Diversas organizaciones en todo el mundo dedicadas a ayudar a la mujer recuerdan que, año tras año, nuevos estudios científicos continúan probando que una supresión de la gestación puede perjudicar gravemente la salud física de la mujerTan sólo dos estudios en el mundo se han aproximado a uno de los temas «tabú» que rodean al aborto: la violación. Mientras gran parte de los países han despenalizado la supresión de la gestación en este supuesto, la realidad de un embarazo por violación es desconocida por la gran mayoría de la sociedad y de la clase política, que dan por hecho que la madre querrá abortar sin dudarlo.
Pero son precisamente las mujeres que han pasado por este terrible trauma las que se encargan de desmentir este tópico tan extendido socialmente. En el primer estudio realizado al respecto en 1979 por la doctora Sandra Mahkorn 28 de las pacientes embarazadas continuaron con su embarazo. El segundo estudio, realizado por el Elliot Institute y Fortress International -especializados en la investigación del post aborto-, ha ido más allá: a lo largo de la década de los noventa han recogido los testimonios de 192 mujeres que resultaron embarazadas a causa de una violación en EE UU. Puede parecer una cifra pequeña e insignificante, pero hay que tener en cuenta que se calcula que cerca del 70% de las mujeres violadas no lo notifican y que tan sólo un 1% de ellas quedan embarazas. Y además, a modo de ilustración, en España se acogieron en 2004 al supuesto de violación 17 mujeres, lo que supone… el 0’02% del total, 84. 985. Por este motivo, una muestra de 192 mujeres para estudiar la realidad del embarazo por violación es en realidad grande.
Según se explica en «Victims and Victors: Speaking out about their pregnancies, abortions and children resulting from sexual assault» (Víctimas y vencedores: hablando sobre sus embarazos, abortos e hijos resultantes de una agresión sexual), editado para explicar este estudio, el 70% de estas mujeres eligieron continuar con su gestación. Pero también las que abortaron tienen mucho que decir, puesto que cerca del 90% de ellas se arrepentía de haberlo hecho, y califica la decisión como «la peor solución a su embarazo».
David Reardon, experto en Bioética, investigador y director del Elliot Institute, denuncia en el citado libro que «las organizaciones que promueven el aborto usando los argumentos de la violación jamás han buscado la opinión de las mujeres que han sufrido una agresión sexual y han quedado embarazadas».
Diversas organizaciones en todo el mundo dedicadas a ayudar a la mujer recuerdan que, año tras año, nuevos estudios científicos continúan probando que una supresión de la gestación puede perjudicar gravemente la salud física de la mujer y que, además, «no hay ningún condicionante psiquiátrico para el que el aborto sea indicado como beneficioso». Por eso, Reardon advierte que el problema de los embarazos por violación no ha sido resuelto, ni muchísimo menos, legalizando el aborto. «En realidad, una historia de agresión sexual es una contraindicación más para el aborto», insiste. «No hay pruebas de que las víctimas de una violación se hayan beneficiado gracias al aborto. En cambio, sí hay pruebas documentadas de que el aborto empeora los problemas de las mujeres violadas», explica Reardon.
Kathleen DeZeeuw es una de las mujeres que aporta su testimonio en esta valiente obra: «Yo, habiendo vivido la experiencia de una violación y habiendo sacado adelante a un niño fruto de esa agresión sexual, me siento personalmente agredida e insultada cada vez que oigo que el aborto debería ser legal en caso de violación. Creo que hemos sido utilizadas para promover el aborto, incluso cuando nadie se ha interesado nunca por nuestra parte de la historia».