Mahmud Traoré llegó a España en 2005. Cuenta su viaje en el libro «Partir para contar». Vive en Sevilla. Combate el racismo y la desinformación allá donde esté: «Lo único que logran las vallas es que se trate a las personas como a esclavos». «¿No te das cuenta de que no hay redadas policiales en los invernaderos de Andalucía? Todo el mundo sabe que allí hay muchos inmigrantes irregulares…» Este hombre hace pensar.
Rosa Moro: ¿Lo que quieres decir es que el fin de las redadas policiales no es combatir la inmigración irregular, sino combatir a los inmigrantes que no son esclavos?
Mahmud Traore: ¡Exacto! En los campos e invernaderos de Andalucía, el país mayor productor de tomates de Europa, hay muchos inmigrantes irregulares, la policía sabe perfectamente dónde están, pero allí nunca va a haber una redada. Ellos son los inmigrantes buenos, nunca reclaman sus derechos, nunca van a decir nada, pero personas como yo que reclamamos los derechos de los inmigrantes somos perseguidos y somos los malos. Esa gente no pasa por Barajas, ¿nadie se pregunta por dónde llega esa gente? Esa gente pasa por la valla. En 2005 cuando nosotros estuvimos en el CETI este centro era responsabilidad del Ministerio de Interior y del Ministerio de Trabajo. ¡Era un filtro del mismísimo ministerio para enviar mano de obra a los plásticos! De hecho, el español que nos enseñaban allí en el CETI, era lo básico para poder trabajar en el campo, y nos lo indicaban, cuando nos soltaban con un papel de resolución de expulsión, nos decían en qué sitio había trabajo.
¿Ese tipo de cosas son las que vas enseñando por ahí con tus compañeros de la asociación? Cuéntanos algo más de ese proyecto.
Es una asociación que hemos iniciado un grupo de jóvenes africanos, se llama «África con voz propia». Somos de Senegal, Mali, Costa de Marfil, Sierra Leona, Guinea, Níger, Ghana, Burkina Faso y de Mauritania. También viene a colaborar un joven marroquí que tiene una asociación de estudiantes. Una chica de Nigeria lleva todo el tema de la trata de mujeres. Ella hizo el viaje como yo, pero cuando eres mujer… las cosas son mucho peores.
La educación de valores se da en la vida en la comunidad, no se estudia en la universidad. Eso lo vemos mucho los africanos al llegar a Europa.
Llevamos mucho tiempo trabajando, pero ahora nos hemos estructurado. Nos vemos una vez a la semana. Intentamos dar a conocer África pero otra imagen, no esa imagen de pobrecito que ha venido, sino africanos unidos que aportan sus experiencias y haciendo ver los valores que tenemos. Además hacemos labor de acompañar a los africanos recién llegados. Ayudamos como podemos a nuestros paisanos. El poco dinero que tenemos lo usamos para ayudarnos entre nosotros. Estamos muy motivados e implicados, tenemos muchas ideas. A veces la vida nos lleva a unos y a otros a hacer algún parón por circunstancias personales o de trabajo, pero estamos ahí todos, con muchas ganas de hacer cosas.
Y hacéis sensibilización entre los españoles, ¡cuánta falta nos hace! es de agradecer.
¡Y también interna! Hacemos mucha sensibilización interna. Con el amigo marroquí trabajamos mucho el tema del panafricanismo. Estamos muy implicados en el movimiento panafricanista. Yo he aprendido muchísimo con alguno de los compañeros sobre nuestra propia historia y política africana.
Al escuchar a algunos panafricanistas me doy cuenta de que los africanos hemos perdido nuestra historia, no conocemos nuestra historia, nuestros valores. No nos valoramos a nosotros mismos y estamos decepcionados porque un americano negro no ha solucionado nuestros problemas, pero es que ¡él no tiene nada que ver con nosotros!
Conocí a unas americanas negras que me preguntaron de dónde era, les dije «de Senegal» y me respondieron, «Ah, ¿cerca de Arabia Saudí?». Me dan pena, no saben dónde está África, no conocen su historia, de dónde venían ellas mismas. Una lástima. La culpa no es suya. La culpa es del sistema americano que no le interesa que los negros conozcan sus orígenes. Se ofendieron conmigo.
¿Qué contáis de África y de los africanos?
Los jóvenes africanos que vienen y superan el viaje de la migración son valiosos, no solo los que llegan con titulación universitaria y con otros estudios, que los hay, sino también los que no tienen estudios son personas valiosas.
La tradición africana dice que la civilización no es estudiar. Ser civilizado no es tener estudios y títulos, es demostrarlo en la convivencia con los demás. La educación de valores se da en la vida en la comunidad, no se estudia en la universidad. Eso lo vemos mucho los africanos al llegar a Europa.
No es que en Europa falte humanidad, ¡es que la han borrado, la están borrando! Es difícil ver humanidad. La gente defiende el sistema y se olvida de que ellos van primero, que las personas están por encima del sistema. Esto en África no existe. En mi pueblo cuando hay conflicto la gente no piensa primero en la ley, puede que ni la conozcan, solo la conocemos algunos que hemos estudiado. Ante el conflicto se piensa primero en el entorno, en las personas y no en la ley. Hay leyes, pero no es lo primero que te viene a la cabeza.
¿Qué opinas del fenómeno Trump?
Aquí siempre se está diciendo lo malos que son los americanos y yo le digo a la gente que no se vaya tan lejos, que Ceuta está ahí al lado. Ahí hay un muro, una valla de cuchillas. Hay un Guantánamo en Ceuta, es lo mismo. La gente se echa las manos a la cabeza por los americanos y no ve lo suyo.
Muros hay en todas partes. No hay que hacer caso a las noticias. La gente desconoce lo de cerca y se escandaliza por lo de lejos.
Antes has dicho que los negros os sentisteis decepcionados por un negro americano que no solucionó vuestro problemas, Obama.
Recuerdo cuando salió, mi hermana quería celebrarlo y organizó una cena en su casa, cuando me invitó yo le pregunté por qué. Y ella me dijo, «hombre, la primera vez que un negro llega a la Casa Blanca». Yo le dije, el negro azul y el blanco rubio son gente inmigrante de Estados Unidos y han trabajado juntos por EEUU. Te olvidas de todos los que han luchado por los negros allí, son gente que merecen homenajes, no Obama, que pertenece a una estructura que no está haciendo nada por los negros. No basta con tener la piel negra. Y ahora lo vemos ¿qué ha cambiado para los negros? No ha cambiado nada. Yo me fui a un bar a ver el fútbol. Vaya tontería. Obama no es africano.
Yo le debo los derechos de vivir, viajar y volver, y otras cosas a la lucha de mi abuelo. Para mis abuelos el blanco era el peligro, aunque les dieran visados, no vendrían nunca a Europa, porque el blanco para ellos era violento y tenía armas. Esos son mis ejemplos. Los que lucharon por los valores africanos y contra la violencia de los blancos, no Obama.
¿Es España y Europa lo que esperabas?
La gente en Europa cree que los que estamos en el monte para saltar la valla pensamos que hay mucho dinero en Europa, pero no es eso. Nosotros pensamos que hay derechos humanos en Europa. Cuando llegas al CETI a Ceuta, descansas, solo piensas que has llegado a un sitio donde no pegan a la gente, no matan a la gente, se respetan los derechos humanos. En Marruecos, si estás muerto eres un cadáver sin valor. No pasa nada. Cuando llegamos no podíamos ni imaginar que en Europa también pasa algo de esto, aunque no tanto. De hecho mucha gente cuando llega y le pegan se queda desconcertada, «Pero qué pasa, ¿llego y me hacen lo mismo?». Piensas que aquí los derechos están protegidos y respetados, que hay libertad. Piensas con alivio «Ya no me van a pegar más los marroquíes. Aunque me repatríen».
¿Te refieres a casos como las muertes de Tarajal, de las que fuiste a hablar al congreso a primeros de este año?
Sí, por ejemplo. Ese trabajo que hicieron los guardias civiles es el trabajo de los marroquíes, pero ese día no lo hicieron para que lo hicieran los españoles y que hubiera «bulla». España paga a Marruecos para que haga el trabajo sucio. Marruecos trata a los inmigrantes como su mercancía, de vez en cuando deja que se calienten las cosas para pedir más a España y Europa.
Gracias Mahmud.
El 6 de febrero de 2014, 15 jóvenes subsaharianos intentaron entrar a nado en Ceuta. La Guardia Civil española, en lugar de socorrerlos, les lanzó bolas de goma y gases lacrimógenos, ocasionando su muerte. La causa había sido cerrada, pero en enero de 2017 volvió a abrirse por orden de la Audiencia Provincial de Ceuta. Los 14 guardias civiles que en principio habían sido imputados siguen en libertad. Nadie ha sido declarado responsable de estas muertes, a pesar de que existen vídeos de los hechos. Las familias no han recibido comunicación alguna de las autoridades españolas, mucho menos mensajes de condolencias. Es más, ni siquiera se concedió el visado a los familiares de algunas de las víctimas para que viajaran a España a reconocer el cadáver de sus seres queridos.
Autor: Rosa Moro