RAÍCES AUTOGESTIONARIAS: LIBERTAD INDIVIDUAL Y BIEN COMÚN

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Dos principios fundamentales de nuestras democracias modernas están ya implícitos en estas formas políticas medievales: La LIBERTAD INDIVIDUAL, y el BIEN COMÚN.
«NOS, QUE SOMOS TANTO COMO VOS, Y TODOS JUNTOS MÁS QUE VOS», así se hacía jurar a los antiguos monarcas de Aragón, antes de hacerles reyes.

 


La obra del cronista de Aragón Jerónimo de Blancas, titulada Coronaciones de los Serenísimos Reyes de Aragón, y que data de 1641 (el manuscrito original es de 1585) describe las ceremonias de coronación de los reyes de Aragón desde Pedro II hasta Fernando I. De la obra, destaca el juramento ante el Justicia de Aragón y los representantes aragoneses frente al Altar Mayor de la Seo de Zaragoza bajo la fórmula Nos, que cada uno de nosotros somos igual que vos y todos juntos más que vos, te hacemos Rey si cumples nuestros fueros y los haces cumplir, si no, no.


Este hecho pone de manifiesto dos cosas. La primera es lo arraigado en nuestra cultura de la dignidad de la persona humana como valor sagrado, más allá de su condición económica o social. Nos igual que vos: Por encima del hombre, ni el rey. Lo segundo es la comprensión y el recuerdo al futuro mandatario, de lo comunitario como superador de lo individual. Todos juntos, más que vos. Sin que esto suponga que el común suplante lo personal.


Dos principios fundamentales de nuestras democracias modernas están ya implícitos en estas formas políticas medievales: La LIBERTAD INDIVIDUAL, y el BIEN COMÚN. Principios ambos sustantivos de la Autogestión, entendida como protagonismo personal y colectivo, de la que está comunidad tiene tanta experiencia.


La fórmula empleada en el juramento real es de gran trascendencia, pues tenía como objetivo limitar el poder absoluto del monarca. Los fueros han sido ampliamente superados por el estado de derecho y libertades. Precisamente por eso hoy nos suenan a decimonónicos y sólo son reivindicados por nacionalismos trasnochados. Sin embargo en su día fueron los principales contrapesos y salvaguardas de las arbitrariedades y abusos del poder.


Junto con la riquísima experiencia de los concejos castellanos, el poder municipal desarrollado por toda España y el sistema de Cortes con su germen de representatividad popular (tanto castellano como aragonés), estas expresiones políticas ya contenían la semilla de lo esencial de la democracia moderna occidental. Son sin duda el precedente de nuestras democracias, que aunque muchas veces sólo de manera formal, están basadas en la soberanía popular y  suponen un paso adelante en relación con las tiranías, el despotismo y las dictaduras. Aunque no es menos verdad que el disponer de democracia formal no quiere decir otra cosa que el que no se tiene democracia real, hacia la que habrá que seguir caminando.