PREGÓN de NAVIDAD

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Nos alegra hacer este pregón ante vosotros….Me atrevo a creer, que un día, todos los habitantes de la tierra podrán tener tres comidas al día para la vida de su cuerpo, educación y cultura para la salud de su espíritu, igualdad y libertad para la vida de su corazón. Creo igualmente que un día toda la humanidad reconocerá en DIOS la fuente de su amor…

Buenas tardes,
Nos alegra hacer este pregón ante vosotros,
asociaciones, movimientos, religiosos, sacerdotes y hermanos en Cristo.
Hermanos en Cristo, parece una frase hecha
pero si nos paramos a pensar
es tanto como decir que queremos estar juntos en
la Mesa ancha preparada para todos,
la mesa compartida del Señor
que en estos días de Navidad
se hace niño,
se hace pequeño el más grande,
se hace solidaridad.

POEMA DE HELDER CÁMARA, obispo brasileño recientemente fallecido.

¡Ven señor!
No sonrías diciendo que ya estás entre nosotros.
Son millones los que no te conocen todavía.
¿y de qué sirve el conocerte?
¿para qué tu venida, si para los tuyos la vida prosigue como si tal cosa?
¡conviértenos! ¡sacúdenos!
Que tu mensaje se haga carne en nuestra carne,
Sangre de nuestra sangre, razón de nuestra vida.
Que nos arranque de la tranquilidad de la buena conciencia,
Que sea exigente, incómodo,
Porque no es otro el precio que hemos de pagar
Para alcanzar la paz profunda,
La paz diferente: tu paz.

Por eso, nos alegra cantaros la Navidad.
Entre todos nos ha salido un pregón que más que pregón
Es canción.
Canción mitad danza, mitad lamento.
¿Qué es sino la vida misma?
¿No es, acaso, agridulce como el membrillo hecho en casa?
¿No es la vida como el alba,
mitad noche y algo de día?

Os vamos a cantar la Navidad, sí, como lo haríamos
Ante nuestros padres, hermanos, abuelos,
ante nuestros hijos,
Os la vamos a cantar como hermanos, como hijos, como hombre y mujer.

Nos vamos a ayudar de algunos textos, poemas, que hemos encontrado propicios para este momento,
porque este pregón no es nuestro
es de todos los hombres y mujeres que han dado la vida,
que han encontrado en Cristo, hecho niño,
una razón para entregarse sin excusas y sin lamentos.

Giovanni Papini, converso al catolicismo, escribía en 1921 su Historia de Cristo en la que describía así el establo donde nació Jesús.

Jesús nació en un establo. (…) Un establo, un auténtico establo, es una casa de las bestias, es la cárcel de las bestias que trabajan para el hombre. El viejo y pobre establo de los países antiguos, de los países pobres, del país de Jesús, no es el pórtico de columnas y capiteles, ni la caballeriza científica de los ricos de hoy en día, ni el belén elegante de la Nochebuena. El establo no es otra cosa que cuatro paredes toscas, un empedrado mugriento y un techo de vigas y de lajas. El verdadero establo es lóbrego, sucio, maloliente; lo único limpio en él es el pesebre, donde el amo dispone el heno y los piensos. (…)
Ese es el verdadero establo en que Jesús fue parido. el primer aposento del único puro entre todos los nacidos de mujer fue el lugar más asqueroso del mundo. El Hijo del Hombre, que había de ser devorado por las bestias que se llaman hombres, tuvo como primera cuna el pesebre en que los animales desmenuzan las flores milagrosas de la primavera.

Pero, ¿qué es la Navidad?
Antes, ¿recordáis?
Eran esos belenes que los pequeños convertían
Casi en cacharrería: camellos cojos, pastores mancos,
Y, sobre todo, el Niño Dios que nos sonreía.
Antes, ¿recordáis?
Era el olor a fuego, las castañas asadas
Y el encanto de los cuentos.

Hoy… qué pena madre,
Son anuncios, anuncios,
Compre, consuma, juegue lotería, beba, olvide, viaje, corra, vaya, venga….

Parad, parad,
decidme vosotros: ¿Es esto Navidad?
Pienso en las amas de casa, en mis abuelas y sé que esto no es la Navidad.

NAVIDAD es…. MUJER
Sí, que fue mujer la que a Dios hizo bajar
De su alto cielo a nuestro barrizal.
Que fue mujer la tierra en la que Él se sembró,
Que fue mujer el seno que la cobijó.
Y a quien primero oyó hablar y cantar
Mujer fue.
Sí, mujer.
El poder de todo un Dios… pendiente de la voz trémula
De una mujer.
Las promesas del pasado,
Las posibilidades del futuro,
Todo a expensas…
De una mujer.

Nadie, pues, mejor que tú, mujer,
Hija, madre, hermana, esposa, tía
Para comprender lo que celebramos en Navidad.
Para comprender y transmitir el Misterio de la Navidad.
Nadie entiende como tú, mujer,
Los dolores de parto,
La nueva vida que se abre paso,
La esperanza y el llanto.
Nadie comprende mejor que tú, mujer,
El milagro de la vida.

Por eso, generación tras generación,
Han sido las mujeres las que nos han cantado y contado
La Navidad.
Sólo ellas siguen llorando
Cuando ven a María en aquel establo.
Sólo ellas tiemblan de alegría
Ante tanto Amor que provoca espanto.
Hemos querido echar la mirada al recuerdo y preguntarnos:
¿Cómo vivirían la Navidad nuestras abuelas,
las vuestras, vuestras madres?
Esas mujeres con la cara llena de surcos
Igual que la tierra que con sudor regaban de sol a sol.
Esas mujeres que hilaban, cosían y remendaban, remendaban
Su sayal negro y su limpio velo.
Esas mujeres fuertes que no tenían un momento para sí,
Todo para los demás.
Hasta quitarse de su desdentada boca el mendrugo de pan
Para que el último de sus hijos no llorase más.

Recordamos vivamente aquello que decía D. Eugenio Merino,
Santo sacerdote, ciego y gran místico. Decía:
«En el cielo nos llevaremos una gran sorpresa porque los primeros puestos
los ocuparan estas madres castellanas.»
Esas que aquí, en la tierra, eran las últimas porque ellas así lo quisieron.
Esas que nos enseñaron a cantar,
¿Recordáis cómo se cantaba antes en los pueblos?
Hoy ya no se canta.
Esas que nos enseñaron a amasar y besar
El blanco o, quizás, negro pan.
Ese que hoy tiramos a la basura sin más.
Ellas nos enseñaron también a rezar, con una plegaria
viva, hecha de grito, agradecimiento y humildad.

Recordamos cómo un amigo nos contaba
como una mujer, de muy chico, le enseñó a orar.
Ella estaba en la iglesia, sentada, quieta
Y él, que la esperaba para salir, estaba nervioso,
Pues quería salir a jugar.
-Pero ¿qué haces aquí?, le decía él, vamos fuera.
-Espera, le dijo, hablo con Jesús.
Y su pequeño corazón dio como un salto
Porque sin teologías ni doctrinas,
aquella mujer le mostró que con Dios se puede hablar.
Le enseñó, aquella mujer, ama de casa,
Que Dios se ha hecho hombre para con nosotros charlar,
Que Dios es compañero de nuestro camino,
Que es Amigo,
Que es Hermano,
¡Que Dios se ha hecho pequeño!
¿No es esto Navidad?
Y a este amigo nuestro se lo enseñó la señora Lola,
No un teólogo, ni un fraile…
Una mujer.

Dicen los historiadores, y no fabulamos sino que son hechos reales, que la Solidaridad la parieron estas amas de casa sencillas. Dicen, y es verdad, que fueron señoras de pueblo que emigraron a las grandes ciudades para trabajar en las fábricas. Esto fue hace más de un siglo. Aquellas mujeres de finales del XIX, vivían en pobres casas, cargadas de hijos, que eran alegría más que carga. Y todos, marido, niños, niñas y ellas mismas tenían que trabajar en aquellas fábricas. De hilanderas, de teñidoras, de maquinistas, de limpiadoras.
Todos en la familia, también los más pequeños, trabajaban 12, 14 y hasta 16 horas al día. Y lo que les daban por ello, alcanzaba apenas para un plato de patatas.
Entonces esas amas de casa obreras, parieron la Solidaridad porque habían escuchado en el Evangelio la historia de una viuda que se había quitado su pan de la boca para dárselo al que no tenía. Y se dijeron: ¡ea!, aunque pasemos hambre, vamos a dar nuestro pan y nuestra vida por el que está peor.
Y así fue.
Y así nació la Solidaridad.
¿No es esto la Navidad?
Hacer que el pan se multiplique al compartirlo.
Hacer que en la casa llena de hijos todavía tuviese sitio
El huérfano y el inmigrante.
¿No es eso Navidad?
Recordad las pobrezas que había en nuestros pueblos, en las que los desheredados siempre encontraron techo y pan.
¿No es eso Navidad?
Antes nuestras madres nunca cerraban las puertas del hogar porque podía llegar alguien con necesidad.
¿No es eso Navidad?
Asociarse, unirse a otros para solucionar juntos los problemas y buscar la Justicia.

También hemos echado una mirada al presente y nos preguntábamos cómo vive la Navidad las madres del Tercer Mundo.

Helder Cámara en un libro de entrevistas describe así la Navidad en las favelas, contestando a la pregunta de un periodista:
Usted sabe que en regiones como la mía podemos vivir esta escena casi a diario, porque vivimos el drama de la tierra. Las grandes compañías compran tierras en el interior del país, y las familias que llevan allí viviendo años y años deben marcharse. Cuando llegan a ciudades como Recife, buscan algún lugar donde poder vivir. Muchas veces, la madre está encinta. Y acaban construyendo miserables chabolas, por no decir sub-chabolas, casi siempre en zonas pantanosas, donde nadie puede vivir. Y allí es donde nace Cristo. No hay buey ni asno, pero sí hay a veces algún cerdo y alguna que otra gallina. Es el pesebre, el pesebre viviente de Belén
Por supuesto que en Navidad acudo a alguna iglesia a celebrar la Misa. Pero también me gusta celebrar alguna misa en uno de esos pesebres vivientes. ¿Para qué voy a ir en peregrinación a Belén, al lugar del nacimiento histórico de Cristo, cuando estoy viendo a Cristo nacer aquí actualmente, a cada instante? Se llamará Juan, Francisco, Antonio, Sebastián, o Severino …, pero es Cristo. ¡Qué ciegos y qué sordos somos! ¡Qué difícil nos resulta comprender que el Evangelio continúa hoy!

Nos hemos encontrado así con esa otra madre de nuestros días, que vivía en las afueras de Lima, allá en Perú, y que todos llamaban «madre coraje» porque había organizado a decenas de otras mujeres para juntas luchar por su dignidad.
Y la mataron. De esto hace pocos años.
Pero su muerte, ¿No fue la estrella que anuncia la Navidad,
la Esperanza para nuestra Humanidad?

Y este canto ahora se me quiebra
En llanto,
Porque miro a mi alrededor y veo que los hombres y las mujeres de nuestra España
Hemos olvidado tanta Esperanza y tanto dolor.
Sobre todo nos duele, que a ti, mujer,
Hermana, esposa, madre, hija,
En un objeto te quieran convertir.
Mujer objeto, para placer.
Mujer que compra, que gasta para consumir.
Mujer que ya no va a luchar por la Solidaridad ni por la Justicia,
Sino, a lo sumo, para que sus hijos tengan cada vez más,
más cosas, más títulos,…
Pero, al tiempo, más miedo, más angustia.

Oye, tú, mujer, hombre, niño
¿No escuchas el grito silencioso de millones de niños
asesinados en el vientre de sus madres?
Ese seno de madre, que Dios escogió para nacer
Se ha convertido en Gólgota, en suplicio y en muerte.
¿No somos nosotros, los satisfechos, los nuevos Herodes
que con nuestro silencio ignominioso condenamos a muerte a millones
de víctimas inocentes?
¿Es esto, acaso, Navidad?
¿No somos nosotros los nuevos Herodes
que condenamos a millones de niños a morir de hambre, a prostituirse, a ser esclavos para que nos fabriquen alfombras o para que recojan el jazmín de nuestros perfumes?
Y todo eso, ¿para qué?
Para tener nosotros más, más, más,
Pero cada vez somos menos personas, menos, menos, menos.

Nosotros les robamos, a los Países empobrecidos, África, Iberoamérica, Asia, más del 25% de sus bienes (materias primas, deuda externa, cerebros…). Esto dicen los economistas.
Y les damos el 0’7% y ni eso. Les damos un limosneo. Es decir, migajas.
Y a esto le llamamos Solidaridad.
Nuestras abuelas decían que Solidaridad era compartir hasta lo necesario para vivir,
Nosotros decimos que es dar las sobras de nuestros banquetes de Navidad.
No llaméis Solidaridad a los telemaratones ni a los mercadillos.
¡Apagad el televisor! Cuando se ofrezcan estos blasfemos actos. Los pobres no se venden ni se exhiben para que nosotros tranquilicemos nuestras conciencias.
Hay multinacionales de juguetes como Leggo, Mattel o Disney que usan niños esclavos para hacer sus productos. Luego dicen que son solidarios y que dan el 0’7.
Hay multinacionales deportivas como Nike, Adidas, Reebok, que usan a niños para fabricar sus balones y las deportivas y prendas que luego usan nuestros jóvenes.
Hace poco una madre nos decía con lágrimas en los ojos: «No puedo consentir que mis hijos reciban como regalo productos hechos por otros pequeños esclavizados».
¿Sería, entonces, Navidad?

Fragmento de la encíclica Evangelium Vitae de Juan Pablo II:

«El Señor dice a Caín: «¿Qué has hecho de tu hermano? Se oye la sangre de tu hermano clamar a mí desde el suelo» (Gn 4,10). La voz de la sangre derramada por los hombres no cesa de clamar, de generación en generación, adquiriendo tonos y acentos diversos y siempre nuevos.
La pregunta del Señor «¿Qué has hecho?», que Caín no puede esquivar, se dirige también al hombre contemporáneo para que tome conciencia de la amplitud y gravedad de los atentados contra la vida, que siguen marcando la historia de la humanidad; para que busque las múltiples causas que los generan y alimentan; reflexione con extrema seriedad sobre las consecuencias que derivan de estos mismos atentados para la vida de las personas y de los pueblos.»

«Estamos frente a una realidad que se puede considerar como una verdadera y auténtica estructura de pecado, caracterizada por la difusión de una cultura contraria a la solidaridad, que en muchos casos se configura como verdadera «cultura de muerte». Esta estructura está activamente promovida por fuertes corrientes culturales, económicas y políticas, portadoras de una concepción de la sociedad basada en la eficiencia. Una conjura contra la vida, una guerra de los poderosos contra los débiles».

Pero este canto a la Navidad
No sólo es llanto, es, sobre todo, Esperanza.
Esperanza porque tenemos fe.
Hemos soñado con que nuestros hijos: Teresa y el próximo que nacerá, los hijos de nuestros amigos…
Volverán a vivir la verdadera Navidad.
Hemos soñado con que todos nosotros nos levantaremos
Unidos contra esta falsa sociedad
Y transmitiremos a nuestros hijos y a todos los demás la verdadera Navidad.
¿Quién sino nosotros que somos hermanos en Cristo?
¿Quién sino nosotros que tenemos la esperanza de Jesús hecho niño?

Los obispos españoles en un comunicado de fecha 19-09-2001
Los textos de la liturgia en el Adviento nos predisponen para plantearnos un cristianismo marcado por la CONVERSIÓN, como la única llamada que nos hace Dios en todos los tiempos y en todo lugar. La conversión entendida como la prerrogativa que nos prepara para unos cielos nuevos y una tierra nueva.
La conversión que nos introduce en la ALEGRÍA verdadera, no la que el mundo plantea en Navidad, no la de 17.000 pts. de lotería, 20.000 pts. de cenas, 40.000 de cotillones y fiestas y 23.000 de regalos. La alegría es la característica esencial de toda fiesta. Pero hay alegrías superficiales. Las personas hemos inventado muchos trucos, para producir la alegría: las borracheras que no el vino, las comilonas que no la comida, los canturreos que no la música, el vivir arrellanados en la cama que no la verdadera unión del matrimonio para el amor y la vida. ¿Cómo anunciar a Jesucristo con un gasto medio en Navidad por persona de 100.000 pts.? También de esto participamos los cristianos de las sociedades enriquecidas como es España.
La ÚNICA ALEGRÍA posible es la que nace del corazón. No son las cosas exteriores la fuente del gozo verdadero; es la persona que trabaja por la paz, por la relación fraternal con los demás y en armonía con el universo compartido para todos, por el bien común, antes que por el interés propio. En la raíz misma de la alegría está Dios como fuente de la vida y del amor. Los creyentes estaremos llenos de gozo porque el Señor está cerca y salva a las personas en la historia si de verdad queremos la CONVERSIÓN como el don del Señor que nos da la ALEGRÍA.

Levantad vuestra voz
Por los que no tienen voz.
Alzad vuestras manos
Para que el opresor calle.
Si tú, cristiano, callas, la vida morirá.
Si tú, cristiano, enmudeces, la injusticia avanzará.
Si tú dudas, la muerte avanzará.
¿Qué será del Niño Dios, que hoy es abortado o esclavizado o asesinado por hambre o violentado?
¿Qué será, sin ti, la Verdadera Navidad?

Aquí, en Burgos, en nuestras parroquias, asociaciones, movimientos
¿Por qué no hacemos lo que han hecho aquellas mujeres pobres, sin estudios, sin dinero ni subvenciones en Iberoamérica? Se las conoce como «madres-maestras» porque se han unido para aprender a leer y a escribir y así enseñar las primeras letras
a los niños de la calle?
¿No podremos aprender a interpretar estas cosas y a hablarnos a todos de Justicia?
¿No podremos llenar Burgos de esta pregunta: por qué hay pobres, por qué?
Mons. Helder Cámara, gran amigo de Juan Pablo II, decía: «Cuando doy pan a los pobres me llaman santo, cuando pregunto por qué el pobre no tiene pan, me llaman comunista».
Ha llegado el tiempo en que todos nos preguntemos este porqué
y empecemos a llamar a las cosas por su verdadero nombre,
a los pobres, empobrecidos
a los ricos, enriquecidos.

¿Qué podemos hacer para tener más presentes en nuestras vidas el rostro de los que sufren…?
Alguno pensará que no se puede hacer nada
Las palabras de Jesús para esos son:
«Hombres de poca fe…»
Se puede hacer todo lo que nos propongamos
desde la asociación, desde la lucha no violenta por la Justicia.
Tenemos que gritar al mundo que Cristo nace,
que no se puede matar a la inmensa mayoría de la humanidad y permanecer inmunes a ello.
Que estamos a favor o en contra de Jesús en el pesebre y en la cruz.

¿No podremos hacer en nuestros grupos una Exposición sobre las causas del hambre y de la esclavitud infantil? ¿No podremos tener en las paredes de nuestras casas y locales el rostro de los pobres, en vez de tantos inútiles adornos? Esos rostros son el mismo Dios.
¿Por qué no podríamos leer críticamente el periódico y otras publicaciones para buscar la verdad? ¿No podríamos escribir cartas al director, denuncias públicamente estas injusticias? ¿Exigir a los dirigentes políticos y económicos que tomen medidas de una vez por todas? ¿Boicotear a las multinacionales que explotan a nuestros hermanos? ¿Vivir desde la austeridad… y tantas otras cosas que inspire la verdadera solidaridad?

Alguno se estará diciendo: «soy mayor, no tengo fuerzas para hacer eso». ¿Por qué no hacemos, entonces, lo que hicieron aquellas otras mujeres en su pueblo (dividido y lleno de vicios) que se organizaron para que el Santísimo de su Parroquia siempre estuviese acompañado?. ¿No está en la blanca hostia Dios Niño? ¿No está en la hostia blanca todo el dolor y la esperanza de nuestro mundo, guardados en el corazón de Cristo Eucaristía? ¿No debemos, por tanto, acompañarle y llevar con Él esa Cruz de los hermanos? ¿Quién le da hoy calor al Niño Dios que vive en la Eucaristía? Aquellas mujeres que os decimos, se turnaban para que siempre hubiese alguien con el Santísimo. Y cambiaron el ambiente de su Parroquia y de su Pueblo. Hicieron la Navidad.

¿Por qué no mostramos a los ancianos, a los enfermos, a los parados, a las mujeres maltratadas, que tienen dignidad? Tanta dignidad que Dios mismo nació por ellos. Tanta es la dignidad de cada persona, por eso –con nuestra vida- se lo tenemos que mostrar a los que la tienen pisoteada.

Mujeres, hombres, niños, si callamos, nos preguntamos:
Aquí, en Burgos, en nuestros pueblos, en España,
en nuestro enriquecido mundo Occidental
¿Seguirá habiendo Navidad?

Martín Luther King, en su discurso al recibir el Premio Nobel de la Paz en 1964
«Hoy, en la noche del mundo y en la esperanza de la BUENA NUEVA, afirmo con audacia mi fe en el futuro de la humanidad. Me niego a creer que las circunstancias actuales hagan incapaces a los hombres para hacer una tierra mejor. Me niego a creer que el ser humano no sea más que una brizna de paja azotada por la corriente de la vida, y sin tener posibilidad alguna de influir en el curso de los acontecimientos. Creo que la verdad y el amor sin condiciones tendrán la última palabra. La vida, aun provisionalmente vencida, es siempre más fuerte que la muerte. Me atrevo a creer, que un día, todos los habitantes de la tierra podrán tener tres comidas al día para la vida de su cuerpo, educación y cultura para la salud de su espíritu, igualdad y libertad para la vida de su corazón. Creo igualmente que un día toda la humanidad reconocerá en DIOS la fuente de su amor… el lobo y el cordero podrán descansar juntos, cada hombre podrá sentarse debajo de su higuera en su vida, y nadie tendrá que tener miedo. Creo firmemente que lo conseguiremos».

FINALMENTE JUAN PABLO II, en el mensaje para la jornada mundial de la paz del 1 de enero de 2002. nos dice:
«La esperanza que sostiene a la Iglesia al comenzar el año 2002 es que el mundo, donde el poder del mal parece predominar todavía, se transforme realmente, con la gracia de Dios, en un mundo en el que puedan colmarse las aspiraciones más nobles del corazón humano; un mundo en el que prevalezca la verdadera paz».

FELIZ NAVIDAD

Nota: Pregón pronunciado en la DELEGACIÓN DE APOSTOLADO SEGLAR
Burgos, parroquia de la Sagrada Familia, 18 de diciembre de 2001
por el Movimiento Cultural Cristiano.