Pornografía y prostitución infantil

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Sólo en la India entre 270.000 y 400.000 menores están siendo prostituidos en estos momentos, y cada año 3.000 niñas indias son obligadas a prostituirse por primera vez. En Tailandia la situación afecta a 80.000 menores, de las cuales 60.000 no alcanzan los 13 años de edad. En Indonesia el 20% de las mujeres explotadas sexualmente son menores de edad. En España, según datos facilitados hace dos años por la entonces Delegada del Gobierno del Ministerio de Asuntos Sociales, Amalia Gómez: ‘la prostitución infantil alcanza al menos a 5.000 menores en España’.

Publicado el 15/03/2004
Solidaridad.net

ACPI es miembro de la organización internacional ECPAT Internacional (End Child Prostitution, Child Pornography and the Trafficking of Children for Sexual Purposes), miembro español de la EUROPEAN FEDERATION FOR MISSING AND SEXUALLY EXPLOITED CHILDREN y miembro del INHOPE europeo, dedicado a la lucha contra la pornografia infatil en internet dentro de la Union Europea.
Fuente: ACPI

PORNOGRAFIA y PROSTITUCION INFANTIL

  1. La pornografía actual
    De la fantasía a la realidad.
  2. Formas de pornografía infantil en España
    Fotográfica, en vídeo, escrita, en cómic y telefónica.
  3. Consecuencias de la pornografía infantil
    Cómo influye sobre la conducta.
    Abuso y corrupción de menores.
    Violación y asesinatos. Y
  4. Prostitución infantil
    Las cifras de la brutalidad

1. La pornografía actual

Si atendemos a la definición de la palabra «Pornografía» que aparece en los diccionarios, descubrimos que su finalidad básica puede resumirse en dos funciones principales: «producir excitación erótico-sexual y, actuar como forma de liberación ante sociedades represivas de la sexualidad». Pues bien, nadie puede negar que en la España de hace 30 años, existía una cierta represión frente a todo lo referido al sexo y sus formas de expresión. Pero en la actualidad, comenzando casi el siglo XXI , nadie puede afirmar que en nuestra sociedad se esté reprimiendo la sexualidad. Los quioscos de prensa, los vídeo clubs, los sex-shops, las salas X y las cadenas de televisión no se andan con miramientos a la hora de ofrecer sexo. Tanto es así que en Junio de 1994 se hizo necesario aprobar una ley en las Cortes cuyo Artículo 17, Capítulo IV, titulado: «De la protección de los menores», recoge entre otras cuestiones que: «La emisión de programas susceptibles de perjudicar al desarrollo físico, mental o moral de los menores y, en todo caso, de aquellos que contengan escenas de pornografía o violencia gratuita sólo podrán realizarse entre las 22.00 y las 6.00, y deberán ser objeto de advertencia sobre su contenido por medios acústicos y ópticos».

Por tanto, y dicho lo anterior, la única función que justificaría la existencia de la pornografía sería la de: «producir excitación erótico-sexual», como se enunciaba en al definición.

Ahora bien, diversas formas de pornografía actual se han alejado peligrosamente de su función primigenia, dejando atrás el termino «erótico-sexual» y llegando a la «criminalidad-sexual». Nos estamos refiriendo, en este caso, a la presencia de videos y revistas cuyos mensajes van dirigidos a estimular la consecución de conductas consideradas delictivas. No se trata ya de una cuestión de tolerancia porque no son publicaciones inofensivas.

De la fantasía a la realidad

Sería un grave error pensar que la pornografía ofrece simplemente una excitación complementaria a aquellas personas con una libido especialmente activa. La pornografía seduce primero, envuelve después y finalmente puede llegar a convertirse en una adicción, llevando la práctica sexual al terreno de la obsesión. Pero al margen de los problemas que pueda crear en sus adictos «normales», hemos de tener en cuenta que, por su amplia distribución y falta de control sobre la misma, cae también en manos de personas sobre las cuales puede ejercer una influencia peligrosa. Nos referimos, por supuesto, al amplio abanico de ciudadanos que padecen distintos tipos de patologías y que no reaccionan como una conciencia normal al leer relatos en los que se incita a buscar placer en la violación, o a mantener relaciones con niños.

En 1987, la Asociación Americana de Psiquiatría reconocía la existencia de una enfermedad denominada «Adicción al sexo». Su sintomatología fue resumida por el doctor Schwartz, antiguo colaborador de Masters y Johnson, como: «una preocupación sexual que interfiere en el trabajo y la vida familiar, manteniendo el deseo constante de realizar actos sexuales en intervalos de tiempo muy breves».

El adicto al sexo, al igual que el adicto a los video-juegos o a la televisión, no nace sino que se va haciendo tras una práctica cada vez más regular. En estas patologías es bastante frecuente observar como el adicto niega sistemáticamente su problema, e intenta actuar sin ser visto. Los estudios más serios reflejan que entre un 8% y un 10% de los varones puede padecer este trastorno, así como un porcentaje de mujeres considerablemente menor. Las revistas, los video-clubs, los sex-shops y los teléfonos eróticos alimentan constantemente al obsesionado por el sexo, ofreciéndole regularmente nuevos productos y mayores sensaciones.

Los adictos al sexo sufren la exigencia de una dedicación cada vez mayor. Al igual que con el alcohol y las demás drogas, el adicto va aumentando su consumo en busca de mayores sensaciones. Cuando ya no se excita como al principio con un tipo se fantasía, texto e imágenes, busca algo nuevo en publicaciones más «fuertes» y ya sobre temas específicos. Y suele ser entonces, cuando la pornografía de temática infantil, las violaciones, o las relaciones con los animales, se sitúan en el punto de mira de aquellos que padecen esta patología.

Por otro lado, el acceso a la pornografía no está vetado prácticamente para nadie. Incluso un menor puede acceder a numerosas publicaciones de este tipo, muchas veces en función de su aspecto y de los escrúpulos del vendedor, pero ¿qué sucede cuando estos textos e imágenes caen en manos de personas que no son «normales» y no reaccionan igual ante los mismos estímulos? Y no vamos a referirnos ahora, a la atrocidad que supone el que un presidiario condenado por violación tenga en su celda una publicación en la que se describen los abusos cometidos sobre una mujer o un menor como algo placentero incluso para la víctima. Vamos a referirnos, por el contrario, a las personas de apariencia «normal» que circulan por nuestras calles.

a) Los pervertidos sexuales y los parafílicos sexuales. La perversión sexual fue definida en al primera edición del Congreso Hispanoamericano de Sexología, celebrado en Madrid en 1983, como: «aquella conducta sexual que infligiera daños al propio sujeto o a otras personas». Así pues, dentro de lo que denominados pervertidos sexuales se encuentran los violadores y los que llevan acabo abusos y acosos de carácter sexual. Por otro lado tenemos también a los parafílicos neuróticos, que actúan de forma compulsiva, dentro de los cuales se encuentra el «vouyeur», que viola el derecho de intimidad de las personas, el «exhibicionista» de los colegios, cuyo placer se encuentra en asustar a las niñas, el «sadomasoquista» y otros individuos que terminan de completar estas parafilias.

b) Los psicópatas. Según los datos publicados y manejados por el catedrático emérito de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid, Francisco Alonso-Fernández, en España circulan libremente «cerca de 10.000 psicópatas», sin contar los que teóricamente están en las cárceles y salen con permisos, en tercer grado o con la libertad provisional. La Federación Mundial de la Salud Mental recomienda que estas personas están encerradas para evitar su peligrosidad. Tarde o temprano terminan cometiendo actos brutales, y el desencadenamiento es circunstancial, es decir, el ambiente social y cultural que les rodea puede actuar como detonante. Si sabemos que determinados tipos de pornografía influyen en individuos mentalmente «sanos» y les puede inducir a pasar de la fantasía a la realidad, ¿cómo influyen en la mente de un psicópata todas estas invitaciones?

c) Otros enfermos patológicos. En nuestro país hay miles de paranoicos, psicóticos, etc, y dentro de este último grupo el más frecuente es el de los esquizofrénicos. Los individuos que padecen esta psicosis funcional son cerca de 400.000 en España. Su presencia es mayor en las zonas urbanas y su comportamiento puede ir desde la más llamativa extravagancia hasta la agresividad extrema. Los factores que determinan su desencadenamiento suelen ser también ambientales y socioculturales. Los esquizofrénicos paranoides, un grupo numeroso, son precisamente los que pueden mostrarse agresivos. Y debemos hacernos la misma pregunta: ¿cómo influyen estos relatos pornográficos violentos en la mente de un psicótico o un paranoico?

Es importante añadir una reflexión secundada por doctores y científicos, de la que se hacía eco el Profesor Manuel Mas durante el seminario: «Emociones, Drogas y Cerebros» celebrado en Agosto de 1994: existe una cierta predisposición genética hacia las enfermedades psiquiátricas tales como la esquizofrenia, pero no se puede decir que sea determinante, ya que «el ambiente, la cultura y la educación influyen en mayor medida». Determinadas patologías heredadas no tienen por qué manifestarse si no se produce un detonante sociocultural o ambiental. Incitar a la violencia sexual puede provocar el desarrollo de conductas agresivas que hubieran podido no manifestarse, en individuos predispuestos genéticamente, de no haber sido por semejantes estímulos exteriores.

2. Formas de pornografía infantil en España

En España la pornografía infantil puede encontrarse sin dificultad y en todas sus formas. Para conseguirla basta con acercarse a uno de los cientos de quioscos que a los largo de la Península venden revistas con pornografía infantil escrita, en las que además se anuncian pequeñas empresas y comercios en los que se venden fotografías, videos y revistas más explícitas sobre el tema.

Fotográfica

En España los pedófilos pueden obtener pornografía infantil al menos de tres formas distintas:

a) Acudiendo al quiosco. En la mayoría de los quioscos españoles es posible encontrar revistas en las que se ofrece pornografía infantil. El contacto suele establecerse a través de revistas xxx como «xxx » o «XXX» , o de otras como «XXX», «XXX», «XXX», «XXX» o «XXX» fundamentalmente. En estas revistas se anuncian distribuidores que funcionan mediante un apartado de correos, normalmente desde Barcelona o Valencia.

La distribuidora XXX, con Apartado de Correos XXX de Valencia, se anuncia en estas revistas y distribuye «SONNENFREUNDE», una revista que siempre incluye fotos de adolescentes y ofrece la posibilidad de comprar álbunes de fotos de niños y niñas posando desnudos. Otra de las revistas anunciadas y especialmente valorada por los pedófilos es «HELIOS», producida en Liechtenstein, y con un 70% de su contenido dedicado a las fotos de niños y niñas.

b) Acudiendo a tiendas de material pornográfico. Algunas tiendas de material pornográfico se anuncian también en revistas de quiosco como XXX. Hemos localizado una en concreto en la que no sólo se venden e intercambian revistas extranjeras como «Sonnenfunde», sino que también es posible comprar fotografías de pornografía infantil con niñas adoptando distintas posturas. Este comercio, sito en la calle XXXX, nº XX, se negó a darnos una factura o tiquet por el material adquirido.

c) A través de Internet. Cualquier persona con un ordenador y un modem puede conseguir pornografía infantil a través de Internet. El medio más utilizado por los pedófilos es el de los chats, o conversaciones entre varias personas, que pueden intercambiarse textos y todo tipo de fotografías. Pero no es necesario meterse en conversaciones para intentar comunicar con algún pederasta. Hay numerosas páginas Web en las que se anuncia este tipo de material pornográfico y se vende. Las imágenes menos fuertes pueden adquirirse por una pequeña cuota mensual, pero si se busca lago más fuerte algunas Web incluyen una dirección de correo electrónico a la que uno puede dirigirse para solicitar más material difícil de anunciar.

En vídeo

En España es posible también adquirir vídeos con escenas pornográficas protagonizadas por menores. Y del mismo modo que en el caso anterior puede hacerse por tres caminos distintos:

a) Acudiendo al quiosco. Algunas de las revistas que se venden en ciertos quioscos de España, como: XXX, XXX, XXX, XXX, XXX anuncian videos pornográficos protagonizados en ocasiones por menores. Con frecuencia se trata de menores prostituidos en las zonas más deprimidas del Tercer Mundo como Tailandia o Filipinas.

En las páginas de estas revistas se anuncian videos distribuidos por XXX desde Barcelona (c/ XXX). Algunos de estos vídeos como los pertenecientes a la colección «BISON ROYAL» incluyen imágenes de menores prostituidas en Tailandia. Otras empresas se anuncian también en XXX (Apdo. de Correos XXX de BARCELONA). En la colección «Platino-boys» incluyen cintas de niños asiáticos realizando prácticas homosexuales. La distribuidora XXX S.L. anuncia algunas cintas como «Die Kleine», de su colección POWER, en la que aparecen menores con adultos (Barcelona).

b) Acudiendo a video-clubs. Algunas tiendas de venta, alquiler e intercambio de vídeos ofrecen también cintas con pornografía infantil. En Madrid, hemos localizado al menos cuatro video-clubs en los que con frecuencia pueden encontrarse estas cintas : en XXX (c/ XXX) hemos encontrado cintas de la colección BISON ROYAL con menores asiáticas prostituidas. En el VIDEO CLUB XXX (Plz. XXX) y en XXX S.L. (c/ XXX) encontramos títulos de la colección «Thai Teenies» en los que aparecen niñas tailandesas. En XXX(c/ XXX) encontramos videos de la colección ADOS como «Les petits thais» editado por DEFI. Muchas de las cintas DEFI han sido prohibidas y retiradas en Francia.

c) A través de Internet. Las cintas de vídeo con todo tipo de escenas de pornografía infantil, desde la mera exhibición hasta el sadismo, pueden obtenerse a través de Internet del mismo modo que las fotografías.

Escrita

Aunque pudiera parecer una paradoja, el contenido más peligroso de la pornografía infantil no se encuentra sólo en sus fotografías y filmaciones, sino también en sus escritos. En los textos que acompañan a los reportajes es donde se desarrolla, hasta la saciedad, la apología de la violación y la incitación a la violencia sexual. Los abusos y la violación son defendidos como una práctica sexual natural.

Muchos productores hacen su agosto con los textos y los cómics. En cualquier revista de esta clase pueden encontrarse relatos de varias páginas, dirigidos a «excitar» al lector mediante la descripción de abusos sobre niños, o de colegialas obsesionadas con seducir a todo adulto que se ponga en su camino. Las fotografías que acompañan estos relatos normalmente no presentan ninguna relación con los mismos. Dichos relatos son realmente los encargados de estimular la fantasía sexual del lector y dar rienda suelta a su imaginación. Es de todos sabido, además, que el principal órgano sexual del ser humano es el cerebro. Para los adictos y aficionados a la pornografía, la originalidad y el contenido de los relatos es fundamental, hasta el punto de que ya existe más de una publicación de este tipo que dedica el 70% o el 80% de su espacio al texto, y sólo una cuarta parte a las fotografías.

Una característica muy extendida es la inclusión de tales narraciones bajo el epígrafe de: «Cartas de nuestros lectores». En muchas de las revistas más vendidas, la práctica totalidad de estas narraciones vienen firmadas con pseudónimos por supuestos lectores y lectoras que las envían a la redacción, para ser publicadas como experiencias propias. De esta forma se consigue que el estímulo sea aun mayor, pues se le da ya la apariencia de una situación vivida en la realidad, y se lanza un mensaje subliminal: «Yo era sólo un lector y ahora soy un protagonista. TU puedes hacer lo mismo. Anímate…» Por supuesto, no hay forma de comprobar si dichas cartas existen o no, ni si son de verdaderos lectores, ni si responden a experiencias reales o son la transcripción de simples fantasías. Pero tanto si son falsas como si no lo son el resultado es el mismo, pues sus lectores necesitan creer que son reales.

Telefónica

La pornografía infantil telefónica es algo muy reciente en nuestro país. Sin embargo, en este momento ya están funcionando varios teléfonos durante las veinticuatro horas del día, centrados en la temática infantil-adolescente. Se anuncian en revistas como XXX, XXX, XXX, etc. Encuadradas entre frases que se repiten de forma machacona, como: «Ven a lo más prohibido», «Sexo sin tabúes», «Sexo sin censura»… ofrecen siempre su número de teléfono, acompañado por otra frase identificativa: «Colegialas ardientes. Ayúdales a aprobar», «Calientes jovencitas te cuentan su primera aventura», «Lolitas cachondas», «Jovencitas ardientes», etc.

Pero no se anuncian sólo en revistas pornográficas, en algunos periódicos de tirada nacional pueden encontrarse también: Sobre el contenido que ofrecen tales teléfonos no es necesario comentar nada.

3. Consecuencias de la pornografía infantil

La pornografía infantil repercute de dos formas distintas que finalmente terminan solapándose. En primer lugar, es responsable de la explotación sexual de miles de niños y niñas distribuidos por todo el mundo, a los que se utiliza para confeccionar todo tipo de fotografías y vídeos que van desde la exhibición de sus cuerpos hasta la violación y la tortura. Pero por otro lado repercute además sobre el conjunto de todos los niños y niñas al incitar e invitar constantemente a sus consumidores para que lleven al terreno de la realidad sus «fantasías». Muchos de estos pedófilos y pederastas terminan produciendo después su propio material pornográfico con nuevos menores.

¿Cómo influye la pornografía sobre la conducta?

Al comienzo de este informe hacíamos referencia al verdadero peligro de la pornografía actual: «La capacidad para crear adicción y generar necesidades nuevas en sus lectores». Esto es, las imágenes y sobre todo los textos de la creciente marea pornográfica, crean y estimulan en el adicto la necesidad de llevar a la práctica todo tipo de fantasías sexuales descritas en tales relatos.

El espectacular aumento de la pornografía infantil de todo tipo, está corriendo parejo al aumento del acoso y la brutalidad sobre menores. Cuando se disparan los abusos y las violaciones sobre niños y niñas lo menos conveniente es consentir la expansión de revistas, cómics o vídeos, que presentan a los menores como objetos sexuales que «provocan» a los adultos y que en realidad están deseando que abusen de ellos.

Mientras en los países más civilizados está prohibida la apología del racismo y la incitación a la violencia racial, o la apología del terrorismo, en el nuestro aún consentimos la apología de la violación hacia nuestros hijos y la incitación a la violencia sexual contra las mujeres.

Vivimos en un mundo centrado en la economía y la publicidad, en el que la principal ley es la OFERTA Y LA DEMANDA. La pornografía infantil crea y estimula una demanda, que no tiene oferta en el mercado legal. Así pues, aquellos que finalmente deciden hacer realidad sus fantasías con menores, han de introducirse en el terreno delictivo. Si aplicamos la propiedad transitiva llegamos a una conclusión tan clara como evidente: si estas publicaciones estimulan una demanda, y satisfacer esta demanda es ilegal, dichas publicaciones incitan a la ilegalidad. No cabe duda al respecto. Pero, ¿cuáles son esas opciones delictivas de las que hablamos para satisfacer tal demanda? Son tres:

Abuso y corrupción de menores

Cuando un individuo decide pasar al terreno de la realidad, su primera opción es intentar seducir a un menor -acoso-, para después mantener una relación sexual con él -abuso-. El acoso a los menores se puede producir en cualquier sitio, pero especialmente en los salones de juegos recreativos, colas de cines, hamburgueserías y salidas de los colegios. Casi siempre son llevados a cabo por hombres maduros y tanto sobre niñas como sobre niños. Según el estudio: «Los abusos sexuales a menores» realizado en 1997 por la Cátedra de Psicología de la Sexualidad de la Universidad de Salamanca, el 23% de las niñas y el 15% de los niños españoles menores de 17 años sufre/ha sufrido algún tipo de abuso sexual.

Existe una estrecha relación entre la corrupción de menores y la pornografía, pues muchos de los individuos detenidos por este motivo tenían en su poder fotografías y vídeos de niñas y niños, con frecuencia realizadas por el propio detenido, y empleadas tanto para el uso personal como el comercial.

Según estudios realizados en Estados Unidos más del 30% de los consumidores de pornografía infantil terminan poniendo en práctica lo que ve en las revistas e intenta plasmarlo en fotos o en vídeo.

Violaciones y asesinatos

Cuando un individuo decide hacer realidad sus fantasías con menores se encuentra con muchas dificultades. Seducir a un niño o a niña para que se deje tocar o se preste a una relación sexual, sin despertar además sospechas de los adultos más próximos, no es nada fácil. Y a ésto hay que añadir que el menor puede relatar en cualquier momento lo sucedido. Por estas razones el abuso sólo se consigue asegurando su silencio mediante amenazas de muerte. Y en muchas ocasiones tampoco es suficiente si no hay por medio un lazo familiar. Los abusos y violaciones menos denunciados son precisamente los incestuosos.

Por otro lado, se encuentra con la posibilidad de acudir a la prostitución infantil, pero tampoco resulta fácil. Las razones fundamentales son dos: es difícil encontrar un club o un proxeneta que comercie con auténticos menores y además resulta caro. Así pues, para algunos individuos, la única opción posible si quieren hacer realidad sus fantasías es la violación. Y los titulares de los periódicos así nos lo recuerdan con regularidad.

Los violadores pueden tener cualquier edad, son varones, pueden atacar tanto a los niños como a las niñas y, si no hay denuncias, suelen reincidir incluso sobre la misma persona.

Pero por desgracia no todas las violaciones de menores se quedan en eso. Un porcentaje de ellas, siempre demasiado elevado, se salda con el asesinato incluso precedido de torturas. Y aquí encontramos dos tipos distintos de violador: por un lado el que lo hace para conseguir realizar sus fantasías con menores y por otro el violador que encuentra el placer en el hecho de violar. Este último se excita con el sufrimiento de la víctima y suele asesinarla finalmente. Así pues, la menor puede ser asesinada tanto para asegurar su silencia como para completar la excitación del violador.

4. Prostitución infantil

Cuando un individuo busca mantener relaciones sexuales con niños o niñas y no quiere correr el riesgo de ser denunciado, tiene una segunda opción: acudir a la prostitución de menores. Si es que dispone de dinero suficiente como para permitírselo. Por otro lado, se encontrará con la dificultad de encontrar un individuo o club que se lo facilite, pues la prostitución infantil se esconde mucho más que la prostitución de adultos. Pero una vez salvados estos dos obstáculos, cualquier individuo puede convertir en realidad sus fantasías con una niña o un niño, esclavizado y obligado a ser un objeto para el uso sexual. Dicha prostitución nunca es voluntaria y va acompañada del miedo, el hambre, las drogas y multitud de circunstancias más, que pueden convertir la existencia tanto de un menor como de un adulto en un auténtico infierno que siempre sobrepasará nuestra imaginación.

En España son desarticuladas redes de corrupción de menores todos los años, a quienes además se les incautan miles de fotografías y vídeos de menores, que serán vendidas de particular a particular o mediante catálogo y casi siempre en países distintos al de procedencia para evitar su posible identificación.

A principios de 1996 el Director General de Protección Jurídica del Menor del Ministerio de Asuntos Sociales reconocía ante los medios de comunicación la existencia en nuestro país de mafias dedicadas al tráfico de menores. Además de niños y niñas españoles, en la Península se compran y venden fundamentalmente menores portugueses, dominicanos, marroquíes y procedentes de países del Este de Europa.

Para tomar conciencia real de esta situación conviene que reproduzcamos el modus operandi de muchos de estos grupos de proxenetas y pederastas:

a) La captación y el rapto. ¿De dónde salen las niñas y niños explotados en la prostitución? Fundamentalmente se obtienen de: los cinturones periféricos y las zonas marginales de las grandes ciudades como Madrid, Barcelona, Bilbao…; las salidas de grandes y medianas discotecas; o de los menores escapados de sus casas.

En los cinturones industriales de las grandes ciudades es donde suelen trabajar las alcahuetas dedicadas a localizar posibles víctimas. Normalmente se trata de prostitutas o exprostitutas que con frecuencia dependen de una dosis de heroína. Se aprovechan de las privaciones económicas de las menores y les ofrecen algún trabajo o ayuda económica, normalmente a través de un bar, un espectáculo o un grupo de baile. Una vez que logran ganarse su confianza, les llevan a un establecimiento de la red donde caen en manos del proxeneta.

Dentro de las discotecas o la salida de las mismas, trabajan algunos ganchos de estas redes. Pueden actuar de dos formas distintas: mediante un «chulo de discoteca» o «guaperas», que seduce a alguna menor para después ofrecerse a llevarla a casa o a otro local, o mediante otra menor obligada a «captar» amigas bajo amenaza de muerte o violación. En ambos casos, los ganchos deben ganarse la confianza de las menores y llevárselas hasta un piso o club de la red o, en último caso, introducirlas en el coche del proxeneta.

Los menores que se escapan de casa pueden también terminar en una de estas organizaciones. Según los datos manejados por la Guardia Civil, desde 1992 el número de denuncias por desaparición se ha multiplicado por seis. En los dos últimos años se han acumulado casi 600 casos de menores desaparecidos que continúan en paradero desconocido. El 10% tiene menos de 10 años. Estos casos sumados a los registrados desde 1986 y no resueltos, suponen varios miles de niños y niñas desaparecidos.

b) La retención y el secuestro. Las organizaciones de prostitución utilizan pisos y clubs de alterne para retener a los menores. Una vez que han caído en uno de ellos comienza el verdadero calvario. Las niñas son encerradas, golpeadas y violadas por sus proxenetas durante varios días. De esta forma ninguna de ellas será virgen y habrá tenido varias experiencias antes de recibir a su primer cliente, a no ser que alguno de éstos esté interesado en una niña virgen. Por otro lado las palizas y amenazas aseguran el silencio de las menores, muchas veces aun después de ser detenidos sus proxenetas. En ningún momento dejan de ser vigiladas y no pueden salir a la calle. Normalmente son obligadas a drogarse con cocaína para aumentar su rendimiento o con heroína para doblegarlas, convertirlas en drogadictas y hacerlas así dependientes del proxeneta-camello.

c) Desenlace. Los menores que caen en manos de estas redes tienen pocas posibilidades de escapar. Si no son liberados por la policía pueden terminar siendo vendidos en el extranjero y no regresar jamás. Pueden ser asesinados cuando ya no sirvan o caer por una sobredosis. Pueden convertirse en drogadictos o simplemente no volver a recuperar su estado emocional normal. Un adolescente de 15 años que ha pasado por ésto tiene muchas probabilidades de no recuperarse nunca totalmente de los traumas psíquicos y físicos sufridos a una edad en la que el ser humano es tremendamente vulnerable mientras intenta moldear su personalidad.

En nuestro país hay decenas de pisos y clubs en los que se prostituye a menores de edad españolas y de otras nacionalidades. La existencia de varias redes de corrupción de menores en España, en un momento determinado, puede suponer la explotación real de cientos de menores en dicho momento. Y para convertir ésto en un negocio tan lucrativo es necesario que muchos miles de clientes demanden sus servicios. Los testimonios de muchas de las menores liberadas, en los que se describe cómo eran obligadas a trabajar durante toda la noche, nos permiten hablar de un número importante de clientes repartidos por toda nuestra geografía.

Según lo datos manejados por el Ministerio de Asuntos Sociales en España más de 5.000 menores están siendo prostituidos. Pero muchos pederastas españoles no se conforman con la oferta que existe en nuestro país y se desplazan como «turistas sexuales» a países como la República Dominicana, Cuba, Tailandia, Filipinas, etc. Sólo en Asia son prostituidos cerca de un millón de menores, gracias a varios millones de adultos procedentes de Europa Occidental, Estados Unidos, Canadá, Australia y Japón fundamentalmente.

Otro dato importante: según cifras facilitadas por el Instituto de la Mujer el 22% de las prostitutas que en la actualidad ejercen en España comenzó a vender su cuerpo antes de cumplir los 18 años de edad.

LAS CIFRAS DE LA BRUTALIDAD

Las cifras siempre son frías e impersonales, pero nos permiten hacernos una idea global sobre aquello a lo que nos estamos enfrentando.

Sólo en la India entre 270.000 y 400.000 menores están siendo prostituidos en estos momentos, y cada año 3.000 niñas indias son obligadas a prostituirse por primera vez. En Tailandia la situación afecta a 80.000 menores, de las cuales 60.000 no alcanzan los 13 años de edad. En Indonesia el 20% de las mujeres explotadas sexualmente son menores de edad.
La realidad es que la mayoría de los niños y niñas explotados termina muriendo de SIDA, tuberculosis u otras enfermedades como consecuencia de las relaciones que son obligadas a mantener. Se calcula que en el año 2000 fallecieron más de 50.000 menores por el SIDA.

En las grandes potencias mundiales como Estados Unidos y Canada se prostituye en la actualidad a cerca de 100.000 menores (20.000 en la ciudad de Nueva York). Al menos otros 100.000 son explotados en la «industria» de la pornografía infantil.

En España, según datos facilitados hace dos años por la entonces Delegada del Gobierno del Ministerio de Asuntos Sociales, Amalia Gómez: «la prostitución infantil alcanza al menos a 5.000 menores en España». Se han desarticulado redes de tráfico de menores en Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla, Málaga, Alicante, Pamplona, Guadalajara, Mallorca, Melilla y Canarias.

El motor principal de la prostitución infantil en muchas zonas es el turismo sexual. Sus practicantes son también los mayores consumidores de pornografía infantil, y proceden fundamentalmente de Estados Unidos, Alemania, Reino Unido, Australia y Japón. Según la Organización Mundial del Turismo cada año se producen más de 600 millones de viajes turísticos internacionales. Un 20% de los viajeros consultados reconoce buscar sexo en sus desplazamientos, de los cuales un 3% confiesa tendencias pedófilas; esto supone más de 3 millones de personas.

Después de la última reforma del Código Penal aprobada hace dos años en el Parlamento español, el turismo sexual queda penado, y se han establecido penas de prisión para los españoles que abusen de niños prostituidos en otros países. Así mismo se retoma el delito de corrupción de menores y se establecen condenas mayores para los proxenetas de niños.