Testimonio sobre el infierno prostitución

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Rachel Moran: Ex-prostituta y escritora. Tenía 15 años, era indigente y se hizo prostituta. Ahí empezó su oscuro y mísero viaje por la prostitución que casi nunca tiene billete de vuelta aunque ella decidió jugársela y volver. Ha narrado en un libro su experiencia durante siete años…

Rachel Moran (Dublín, 1976) consiguió dar la vuelta a su vida cuando su vida estaba prácticamente condenada, tras siete años de trabajar como prostituta y convertirse también en una adicta de los narcóticos y la cocaína para sobrellevar como podía la venta diaria de su cuerpo. Empezó muy joven, con 15, y a los 22 y con todas las miserias del mundo tatuadas en el alma…

P ¿Por qué escribió un libro?

Tenía que hacerlo. Quería contar la verdad de lo que es la prostitución. Me preguntan si lo escribí como una forma de autoterapia pero esa no fue la intención inicial, mi intención era denunciar la prostitución y lo que significa para las mujeres. La autoterapia es una consecuencia pero no el principal motivo.

P ¿Lo hace como denuncia?

La mayoría de las mujeres se inician en la prostitución porque están desesperadas, porque se quedan sin hogar, porque no tienen ingresos y la necesidad de mantenerse en la vida es lo que nos lleva a la prostitución. Muchas veces también hay una situación de drogadicción y abuso de sustancias pero lo habitual es que la adicción venga después.

P ¿Cómo se sintió las primeras veces, cuando no podías controlar lo que ocurría con tu cuerpo?

Se aprende muy rápido en prostitución. No estás en tu propio cuerpo, porque tu propio cuerpo no tiene espacio, es un objeto para el abuso y el placer ajeno y tú no estás ahí. Es lo primero que se aprende para sobrevivir.

La prostitución debe hacer mucho daño a quien la ejerce.

Mi experiencia y la de otras mujeres con las que he hablado es la misma. Te disocias completamente, e internamente es como si lo que está ocurriendo, no estuviera ocurriendo.

P ¿No hay ninguna mujer que quiera ejercer la prostitución?

Ninguna mujer quiere ser prostituta. Lo contrario es un cuento chino. Lo peor es que esas mujeres cuando están prostituyendo corren un riesgo enorme a todos los niveles y cualquier mujer que potencialmente esté ahí corre el riesgo de ser abusada con el consentimiento informal de la sociedad en general.

P ¿Eso le crearía un gran trauma, porque era una niña?

Empecé a los 15 pero había niñas más jóvenes que yo, con 14. Durante los cuatro primero 4 años estuve trabajando en la calle pero luego en burdeles y como chica de citas por teléfono. Los hombres que llaman a estas líneas muchas veces preguntan por la chica más joven, cuando les dices que hay una de 22, preguntan ¿no hay una de 19? Y cuando dices que hay una de 19 preguntan ¿no hay una de 17?. Lo que está claro es que muchas veces en la prostitución también está implicada la pedofilia y eso es muy importante que se sepa porque para proteger su propio negocio, algunas prostitutas niegan este hecho que es de las cosas más aberrantes y despreciables que ocurren.

P ¿Sintió miedo antes de publicarlo?

Si, el año anterior a firmar el contrato temía que no pudiera salir a la calle por la reacción de la gente o los insultos pero ahora con el éxito del libro no me importa nada y me siento con fuerza.

P ¿Muy difícil sacar a un niño adelante siendo prostituta?

Si. Mi hijo no supo nada de mi pasado hasta hace tres años. Le conté mi vida y que quería escribir un libro. Le pedí permiso para hacerlo porque sin su autorización no lo hubiera publicado, porque él hubiera pagado una parte del precio. Una noche, llamó a mi puerta y me dijo: «mamá, si, escríbelo con tu propio nombre, no tengo miedo a sentir vergüenza».

P ¿Una situación muy difícil?

Tengo muchas compañeras que han muerto por droga y por situaciones violentas, poder salir no elimina la parte que estuvo motivada por el miedo, solo que en mi caso tuvo un final feliz, volvía a la escuela, entré en la universidad para mayores y saqué mi graduación en periodismo.

P ¿Cómo se planteó que no quería vivir esa vida?

Desde el primer momento. No encajaba en absoluto conmigo y solo lo podía aguantar, entre otras cosas, utilizando las drogas para no sentir lo que estaba haciendo.

P ¿Cuándo decidió dar el paso?

La gente piensa que, como en las películas, un día me despierto por la mañana, saco todas mis fuerzas y me digo: «ya no lo voy a hacer más», pero la realidad no fue así. Yo salí de la prostitución, tanto por miedo como por valentía, porque cuando me planteé dejarlo era una adicta a los narcóticos y a la cocaína y de di cuenta de que si no lo dejaba iba a morir con toda seguridad y no tendría ninguna clase de futuro.

Autor: Pilar G. Del Burgo Valencia ( *Extracto)