TEKA ha ganado la batalla a los trabajadores con la ayuda del gobierno regional de Cantabria y de los sindicatos que forman parte del comité de empresa.
El pasado abril, el Comité de Empresa suscribió el acuerdo sobre el ERE por el que TEKA traslada la fabricación de cocinas a Turquía, y que afecta a 171 trabajadores. De éstos, 107 serán recolocados en la empresa Thermic Distribution (del grupo belga Nestor Martín), dedicada a la fabricación de estufas y otros elementos de calefacción, con salario un 12.5% menor. Otros 51 trabajadores perderán su trabajo (15 se van directamente al paro y 36 se acogerán a un plan de prejubilación) y 13 trabajadores formarán parte de la plantilla de proveedores de servicios de TEKA, es decir más precariedad laboral ya que se trata de empresas subcontratadas por la multinacional. También bajarán los salarios de los trabajadores de TEKA que se quedan en la fábrica de Cajo – Santander entre un 6.5% y un 10%. Además TEKA seguirá ahorrando en lo que las multinacionales llaman “costes laborales”, a costa de explotar a los trabajadores turcos, que tienen peores condiciones de trabajo y un salario inferior.
Negocio redondo para ambas multinacionales, favorecido como siempre con la entrega de dinero público. El gobierno regional se ha comprometido con el grupo belga a aportar 5 millones de euros en préstamos y otros tantos en avales, con la excusa de que eso generará empleo y evitará despidos. La misma justificación que siempre han puesto gobiernos de un signo político y otro para entregar dinero público a la banca y a las multinacionales o justificar las distintas reformas laborales. Pero sigue creciendo el paro y la explotación laboral, lógicamente a la vez que los beneficios de estas grandes corporaciones. Es evidente que el gobierno regional también ha hecho su “negocio político”. Ha pretendido lavarse la cara ya que en Cantabria el paro crece, hay ya cerca de 53.000 parados, 1 cántabro cada 20 minutos se va al paro, y somos la segunda comunidad con un mayor incremento en el número de desempleados en el primer trimestre de este año.
No cabe duda que nos enfrentamos a un sistema económico basado en la consecución del máximo beneficio, que trata al trabajador como un mero instrumento de producción, y para eso necesita leyes dictadas por un poder político servil al capital. En este interés por maximizar beneficios las multinacionales pretenden que el trabajo represente coste “cero”, a costa de lo que sea. NIKE ha conseguido reducir el peso de los salarios en el coste total de una zapatilla deportiva hasta llevarlo al 0,18% utilizando niños esclavos. TEKA con el traslado a Turquía va a conseguir bajar el peso de los salarios en el precio total de una cocina que actualmente sólo representa un 1%. Además de que este país y su zona de influencia ofrecen para TEKA perspectivas de crecimiento del mercado, mientras que el mercado español ha colapsado porque sin construcción de pisos nuevos y sin créditos al consumo no hay venta de cocinas.
La lógica de la consecución del máximo beneficio necesita de la competencia, de la insolidaridad entre los trabajadores, porque esto lleva a aceptar mayores condiciones de explotación. Y así reina el “sálvese quien pueda”, y los trabajadores estamos cada vez más explotados y más divididos, “divide y vencerás”. Trabajadores fijos contra temporales, nacionales contra extranjeros,….64 trabajadores de TEKA votaron en contra del acuerdo adoptado por el comité de empresa (370 a favor). Trabajadores de pequeñas fábricas de Cantabria que producen elementos de calefacción ya han dicho que el traslado del grupo belga les va a llevar al paro porque no van a poder competir con él. Las grandes centrales sindicales se han corrompido a través de millonarias subvenciones públicas y han aceptado la vía de la concertación con el poder político y sindical. Sólo sirven para pactar paro y explotación para los trabajadores. Este ha sido el resultado final de la lucha emprendida por el comité de empresa de TEKA como hemos visto. El propio Comité emitió un comunicado en el que “lamenta que la fabricación de cocinas no permaneciera en Santander”.
O nos organizamos internacional y solidariamente o serán inútiles las lamentaciones. ¿Por qué los grandes sindicatos han olvidado el internacionalismo solidario que un día caracterizó la lucha obrera y fue capaz de condicionar de manera sustantiva la marcha del capital hasta la segunda guerra mundial? ¿Por qué no han emprendido una lucha conjunta con otros trabajadores de Cantabria afectados por el cierre de sus empresas o por EREs como los trabajadores de CANTUR, HAULOTTE, B3 CABLE, PRENATAL…? ¿Por qué no plantearon una movilización conjunta con los trabajadores de Turquía donde la multinacional se traslada?
En 1965, trabajadores agrícolas americanos se unieron a la huelga de los trabajadores agrícolas filipinos. Todos tenían condiciones de trabajo de auténtica explotación y miseria. Realizaron durante más de 5 años y por distintos países, campañas de denuncia de sus condiciones de trabajo y campañas de boicot al consumo de uva y de productos industriales de las firmas Shenley y Di Giorgio. Cuando estas firmas plantearon, para salvarse del boicot, vender su producción por otros países como Noruega o Finlandia, los trabajadores de estos países se solidarizaron negándose a descargar las uvas de los barcos. Organizaron un movimiento internacional de lucha no violenta cuyos instrumentos fueron las huelgas, manifestaciones, mítines, teatro, marchas de más de 300 millas, ayunos,… que, al final fue reconocida y las grandes empresas acabaron reconociendo el sindicato y aceptando los convenios colectivos exigidos por los trabajadores.
Los mecanismos de explotación no entienden de fronteras. No cabe otra respuesta que la asociación internacional de los trabajadores. Y sin subvenciones para poder ser libres, sostenida exclusivamente con trabajo gratuito. Esto sí ha demostrado en la historia ser esperanza.