Rosa Díez contra la paz de Carrillo

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La europarlamentaria socialista vasca Rosa Díez se ha puesto ETA por montera. Desde que el Gobierno del PSOE, dirigido por Zapatero, decidiera dar un giro de 180 grados a la política antiterrorista, Díez se ha destacado como una de las más críticas con las medidas del Ejecutivo.

Juan C. Osta (Periodista Digital).- «Tengo un amigo que suele decir: ‘Cuando me despisto en política me pregunto: de esto, ¿qué pensará Carrillo? Y tengo por norma hacer lo contrario de lo que él haga. Y nunca me equivoco.’ Siempre le dije que era un exagerado. Pero últimamente empiezo a pensar si no tendrá razón…» Lo dice Rosa Díez, europarlamentaria socialista, en su blog alojado en Basta Ya. En este caso el tema del que pensar lo contrario es la paz, o sea ETA.

La europarlamentaria socialista vasca Rosa Díez se ha puesto ETA por montera. Desde que el Gobierno del PSOE, dirigido por Zapatero, decidiera dar un giro de 180 grados a la política antiterrorista, Díez se ha destacado como una de las más críticas con las medidas del Ejecutivo. Y no sólo del Gobierno. En este caso Rosa analiza en su blog unas declaraciones de Santiago Carrillo en el diario el País del pasado día quince, en un artículo titulado La paz, ¿el sueño de una noche de verano?

«En él el ex-secretario general del PCE y comentarista político nos plantea una serie de reflexiones de lo que considera ha de ser la política que nos permita recorrer el camino de la paz. Leyéndole he comprendido hasta qué punto la confusión se ha colado en las cabezas, incluso en las de aquellos que por su experiencia y por la relevancia de los cargos que ostentaron tienen la posibilidad -y yo diría que la obligación- de tener un conocimiento más exacto de la realidad; de no confundir churras con merinas, que diría el clásico. No se trata de que coincidamos en el diagnóstico sobre qué política poner en marcha para conseguir el fin de ETA -por utilizar la frase «politicamente correcta»-; sino de que nuestras discrepancias estén sostenidas en ideas lógicas, no contradictorias en sí mismas.»

Y, en su texto titulado La paz según Santiago Carrillo, Rosa se explica copiando y comentando algunos de los párrafos del artículo de El País:

Carrillo. «Yo dudo de que todos los que han mediado en esta situación hayan tenido una concepción clara de lo que se traían entre manos y de que disolver una organización como ETA plantea problemas muy complejos que hay que abordar desde fuera con una dosis de generosidad muy grandes».

O sea, que para «disolver» a ETA hay que ser «generosos». O sea, hay que pagarles para que se disuelva. O sea, los «mediadores» (¿acaso le consta a Carrillo que ha habido negociación con mediadores de por medio?) no han acertado en la oferta…

Carrillo: «Desgraciadamente ni el Partido Popular ni la AVT estaban por la labor. Desde el primer día combatieron la negociación con todas las armas posibles… influyendo incluso con su actitud en el comportamiento de determinados sectores de la Administración del Estado. Bajo esta presión, en el periodo de la negociación se reforzaron las medidas represivas fortaleciendo objetivamente a los que dentro de ETA se inclinaban a mantener el terror. En cualquier caso estas actitudes debilitaban la posición del Gobierno y, conscientes de ello, los negociadores etarras pudieron cometer el error de creer que podían exigir lo imposible».

O sea, que la posición de firmeza ante ETA, que era según el propio Carrillo liderada por el PP y la AVT, la exigencia de que no hubiera ningún tipo de cesión política a la banda terrorista, les hizo concebir a los terroristas esperanzas de sacar más… La lógica indica lo contrario: que es cuando se cede al chantaje, cuando se muestra debilidad, cuando el chantajista interpreta que su estrategia es la adecuada. El pasado del Sr. Carrillo acredita que es conocedor de esta lección básica. Por otra parte, preocupa la seguridad con que Carrillo habla del «periodo de la negociación», como si este hecho -negado por el Gobierno- fuera para él incuestionable. Y me llenan de estupor las afirmaciones de que durante ese «periodo» se reforzaron las medidas «represivas». ¿A qué llama Carrillo medidas represivas? ¿A detener a los terroristas? ¿A juzgarlos? Y, ¿a qué llama «reforzar»? ¿A la petición el fiscal rebajando la petición de condena a de Juana Chaos, por ejemplo?

Carrillo: «… dos inocentes emigrantes ecuatorianos, que buscando el bienestar en nuestro país han hallado una muerte ciega y criminal que llena de luto a todos los ciudadanos españoles e invita a la solidaridad con los inmigrantes que por compartir todo con nosotros, comparten también las consecuencias de nuestras luchas tribales.»

Ahí sí que se ha terminado de coronar: el terrorismo de ETA consecuencias de nuestras luchas tribales… Pues no, mire usted, Sr. Carrillo; QUE EN ESPAÑA NO HAY TRIBUS ENFRENTADAS; QUE LOS ETARRAS SON UNOS ASESINOS, MIEMBROS DE UNA ORGANIZACIÓN TOTALITARIA, QUE LLEVAN TREINTA AÑOS ASESINANDO CONTRA LA DEMOCRACIA. QUE LOS DEMÓCRATAS NO SOMOS MIEMBROS DE NINGUNA OTRA TRIBU. Porque ETA no es una organización política que utiliza métodos equivocados: es una organización totalitaria, terrorista, enemigo mortal de la democracia y de la sociedad libre y plural que está consagrada en nuestra Constitución del 78, que proclama -frente a la tribu- los derechos de ciudadanía, la igualdad de derechos y la libertad.

Carrillo: «Es indudable que el terrorismo no podrá vencer nunca al Estado democrático y que siempre se estrellará frente a él. Pero no podemos ignorar que cualquier degeneración policial es susceptible de poner límites a los derechos y la libertad de los ciudadanos. A estas alturas tenemos que constatar que el Estado de derecho, e incluso la unidad de las fuerzas políticas estatales -que fue efectiva hasta que el PP, desmarcándose del resto del arco parlamentario, rompió el consenso-, no bastan para poner fin al terrorismo. En treinta años hemos podido comprobar que afirmar lo contrario es una pura ilusión. Yo pienso que hoy lo prioritario para lograr el fin del terrorismo en Euskadi es mantener las coincidencias alcanzadas entre el Gobierno y el nacionalismo democrático vasco. Por duro que sea lo sucedido y manteniendo la autoridad del Estado, no debemos cerrarnos ningún camino».

Acabáramos: que dice Carrillo que al terrorismo no se le puede derrotar ni siquiera desde la unidad; pretenderlo es pura ilusión. Que dice que hay que «mantener las coincidencias alcanzadas entre el Gobierno y los nacionalistas democráticos». ¿Qué coincidencias? ¿Para hacer qué? Parece, por lo que Carrillo dice a continuación, que para seguir dialogando, porque «manteniendo la autoridad del Estado,no debemos cerrarnos ningún camino». Carrillo parece ignorar que en un Estado de derecho hay normas; y las normas son límites. Y caminos cerrados, rigurosa y tajántemente cerrados; al menos si se quiere que España siga siendo un Estado de Derecho. Las leyes son barreras; barreras que se levantan para defender los valores y los derechos fundamentales. Negociar con los terroristas, considerar una ilusión el compromiso democrático de derrotarles, considerar que nuestra batalla contra el terror es «una lucha tribal», es un límite que la inmensa mayoría de los españoles no estamos dispuestos a traspasar.

(…)

«Tengo un amigo que suele decir: «Cuando me despisto en política me pregunto: de esto, ¿qué pensará Carrillo? Y tengo por norma hacer lo contrario de lo que él haga. Y nunca me equivoco». Siempre le dije que era un exagerado. Pero últimamente empiezo a pensar si no tendrá razón…»