Declaración del Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo, señalando que el derecho a la vida depende de lo que diga cada Estado. Esto implica bendecir el totalitarismo, al dejar el más fundamental de todos los derechos en manos de la voluntad de poder y del capricho de los gobernantes.
Primero fue la ley del aborto, a comienzos de los años 70, en EEUU; años después se extendió, como un reguero de pólvora, la cultura de la muerte por el Viejo Continente -incluída España con la ley probada por el Gobierno de González y aceptado por el de Aznar llegándose a incrementar con su gobierno un 37% el número de abortos, estando próximos a los 80.000 abortos por año, y ahora Zapatero quiere ampliar aún más. Siguió, posteriormente, la despenalización de la eutanasia -caso de Holanda, en 2000. Lo último, ha sido la declaración del Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo, señalando que el derecho a la vida depende de lo que diga cada Estado. Esto implica bendecir el totalitarismo, al dejar el más fundamental de todos los derechos en manos de la voluntad de poder y del capricho de los gobernantes. El derecho a la vida no depende de la voluntad individual, ni del juego de las mayorías… y mucho menos de la arbitrariedad de los Estados. Es universal e intangible. Pero alguna instancia criminal no se ha enterado. Estamos perdidos si dependemos de sus sentencias.
MAS INFORMACIÓN :
Selección de artículos en SOLIDARIDAD.NET sobre el aborto, la eutanasia… en defensa de la vida