«Cuando Jorge Mario Bergoglio era un joven jesuita, casi sin conocerme, me ayudó a escapar de los militares poniendo, incluso, en riesgo su integridad». Con esas palabras se refirió el uruguayo Gonzalo Mosca, militante de izquierda, a la ayuda que recibió por parte del hoy Papa Francisco para escapar, hace casi tres décadas, de la dictadura argentina.
Mosca, ex militante del Grupo de Acción Unificadora (GAU), recordó que, tras el golpe de Estado de junio de 1973, las cosas se pusieron «muy difíciles» en Uruguay y en 1977 decidió huir a Buenos Aires. «Busqué refugio en la casa de un amigo, pero un día los militares argentinos fueron a buscarnos y nos salvamos por poco», comentó el uruguayo, al que un hermano, sacerdote jesuita, viajó para ayudar desde Montevideo. «Fue entonces cuando apareció la figura de Bergoglio», afirmó Mosca, y añadió que «el actual Pontífice me llevó en su vehículo para refugiarme en un convento situado a unos 30 kilómetros de Buenos Aires, donde luego me visitaba». Hasta entonces, el vínculo entre ambos se limitaba a la figura del hermano del uruguayo, ya que Su Santidad había sido profesor suyo. Mosca destacó el aspecto detallista de Francisco: «Me regaló una radio y varias novelas; conversábamos de política, pero más de la vida. Más tarde, nos consiguió dos pasajes aéreos para mí y para mi hermano». El ex militante del (GAU) aseguró que decidió contar su historia «debido a las dudas y algunas versiones» sobre la postura de Bergoglio durante la dictadura de Videla. «La actitud que tuvo conmigo fue de gran arrojo y no sólo para él, sino también para los jesuitas», concluyó.
Autor: R. L.