de la promoción de militantes. En torno a su acción surgían grupos de colaboradores con los que tenía reuniones de formación, ya fueran laicos o grupos de sacerdotes.
Antonio tuvo una vida ajetreada. Tuvo que sufrir la persecución policial franquista y la de la censura, que se ensañaba para evitar la publicación de títulos comprometidos. Tampoco era fácil la difusión, que también era boicoteada por todos los medios legales al alcance del poder. Contaba Antonio cómo en las Ferias del Libro tenían que pedir los permisos a través de librerías amigas para evitar la temida prohibición. También sufrió la incomprensión del cristianismo tradicional, que no entendía la acción apostólica bajo la propia responsabilidad de los laicos.
La ficha policial de Antonio era abultada y fue detenido por asistir a una eucaristía que se celebró en el barrio de las Delicias por unos sindicalistas encarcelados. Nunca presumió de ello ni engordó su curriculum de perseguido, como han hecho muchos que no conocieron la clandestinidad.
El tesoro de la familia de Antonio y María Jesús fue la pobreza. Siempre andaban apurados económicamente. Las vespas y los coches que tuvieron eran prestados y los que compraron lo hicieron con aportaciones de amigos. Antonio recordaba que muchas veces no comió porque el poco dinero que tenía lo gastaba en gasolina para poder ir a visitar un grupo o dejar un pedido de libros. Vivieron en el barrio obrero “4 de marzo” de Valladolid y su hogar siempre estuvo abierto a los hermanos. La acogida que practicó aquella familia fue ejemplar, compartiendo su domicilio con otras familias obreras perseguidas o en paro, no durante un día ni dos, sino meses y años. Rovirosa narraba con emoción la vida de estas familias en las que esposo y esposa vibraban al unísono en las peripecias del combate, compenetrando sus dos almas y marcando para toda su vida a los hijos que crecían en tal ambiente.
En ZYX se organizaron infinidad de cursos a lo largo de toda la geografía nacional. Uno de ellos fue unos de 6 meses de duración que se celebró en Madrid y que abarcaba temas de economía, política, filosofía, teología, etc. A María Jesús le propusieron hacerlo y, a pesar de tener cinco hijos, se fue a Madrid a hacerlo, dejando a Antonio al cuidado de los hijos y del hogar. En este aspecto, Antonio y María Jesús fueron pioneros en los años sesenta en romper los moldes y costumbres vigentes que apartaban a la mujer del compromiso público. Es de justicia señalar la colaboración de Pili, hermana de María Jesús, cuya generosa entrega hizo posible hacer cosas como aquellas.
Antonio se reunía semanalmente en el seminario con sacerdotes y seminaristas. Muchos sacerdotes de la diócesis de Valladolid recuerdan esas reuniones en las que conocieron un cristianismo encarnado y de conversión. Muchos de ellos colaboraron decididamente con ZYX como José Velicia que, siendo párroco de San Ildefonso, les dejó un salón y un armario para el depósito de los libros.
Antonio y María Jesús amaron a la Iglesia. Recordaban con cariño la figura de Pla y Deniel, que apoyó a la HOAC en los años difíciles. Aún estando en medio de la tormenta política de finales del franquismo no abandonaron nunca sus raíces apostólicas. Recordaban con pena la mucha gente que vieron pasar de la editorial ZYX a los cargos políticos tras la transición, con abandono del Ideal. Tanto Peces-Barba como Rodríguez Bolaños, primer alcalde socialista de Valladolid tras el franquismo, deben mucho a ZYX, a Antonio y María Jesús. Pero no fueron precisamente agradecidos, y hasta dejaron deudas económicas sin saldar con quienes tanto se habían sacrificado.
No se puede entender la historia de Valladolid sin Antonio y María Jesús. En torno suyo, aglutinaron grupos de estudiantes, sacerdotes y profesionales que posteriormente han protagonizado la vida de la ciudad. Su labor apostólica, de difusión cultural de libros y cursillos fue inagotable, y merecen el máximo reconocimiento de todos. La convivencia pacífica de los españoles tras la salida del franquismo se debe a personas humildes como ellos. Valladolid le debe a este matrimonio un reconocimiento público. Ellos seguro que lo hubieran rechazado, pero creemos que es de justicia que una calle de nuestra ciudad lleve su nombre.
Autor: Javier Marijuán Izquierdo