El desconocido conflicto de República Democrática del Congo que ha dejado cientos de muertos y millones de desplazados
Con labios temblorosos y voz quebrada, Paul se ve visiblemente agitado mientras relata el trauma por el que ha pasado.
Me cuenta que soldados del gobierno asaltaron su aldea y le hicieron excavar una fosa común en la que 60 personas, incluyendo miembros de su propia familia y vecinos, fueron enterradas.
«Asesinaron gente y violaron a las mujeres. Después, vimos llegar un general. Dijo, ‘Salgan de sus casas: ya no los vamos a matar más'».
«Nos ordenó enterrar a la gente, hasta a los miembros de mi familia y gente que yo conocía».
Paul vive en la región central de Kasai de la República Democrática del Congo, donde un conflicto activo ha dejado cientos de muertos, un millón de desplazados y el reclutamiento de miles de niños soldados.
La crisis se desató por la muerte de un líder rebelde el año pasado
La ONU dice haber encontrado hasta ahora 40 fosas comunes en la región asociadas al conflicto.
La historia de Paul (le hemos cambiado el nombre para proteger su identidad) se ajusta a las denuncias de supuestas violaciones por parte de las fuerzas de seguridad congolesas en la zona, que están acusadas de matar a decenas de civiles como parte de su campaña para reprimir la insurgencia de un grupo conocido como Kamuina Nsapu.
Un informe de la ONU dio detalles de un incidente en marzo en el que las policía supuestamente mató a tres niños disparándoles en la cabeza, después de forzarlos a echarse al suelo durante un ataque a una comunidad que sospechaban tenía vínculos con el grupo rebelde.
La insurgencia en la región central de Kasai, un bastión de opositores del presidente Joseph Kabila, amenaza la ya muy frágil situación política del país.
Las raíces de este conflicto eran locales pero la violencia se ha extendido a cinco provincias centrales. Empezó cuando el gobierno rehusó reconocer al jefe tradicional que se hacía llamar Kamuina Nsapu. Él organizó un grupo de milicianos y murió en combate con el gobierno el pasado agosto.
Eso incentivó a sus adeptos a luchar contra el gobierno, atacando a oficiales de la policía, soldados y a aquellos a quienes percibían como sus simpatizantes.
Los milicianos también han sido acusados de brutales violaciones de los derechos humanos.
En marzo, tendieron una emboscada y mataron a 40 policías en Kasai, decapitando a todos.
Ese mismo mes, dos trabajadores de la ONU, una sueca de origen chileno y un estadounidense, fueron secuestrados y asesinados en la misma región, cuando fueron a investigar los abusos.
Enemigo común
La milicia Kamuina Nsapu tiene ahora muchas facciones combatiendo por diferentes razones, pero el enemigo común son las autoridades.
En Kananga, la población más grande la región, la BBC escuchó testimonios de diferentes personas que tenían los mismos ecos que la historia de Paul.
Un hombre, que no quiso ser nombrado, recordó una redada del ejército.
«Cuando empezó el tiroteo, mis hijos y yo corrimos a escondernos en la cada de un vecino», contó.
«Pero los soldados del gobierno entraron en la casa, tres personas murieron y uno de mis hijos resultó herido».
Otro residente de Kananga acusó a las fuerzas armadas de extorsión: «Los soldados entran en los vecindarios y acosan a la gente para que les den dinero. Si no tienes el dinero, te amenazan de muerte».
«Roban teléfonos móviles y dinero. La gente tiene miedo y por eso están huyendo».
las armas de madera pueden ser transformadas en armas de verdad a través de magia.
Al menos 400 personas han muerto y un millón han sido desplazadas de sus hogares por los combates, informa la ONU.
Muchos de los muertos eran sospechosos de pertenecer a Kamuina Nsapu o civiles.
El general Joseph Ponde, es el fiscal militar en jefe. Él reconoce que los soldados han cometido crímenes pero señala que ellos no son los únicos culpables.
Autor: Catherine Byaruhanga ( *Extracto)