El progresivo incremento de los tratamientos psiquiátricos a niños y adolescentes ha encendido las alarmas en el seno de una sociedad que no cesa de enarbolar la bandera de la cultura de la paz y de la igualdad entre el hombre y la mujer. Mientras se lanza ese mensaje a los más pequeños, los especialistas en salud mental advierten de que los principales temores de los jóvenes son el acoso y las agresiones, las adicciones y los embarazos.
Isabel Ordóñez
ForumLibertas.com
Ante este panorama, cabe preguntarse ¿cómo es posible que en una sociedad que fomenta valores de paz e igualdad de sexos uno de los principales temores de los adolescentes sea precisamente el acoso escolar y las agresiones?
Psicólogos y psiquiatras, desbordados
Las consultas de psicólogos y psiquiatras están cada vez más llenas de niños y jóvenes con patologías que tienen que ver, principalmente, con trastornos de la conducta en la escuela. Entre los 14 y los 18 años, los adolescentes que han visitado a un experto en salud mental han aumentado, por ejemplo, en Cataluña casi un 65 por ciento en los últimos años. De las 19.089 visitas a centros de salud mental que se realizaron en 1998 se pasó a las 31.393 del año 2003.
Según los especialistas, el temor entre los más jóvenes al acoso escolar y a las agresiones va en aumento en España. El llamado bullyng, que siempre ha existido, ha ocupado páginas y páginas de la prensa en los últimos meses después de que el caso Joking, el niño de 14 años que se suicidó en Hondarribia tras ser agredido y humillado por sus compañeros de instituto, se convirtiera en portada de todos los informativos.
Al mismo tiempo, los malos tratos, otro de los temores de los más jóvenes, han producido un incremento de las atenciones en los servicios de urgencias de los hospitales. La mayoría de los casos de maltrato físico se dan en niños de corta edad, mientras los médicos continúan advirtiendo de que siguen habiendo numerosos casos de abusos sexuales.
Incremento de la agresividad
Mención aparte merece el constante incremento de la agresividad entre jóvenes, tal como informábamos el pasado 7 de junio en un anterior artículo. Muchos de ellos acaban formando parte de alguna banda juvenil ‘cuasimafiosa’.
La Fiscalía General del Estado ha alertado de que, en las grandes ciudades, sobre todo, prolifera la «novedosa presencia» de bandas de jóvenes delincuentes que se reúnen en pandillas armadas y atemorizan a otros menores, cuando no degeneran en peleas callejeras entre diferentes grupos. En este sentido, la tasa de homicidios cometidos por jóvenes también va en aumento.
Adicciones y sexo
Dos de las cuestiones que también figuran en los primeros lugares del particular ranking de temores de los adolescentes tienen que ver con el sexo y las adicciones. El constante incremento de los embarazos no deseados, muchos de los cuales acaban en aborto, y el incremento de las enfermedades de transmisión sexual, sin olvidar el sida, siguen siendo motivo de seria preocupación para unos jóvenes que no saben cómo afrontar la cuestión ni cómo solucionar las consecuencias de sus actos.
En lo que respecta a las adicciones, los jóvenes siguen empezando a consumir tabaco, alcohol y drogas a edades cada vez más tempranas. El alcohol es la sustancia tóxica más consumida, seguida del tabaco, cannabis y cocaína. Crecen las consultas médicas por estas adicciones, pero todavía lo hacen mucho más las visitas a urgencias por intoxicaciones.
Se falsean los problemas
La respuesta de la sociedad ante estas situaciones, en muchas ocasiones, tiende a falsear los problemas. Ante la falta de tiempo para dedicar a los hijos, por la obligación de tener que atender el trabajo y la familia al mismo tiempo, los padres suelen recurrir a una excesiva permisividad y sobreprotección para con los hijos que en nada ayuda a solucionar los problemas de éstos.
Al mismo tiempo, medios de comunicación, responsables políticos y dirigentes sociales se empeñan en mostrar esa cara de ‘buenismo’ y autocomplacencia que practica la sociedad ante determinadas situaciones.
Por último, la ‘judicalización’ de las relaciones entre padres e hijos, fomentada desde determinadas instancias, en nada ayuda a solucionar los trastornos que los adolescentes padecen. Un claro ejemplo se puede constatar con la noticia aparecida recientemente sobre el uso de la violencia por parte de los padres para con los hijos. Según un informe elaborado por Save the Children, seis de cada 10 españoles considera oportuno usar la violencia «algunas veces» en la educación de los menores. Cabe una reflexión sobre los matices a la hora de calificar como violencia algunas actitudes de los padres que pretenden corregir determinadas conductas en los niños y adolescentes.
Conciliación familia-trabajo, en la cola
Evidentemente, como dice el Defensor del Menor, Pedro Núñez, la alternativa a la dedicación hacia los más pequeños no debe ser sustituida por la bofetada. En ese sentido, habría que destacar también que España, en cuanto a la conciliación entre familia y trabajo, lidera junto a Lituania la peor conciliación entre vida personal y vida laboral en Europa, lo que en 2004 obligó a 114.000 españoles a abandonar su empleo. De ellos, 105.500 eran mujeres.