Solidaridad criminal

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A muchos nos sorprendió la noticia en todos los periódicos y telediarios. Al parecer un colectivo de mujeres ‘progresistas’ de Vigo fueron a los juzgados a autoinculparse de los abortos ilegales cometidos en una clínica abortista de Barcelona.
           Tan honrosa y caritativa acción se debe a que consideran que las mujeres que han sido llamadas a declarar por la Fiscalía que investiga este caso están siendo sometidas al escarnio publico y no se está permitiendo su intimidad.

            Y yo me pregunto: ¿serían capaces estas mujeres de autoinculparse de otros crímenes? ¿serían tan solidarias como para luchar por la intimidad de los terroristas maltratadotes, los narcotraficantes, los alcaldes corruptos? Seguramente no. ¿Por qué entonces sí lo hacen en este caso?


            La respuesta es bien sencilla, estas mujeres entienden que el aborto no es ningún crimen y están dispuestas a defender a aquellas que incumplen la ley. El viejo principio de hacer una trasgresión abierta y publicitada de la ley para cambiarla, suele ser parte de una estrategia de ingeniería social calculadamente cronometrada. Por eso, me inquieta que con motivo de dicha concentración ‘solidaria’ reivindiquen la necesidad de que la actual ley del aborto cambien a una ley de plazos para que, según ellas, «toda mujer pueda interrumpir su embarazo hasta las quince semanas sin tener que dar explicaciones a nadie». Pues bien, si eso fuera así y se cambiara la ley, las mujeres con las que quieren identificarse seguirían siendo responsables de actos criminales. Y es que lo que más ha escandalizado a la opinión pública en el caso de las clínicas de Barcelona, no es que se manipularan y falsificaran los informes psiquiátricos para que las mujeres puedan abortar, pues esto es conocido por cualquier profesional de la salud mental y que ha sido denunciado muchas veces. Lo realmente llamativo de este caso es que en Barcelona estaban dispuestos a realizar cualquier aborto en cualquier semana de embarazo por este motivo Barcelona había adquirido la triste fama de convertirse en el mayor centro abortista de Europa. Los responsables de dicha clínica eran unos de los empresarios más ricos del lugar.


            No seamos hipócritas, acabar con la vida de un feto de más de seis meses (en Barcelona terminaban  con la vida de fetos de hasta ocho meses) es un asesinato en toda regla. ¿Sabían ustedes que en Barcelona inducían al parto, hacían una cesárea y posteriormente golpeaban la cabeza del feto con un martillo pequeño hasta dejarlo sin vida? ¿Es consciente la sociedad que en otras ocasiones inyectaban altas dosis de una solución salina en el líquido amniótico para acabar con el feto? ¿Conoce la opinión pública que los restos biológicos acababan en una trituradora para no dejar pruebas?  No hay ni un solo argumento legal, científico, biológico, médico o genético que pueda defender semejante disparate.


            Si mañana yo, como médico, recetase un fármaco a una mujer embarazada y dicho fármaco supusiera graves malformaciones o incluso la muerte del feto, yo sería acusado de la más grave de las negligencias y supongo que nadie en su sano juicio saldría en mi defensa autoinculpándose de mi error, y sobre mí, como es lógico, caería todo el peso de la ley. ¿Por qué al terminar con un feto de forma accidental es algo condenable y cuando lo hacemos de manera involuntaria y deliberada no lo es?


            Detrás de un aborto siempre hay dos víctimas: la primera el no-nacido que muere y la segunda la madre, pues no conozco a ninguna mujer que haya realizado un aborto provocado y no lo recuerde como un hecho traumático, depresivo y altamente estresante. Desde estas líneas quiero enviar como médico, toda mi comprensión, todo mi apoyo y todo mi afecto para las mujeres que se han visto arrojadas a tomar la decisión de interrumpir su embarazo, sin embargo, no puedo admitir que aquello que hicieron estuvo bien. Si la ley no actúa se crea la conciencia social de que estoa actos no son punibles.


            Seamos sinceros, ¿cómo es posible que grupos de tendencia progresista que tanto bien han hecho en nuestra sociedad apoyando valores como la democracia, la solidaridad, el pacifismo, la lucha contra la violencia doméstica, la ecología, los derechos humanos o la abolición de la pena de muerte, luego sean capaces de no darse cuenta de que el aborto es uno de los males que más daños producen a las mujeres de nuestro país? ¿Por qué las feministas no declaran que muchos de los abortos de nuestra sociedad son impuestos por el varón machista¿ ¿Por qué, en cambio, se autoinculpan de crímenes atroces y defienden lo indefendible?


            Esta mañana paseando por la Facultad de Medicina de nuestra querida Universidad he leído un cartel que decía así: Porque somos de izquierdas no al aborto. Nunca pude estar más de acuerdo con una afirmación.


Luis Gutierrez Rojas (médico)