La posición oficial china piensa que se actuó en el marco de la ley y que se frenó a un movimiento contra-revolucionario que atentaba contra las autoridades chinas y el Partido Comunista. Quince años después, el gobierno considera que gracias a la intervención de las fuerzas militares, China es ahora lo que es´, explica Jan van der Putten, periodista y experto holandés en China
Por Pablo Gámez
Radio Nederland
Hace quince años, cientos de estudiantes, obreros y civiles desarmados murieron a manos del Ejército de Liberación Popular (ELP) tras mes y medio de manifestaciones pacíficas en las que pedían reformas democráticas, el fin de la corrupción y frenar la inflación.
Luego de la matanza, los manifestantes fueron considerados «contra revolucionarios» («fangeming»), una sentencia que condena al ostracismo al acusado con la pérdida de todos sus derechos. En China un disidente no es sólo político, sino también social.
Como lo explica Jan van der Putten, tras los dramáticos acontecimientos del 4 de junio de 1989, la ley del silencio se ha impuesto y el episodio se ha convertido en un tabú para la juventud china, sólo preocupada por su progreso económico.
«En este sentido, la generación de 1989 y la de ahora son totalmente diferentes. Aquellos estaban muy politizados, mientras que ahora solamente se piensa en el dinero, tener novia e irse del país», opina van der Putten.
En la actualidad, sólo los más politizados se preocupan por 1989. Muy pocos han podido ver alguno de los documentales sobre la matanza, como «Moviendo la montaña», «La puerta de la paz celestial» (traducción literal de «Tiananmen»), ilegales en China.
Quince años después, el régimen comunista chino mantiene que las manifestaciones estudiantiles pretendían el derrocamiento del Gobierno y la desaparición del Partido Comunista, y que el Ejército actuó con restricción y en defensa propia.
Amnistía Internacional (AI) y las «Madres de Tiananmen», grupo que acoge a 124 familiares de víctimas de la represión, no cejan en su demanda para la apertura de una investigación judicial independiente y la rehabilitación del movimiento estudiantil.
Pablo Gámez: Quince años después, el gobierno chino considera que la matanza de Tiananmen estaba justificada. ¿Había que esperar una posición distinta de las autoridades chinas en el aniversario de la tragedia?
Jan van der Puten: No podía esperarse otra cosa. Hace quinces años el Ejército chino se lanzaba contra un movimiento estudiantil indefenso en la plaza de Tiananmen. La posición oficial china piensa que se actuó en el marco de la ley y que se frenó a un movimiento contra-revolucionario que atentaba contra las autoridades chinas y el partido comunista. Quince años después, el gobierno considera que gracias a la intervención de las fuerzas militares, China es ahora lo que es. Es decir, una nación que se presenta cada vez más próspera en términos económicos y con una garantizada estabilidad política. En la lectura oficial, si el movimiento estudiantil hubiese triunfado, China se encontraría sumida en el caos y sería el mendigo de la comunidad internacional. Por lo tanto, el Ejército chino hizo bien en intervenir, según el gobierno chino.
P.G: ¿Hay alguna posibilidad de que el gobierno chino reabra el caso de Tiananmen y dirima las responsabilidades correspondientes, tal y como lo exige, entre otros, Amnistía internacional?
J.vd.Puten: Es algo que también exigen los familiares de los muertos de Tiananmen. El problema es que se trata de un gran tabú. Para tenerlo en perspectiva, el régimen actual es la continuidad del régimen que estuvo en el poder durante el capítulo de Tiananmen. Hasta el año pasado, el dirigente máximo del Ejército chino era el presidente y secretario general del Partido Comunista. Es una persona con un enorme poder y debe su ascenso político gracias a la tragedia de Tiananmen. Cada año surgen nuevos intentos por esclarecer la tragedia, pero cada año el gobierno chino impide que se realicen las investigaciones. En el marco de este quince aniversario, distintas fuentes hablan de secuestros y disidentes desaparecidos, sin mayores explicaciones. Quince años después, la represión continúa.
P.G.: Hoy, las prioridades de la juventud en china son muy distintas a las que tuvo el movimiento estudiantil hace quince años. Por encima de los deseos democráticos se impone el deseo de una buena vida material; y esto último es lo que importa. ¿Un triunfo de represión china sobre el movimiento estudiantil?
J.vd.Puten: En cierto sentido un triunfo del aparato represivo. También un triunfo del proceso de despolitización. Un triunfo de la nueva ideología del dinero. Los estudiantes chinos saben muy poco de Tiananmen; y una gran cantidad ignora completamente lo acontecido. En los libros de historia en China no existe el capítulo referido a la masacre de Tiananmen. Sobra decir que no hay posibilidad de ningún debate público sobre el tema. La juventud china está infectada por la ideología del dinero. Todos quieren tener una buena profesión y hacerse de una fortuna. En este grado de prioridades, la tragedia de Tiananmen deja de existir.
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