(…) No tienen lo que hay que tener ninguna de las instituciones que nos gobiernan para oponerse rotundamente a tal salvajada, sin pies ni cabeza y que además, cobardemente, dicen que es un ‘derecho’, que es algo ‘natural’ (…)
Bien puede valer este encabezado del periódico gallego La Voz de Galicia del día 29 de septiembre para acompañar como pie de página a estas dos fotos.
La primera corresponde al año 1949, con la llegada de un barco lleno de inmigrantes españoles, en este caso canarios, a Venezuela. Escapando de la miseria que vivía España en aquel entonces a causa de la guerra civil.
La segunda foto corresponde a un cayuco con inmigrantes africanos llegando a las costas Canarias este año 2008; obligados por las políticas y economías injustas de los países enriquecidos.
Pero lo cierto es que no pertenece a una ni a otra.
Es lo que se dicen nuestros jóvenes gallegos todas las semanas para poder subir al autobús que les pone la Xunta con el dinero de todos los contribuyentes. Toda la noche bebiendo impide que puedan conducir sus vehículos por lo tanto en lugar de aprender a beber con moderación y de forma cívica, como hacían sus padres y abuelos, la administración les pone los medios para que se emborrachen y sean cada vez más irresponsables… ¿por qué tanto esfuerzo y dinero para que nuestros jóvenes se autodestruyan? Cada noche de botellón ingresan en el CHUS de Santiago dos menores con desvanecimiento que roza el coma etílico.
No tienen lo que hay que tener ninguna de las instituciones que nos gobiernan para oponerse rotundamente a tal salvajada, sin pies ni cabeza y que además, cobardemente, dicen que es un “derecho”, que es algo “natural”, y que el botellón es una “celebración”; ¿qué tienen que celebrar: que no encuentran trabajo, que no pueden comprar una vivienda, que no puedan formar una familia…?
Propongamos a los jóvenes ideales de solidaridad y de lucha por los que merezca la pena dar la vida. Hagámoslo con el ejemplo de nuestra vida.