El régimen establecido por Hitler es el primer gran ensayo del totalitarismo moderno por crear un amplio consenso social a través de la utilización sistemática de todos los recursos de manipulación de la conciencia y del dominio de la voluntad.
¿Cómo tuvo lugar este proceso con los jóvenes alemanes del siglo pasado?
Para analizar este proceso vamos a distinguir entre los dos grandes ámbitos en los que se educa a la persona: la educación formal, es decir, la recibida en el colegio, instituto, universidad, cursillos de formación… y la educación informal (todos los demás ámbitos que también nos educan -seamos o no conscientes de ello-): asociaciones, calle, medios de comunicación social, familia, amigos…
En lo informal Hitler dio órdenes inmediatas, nada más llegar al poder, para tomar el control total sobre los movimientos de jóvenes con el objetivo de alinearlos políticamente con el nacional-socialismo… éstos fueron sucumbiendo bajo presiones y amenazas y poco a poco, al integrarse en las juventudes hitlerianas (JH) iban creciendo en entusiasmo ya que les ofrecían muchas actividades atractivas para ellos… a la vez que no se percataban del cambio que estaba ocurriendo en la sociedad alemana.
Al resto de organizaciones les estaba prohibido ofrecer actividades deportivas, excursiones, campamentos, hablar de política… por lo que los chicos se apuntaban a la JH con entusiasmo.
En 1936 era obligatorio para todos los niños de 10 años entrar en las JH.
La propaganda nazi calaba perfectamente en el idealismo de los jóvenes que asumían valores individualistas de naturaleza y fortalecimiento del cuerpo y del alma pero uniéndolos a un claro sentido combativo contra aquellos que eran considerados «inferiores» (enfermos, ancianos, deficientes, judíos…)
En cuanto a la educación formal, con Hitler en el poder se inició un deliberado cambio en las políticas educativas sustituyendo clases por ejercicios deportivos o ayudas a la comunidad (¡excepto para una pequeña elite, era peligroso enseñar a pensar a los jóvenes!).
Los colegios religiosos fueron cerrados logrando el monopolio estatal en la educación de los niños y jóvenes.
El Ministerio de Educación en Berlín obligó a los colegios a introducir la asignatura «Weltanschauung» («Cosmovisión»), uno de sus objetivos declarados fue el que los alumnos no eligieran la signatura de Religión. Pero también el resto de materias se llenó de ideología nazi.
Debido a que la sustitución de los libros de texto sería un proceso bastante lento, el Ministerio de Educación envió nuevas «guías didácticas» al profesorado. Por ejemplo, en las clases de Alemán e Historia era ahora obligatorio enseñar que la civilización europea empieza con la victoria de los pueblos germánicos sobre el impero romano y sobre los pueblos corruptos que lo componían, «predestinados a desaparecer, igual que el pueblo judío».
En biología se introdujo un módulo dedicado a la recién descubierta ciencia genética, interpretada en clave nacional-socialista, justificando la esterilización forzosa de personas con enfermedades hereditarias «para evitar que los enfermos ocupen el espacio vital de una persona sana» y por «el ahorro en costes».
Incluso existía una guía didáctica de educación sexual, entonces llamada «educación del instinto reproductor» para que las chicas supieran cuidarse en relaciones sexuales con «enfermos» y «miembros de razas inferiores».
Pero… ¿tiene esto alguna actualidad hoy? preocupados por la situación de los jóvenes españoles hemos analizado la situación de la juventud en España desde la educación informal y formal .
La educación informal: sin duda alguna nuestros jóvenes están siendo formados en una forma de vivir concreta (salvo honrosas excepciones la inmensa mayoría están «cortados por el mismo patrón»). Para nuestros jóvenes el pasarlo bien es una prioridad. La gran mayoría están convencidos de que no tienen valor el esfuerzo ni el sacrificio y esto se traduce en que:
– más del 60% de los jóvenes beben alcohol habitualmente y el 26% hacen botellón todos los fines de semana.
-el 58% de los jóvenes dedican más de dos horas diarias a internet y otras dos horas diarias a ver la televisión.
-cerca de un tercio de los jóvenes españoles (31,2%) deja los estudios entre los 18 y los 24 años; y de estos el 15% ni estudia ni trabaja.
¿Quién los está educando? Los medios de comunicación (especialmente la televisión), internet y las redes sociales, los grandes centros comerciales, la calle…
En cuanto a la educación formal según datos de actualidad, en el sistema educativo español existe un 31% de jóvenes que no aprueba la ESO, el 69% restante continúa estudios pero de ellos el 25% tampoco sacará bachiller ni la FP de grado medio.
Además la mayoría de los jóvenes que acaban la escolarización obligatoria ignoran las causas de los problemas sociales que les va a tocar vivir y salen con una capacidad de reflexión, análisis y diálogo prácticamente nula.
La imposición de la asignatura de Educación para la Ciudadanía conlleva la suplantación de la autoridad moral y social de la familia a la vez que implanta una forma de vivir que se concreta, por ejemplo en una vivencia de la sexualidad distorsionada e irresponsable que ha llevado a que la edad media de las primeras relaciones sexuales completas esté en los 16 años y a que el 50% del total de los embarazos en adolescentes acabe en un aborto, la mayoría de las veces sin el conocimiento de los padres.
En la Alemania nazi, el poder económico y el poder político daban cobertura a esta «cultura juvenil», infantilizadora, promotora de la eterna inmadurez e irresponsabilidad.
En España, lo más preocupante es que son los mismos poderes económicos y políticos los que están promoviendo esta misma «cultura juvenil». Además están legitimando permanentemente un lenguaje perverso de la «libertad» y el «progresismo» detrás del que se esconde el caprichismo más instintivo y primario, de la «tolerancia» que encubre el permisivismo y la pasividad ante la injusticia, o del «igualitarismo» que oculta descaradamente la explotación y la esclavitud laboral más salvaje que se ha producido entre los jóvenes en toda la democracia en este país (un paro juvenil del 30% y el 90% de los contratos a jóvenes son precarios).
Lo más llamativo es que en todas y cada una de estas manifestaciones hay una forma de entender el mundo perfectamente pensada, sistematizada, difundida…Una forma de entender el mundo determinada por «miedo a la libertad», por la sumisión incondicional al poder, por la ausencia total de sentido en sus vidas. No es de extrañar que las dos primeras causas de muerte entre los jóvenes españoles sean la conducción suicida y el suicidio.