Ya, harta de hablar y escuchar una y otra vez la palabra y el concepto crisis, quisiera reflexionar brevemente sobre varias situaciones que he vivido y me han hecho descubrir qué se esconde tras tanta 'crisis'.
Pues bien, contextualizo: Málaga, Marbella, Puerto Banús: cuna de la corrupción urbanística, cuna del turismo elitista; tiendas, no paran de entrar clientes que llegan, eligen y pagan; 20 minutos, 25.000 euros; un bolso, una cartera, una pulsera de cuero, un pañuelo. Indonesia, subcontrata de empresa europea de confección textil. Niñas de 12 años, 14 horas de trabajo: 50 céntimos de salario por prenda. China, subcontrata de empresa norteamericana de manufacturas. Hombre joven, 12 horas de trabajo, un día de descanso a la semana sin vacaciones anuales ni Seguridad Social, ni derecho a pensión ni a sindicarse: 150 euros al mes. España, Andalucía, Málaga. Cola del SAE (antiguo INEM), miles de familias sin trabajo, esperando a echar los papeles del paro.
Qué nos dicen estos hechos: los dueños de las empresas que despiden a trabajadores en Europa les obligan a negociar abaratamiento del despido, y deslocalizan su producción en los 'países emergentes', se aprovechan de la explotación infantil y obrera, mientras gastan sus espectaculares beneficios en bolsos de 5.000 euros o ferraris de 200.000 euros que pasean por Miami, Puerto Banús o Mónaco sin temor a escándalos. ¿Se puede justificar un abaratamiento del despido o reducción de salarios, o millones de parados en todo el mundo mientras los presidentes, consejeros delegados y accionistas de bancos, complejos hoteleros, multinacionales tecnológicas, farmacéuticas, petroleras, despilfarran el dinero que han ganado a costa de la salud, el esfuerzo y el cansancio de los trabajadores? Esta es la verdadera 'crisis' existente hoy en el mundo, la crisis de la desvergüenza de los poderosos del mundo y sus vasallos políticos (léase gobiernos) y sociales (léase sindicatos).
Ya está bien de engaños; el concepto 'crisis' se está utilizando para legitimar el robo y la humillación, más aún, de los trabajadores más débiles. No hay crisis económica, es mentira, la crisis es una situación provocada para sembrar el miedo, el conformismo, la desesperanza. Para estrujar más y más a los de siempre. Pero ya es hora de clamar justicia, ya es hora de salir a la calle, ya es hora de cambiar las cosas, y ya es hora de acabar con la mentira y luchar por la solidaridad. Si queremos, podemos.