Ojos que no ven, corazón que no siente, dice el saber popular. Y esta parece ser la máxima del ministerio que dirige Celestino Corbacho, que desde el pasado mes de octubre no publica la tasa de cobertura del desempleo.
Fuente: Cotizalia- 20/ 4/ 2009
Es decir, la relación entre el número de parados registrados en las oficinas de los servicios públicos de empleo y los que reciben alguna prestación de carácter económico, ya sea de carácter contributivo o asistencial.
El último dato oficial se publicó el pasado mes de septiembre, pero desde entonces esta estadística ha desaparecido del mapa de publicaciones oficiales. Hasta la Síntesis de indicadores Económicos, dependiente del Ministerio de Economía, ha dejado de dar cuenta de la tasa de cobertura, un indicador clave para entender el grado de protección de los parados. Cuando se publicó por última vez la cobertura en términos brutos (es decir relación entre beneficiarios de prestaciones del sistema general y de renta activa de inserción y el paro registrado total) se alcanzó una tasa de cobertura del 86,9%.
La tasa era una de las más elevadas en términos históricos, pero ya comenzaba a estar afectada por el aumento del paro y la destrucción de empleo, toda vez que suponía un descenso de 3,3 puntos porcentuales respecto de la registrada en el mes de agosto, y era además inferior a los datos de julio (2,5 puntos porcentuales).
Hoy, las cifras –de hacerse públicas- incidirían en esa dirección. Según los datos de los servicios públicos de empleo, en febrero el 73,6% de los 3,48 millones de parados que había ese mes percibía alguna prestación económica. Es decir, 13 puntos menos que hace medio año. Si la comparación se hace con el paro registrado total, es decir incluyendo a los 252.953 excluidos como demandantes no ocupados (DENOS) el resultado sería que un 68,6% de los parados inscritos cobra alguna prestación.
Un sistema «obsoleto»
La secretaria general de Empleo, Maravillas Rojo, anunció el pasado mes de octubre en el Congreso de los Diputados la intención del Gobierno de revisar la forma de contabilizar la tasa de cobertura del desempleo “en el marco del diálogo social”. Según dijo, la tasa actual responde a una «serie obsoleta» que no se ajusta a la serie actual de desempleo.
Sea como fuera, lo cierto es la cobertura del desempleo se está reduciendo por un doble fenómeno. Por un lado, por el propio aumento del paro, ya que los nuevos trabajadores al no haber podido cotizar con anterioridad, no tienen derecho a ninguna prestación. Igualmente, un número de trabajadores difícil de precisar ha agotado sus prestaciones de carácter contributivo y no reúnen los requisitos suficientes para acceder a una prestación de carácter asistencial (edad o cargas familiares).
En febrero, y según los datos oficiales, el paro registrado (sin incluir a los demandantes no ocupados) ascendía a 3,481.859 trabajadores. Sin embargo, ‘sólo’ 2.563. 709 parados percibían alguna prestación. De estos, prácticamente la cuarta parte (653.074) cobran el subsidio después de haber agotado el nivel contributivo, lo que representa un aumento del 44% respecto del mismo mes del año anterior.
La cobertura de desempleo en España ha sufrido siempre fuertes altibajos. A finales de los años 80 se alcanzó unos registros históricamente reducidos, y eso explica que fuera uno de los argumentos utilizados por los sindicatos para convocar una huelga general a Felipe González, el histórico 14-D. A raíz de aquella huelga, aumentó la cobertura del paro, que en la década de los 90 se movió siempre entre el 50% y el 70%.