Tras 6 años de una vida llena de miedo y tristeza. ¿justo y legal?

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Nuestro amigo Declan, tras seis años en la clandestinidad ya tiene papeles.

«Así, si un miembro del cuerpo padece, con él padecen todos los miembros; si un miembro es honrado, todos los miembros gozan con él».

Bienvenidos queridos hermanos y hermanas.

Hoy 17 de febrero de 2013, hemos venido a gozar porque un miembro es honrado. Me siento tremendamente feliz de compartir este día con vosotros y haceros partícipes de mi LIBERTAD.

Hace 6 años que llegué a España y esta es la primera vez en mi vida que puedo invitar a los amigos, a quienes tengo en alta estima, para celebrar esta gran noticia de mi vida.

Nadie, en la historia de la inmigración, ha dejado alegremente su tierra para vivir en tierra extraña. Yo, como miles de extranjeros salí de mi país, Nigeria, en busca de felicidad, pero en vez de ella, me encontré tristeza y miedo.

Muchas veces he pensado que, aunque la Ley utilice, triste y vergonzosamente, las palabras "LEGAL" e "ILEGAL" para identificar a una persona, en vez de aplicar más el calificativo de "JUSTO" e "INJUSTO", y a pesar de no poder hacer nada por cambiar esta circunstancia, siempre me he considerado LIBRE y pienso que estoy aquí para ayudar a edificar lo que otros destruyen sin parar.

Si para algunos no soy considerado amigo, para vosotros y para otros que no pueden estar hoy aquí, SÍ lo soy, y eso me enorgullece y me hace grande. Nunca he considerado a nadie como "enemigo" y he pensado que las desavenencias han sido siempre motivadas por malos entendidos. En los momentos de ofensas he aprendido a tomar una decisión firme como medida radical: el apóstol Pablo dijo: "Me hice siervo de todos para ganarlos a todos; y con los judíos me hice judío; con los que están bajo la ley, como quien está bajo ella sin estarlo, no estando yo sin ley de Dios, sino bajo la Ley de Cristo…"

Así, siempre doy gracias a Dios por la gente de buena voluntad que se ha cruzado en mi vida y por la que se cruza en la senda de los peregrinos ofreciéndoles aliento y esperanza.

Gracias a todos por alentarme en mi camino de tristeza y miedo. Gracias en especial, por su apoyo incondicional, a: E. y su familia, al P. A. y al P. R. de Comboni y toda la gran familia comboniana; a mis abogadas, M. J.L. y M. Á., y a la señora M. Gracias a todos por compartir conmigo este día tan especial.

Declan O.