Referéndum cosmético en Mauritania

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El sábado 5 de agosto tuvo lugar en Mauritania un referéndum con vistas a revisar la Constitución del país. Mauritania se independizó de Francia en 1960

El referéndum consolida en el poder al presidente Mohamed Ould Abdelaziz. No hay que olvidar que el mandatario es un antiguo militar que se hizo con el Gobierno en 2008 gracias a un golpe Estado, aunque más tarde consigue afianzarse a través de las urnas en las elecciones de 2009 y 2014.

Una «farsa electoral»

La oposición ha tachado el referéndum de «farsa electoral». Primero, porque su celebración no había sido aprobada por el Senado, y por las irregularidades cometidas durante su proceso.

Las reformas que piden los excluidos del país son de hondo calado político, económico y social

Mauritania es un país oficialmente islámico que en algunos aspectos se acomoda mal con los derechos humanos, tal como son entendidos universalmente.

Esclavitud

El ejemplo más claro es el de la esclavitud que, abolida formalmente en 1980, se mantiene en las costumbres del país. Se calcula que más de 150.000 mauritanos continúan siendo víctimas de la secular división social entre señores y siervos, los «bidan», minoría berebere-árabe de raza blanca —a la que pertenece el presidente Uld Mohamed Abdelaziz—, y los «haratin», de raza negra.

La legislación ha evolucionado en el buen sentido estos últimos años. La ley contra la esclavitud fue revisada en 2007 y, más tarde, en 2015, donde la práctica esclavista fue calificada de «crimen contra la humanidad» y castigada con penas de hasta veinte años de prisión. Pero la realidad es otra. Biram Abeid, conocido militante anti-esclavista, presidente de una asociación contra la esclavitud (IRA) y probable candidato a la presidencia en 2019, denuncia: «Los criminales son intocables. Hemos presentado multitud de casos a la justicia sin llegar a obtener una sola condena. En cambio, a los militantes contra la esclavitud se les encarcela y demoniza, presentándolos como el peligro contra los bidan, los «blancos», como se denominan a sí mismos».

La Asociación IRA, que agrupa a los haratin que luchan contra la esclavitud, publicó en 2013 un importante Manifiesto, que podría servir como base de un nuevo proyecto político nacional fundado en los principios fundamentales de los derechos humanos: la justicia y la igualdad de todos ante la ley. Este proyecto engloba a todas las comunidades de origen africano que viven sobre todo en el sur del país, como son los wolof, soninke, sarakolés, bambara y fulani, y que afecta también a otros segmentos pobres de la población, como las castas, consideradas «inferiores»: los herreros, las mujeres, etc. El Manifiesto denuncia igualmente la existencia de estructuras inhumanas y degradantes, los trabajos forzados, las violaciones y explotación sexual, las familias destrozadas, la ignorancia, la pobreza y toda clase de miserias sociales y económicas.

Biram Abeid, hijo de esclavos y líder antiesclavista y probable candidato a la presidencia en 2019. Este dirigente opositor fue condenado en 2015 a dos años de prisión por su lucha antiesclavista

Las reformas que piden los excluidos del país son de hondo calado político, económico y social. Paso a paso, la Historia va dándoles la razón. Lo haría más rápidamente si los políticos dejaran de lado sus intereses de partido y promocionaran el bien común. Más que arreglos cosméticos, Mauritania necesita cambios estructurales que respeten la igualdad y los derechos de todos los ciudadanos.

Autor: Agustín Arteche Gorostegui ( * Extracto)