En la conferencia celebrada manifiestan la evidencia de la contribución de los inmigrantes al sistema fiscal de los países receptores.
Los países de la OCDE perderían un 30 % de su población en edad de trabajar por el envejecimiento demográfico en el horizonte de 2020 si no recibiera inmigrantes, con todos los problemas que eso supondría para la sostenibilidad de los sistemas de protección social.
Este es uno de los principales puntos abordados en una conferencia sobre el impacto fiscal de la inmigración y sus efectos sobre la opinión pública, organizada hoy por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y el Centro de Estudios Prospectivos y de Informaciones Internacionales (CEPII).
Uno de los objetivos era aclarar las relaciones entre la inmigración y el Estado de bienestar, ante la emergencia de partidos políticos que en diversos países han centrado el debate público entre esos dos elementos.
La conferencia, abierta por el director de la división de empleo, trabajo y asuntos sociales de la OCDE, John Martin, dedicó la primera sesión al repaso de la evidencia empírica de la contribución de los inmigrantes al sistema fiscal de los países receptores, con intervenciones de investigadores.
En su informe anual sobre la inmigración presentado el pasado mes de julio, la OCDE indicó que en 2009 y por segundo año consecutivo había disminuido la entrada de inmigrantes en sus países miembros, en ese caso una reducción del 7 % con unos 4,3 millones de nuevas llegadas.