El índice de impunidad en caso de muertes violentas supera el 90 por ciento; desde hace 10 años, Caroní acumula más de 6 mil asesinatos. 6 mil familias de luto. Un dolor y problema colectivos. ¿Desespero? ¿Huir? ¿Callarse? La Fundación por la Dignidad Sagrada de la Persona sabe que la respuesta incorrecta es decir no a esas tres preguntas. ¿Su réplica ante la criminalidad y la indolencia? Una concentración pacífica para reclamar justicia.
No es el dolor y la impotencia lo que mueve a los integrantes de esta fundación, es la esperanza y la firme convicción de que los derechos se defienden y el Estado debe velar por su cumplimiento. Sus miembros saben que, a pesar de la violencia, los espacios para los ciudadanos no pueden cederse. Sobre todo cuando se pide justicia.
El asesinato en los Valles del Tuy de un joven exseminarista motivó a la Fundación Sagrada de la Familia a convocar a una concentración para pedirle respuestas al Estado y sensibilizar a la población. Francisco Colmenares tenía 23 años y por ocho meses estudió en el Seminario Jesús El Buen Pastor en Ciudad Bolívar… preparación que interrumpió a mediados de mayo para volver a su ciudad natal para ayudar económicamente a su madre. 10 días después de su retiro, el 23 de mayo, fue asesinado.
Como en una guerra
Aída Noguera, presidenta de la fundación, comenta que él es solo una cara más que se añade a las estadísticas de violencia, que en 2014 cerró con casi 25 mil homicidios en manos de hampa. 536 ocurrieron en Ciudad Guayana. La tercera urbe más violenta del país.
“Manifestamos para expresar un malestar colectivo que afecta a todo el país: la violencia. Queremos hacer un llamado hacia el respeto a la vida, que se encuentra contemplado en uno de los artículos de nuestra Constitución, que es constantemente violado bajo la mirada indolente de los organismos policiales y judiciales. Creemos que es nuestro deber denunciar las cifras de muerte existentes, que son como si nos encontráramos en guerra”, criticó Noguera, desde la Plaza Bolívar, en el centro de San Félix, este sábado en la mañana.
Esta organización se encuentra formada por las víctimas secundarias de los homicidios: los familiares. Noguera recordó que no se trata únicamente del reclamo de las víctimas colaterales, sino también acompañarlas en el sufrimiento.
Sor Campos, de 21 años, comentó que la manifestación se hace en “defensa de la vida de las personas. La Iglesia católica se siente en la necesidad de dar un grito en la calle. Hemos visto la ayuda de distintas organizaciones no gubernamentales, pero cada día hay más jóvenes asesinados en el país. Nuestra misión es llevar un mensaje de esperanza, de que esta situación no durará para siempre”.
Autor: Irina Sposito Girón ( * Extracto)