Esperanza Puente es la única mujer española que se ha atrevido a reconocer en un libro que abortó y que se arrepiente profundamente de ello. «Yo aborté» (Vozdepapel), cuya autora es Sara Martín García, acaba de publicarse en toda España y recopila diecisiete testimonios reales de mujeres que han sufrido un aborto provocado en nuestro país.
«Tras abortar sufrí un infierno de angustia que duró años»
La Razón
25-05-2005
Esperanza Puente es la única mujer española que se ha atrevido a reconocer en un libro que abortó y que se arrepiente profundamente de ello. «Yo aborté» (Vozdepapel), cuya autora es Sara Martín García, acaba de publicarse en toda España y recopila diecisiete testimonios reales de mujeres que han sufrido un aborto provocado en nuestro país.
– Es usted lo más «políticamente incorrecto» que pasa últimamente por los medios de comunicación desde que ha reconocido que «mató» a su hijo…
– Soy consciente de ello. Pero ya va siendo hora de que se dé la cara y se diga la verdad. Me ha tocado a mí, aunque no es nada fácil.
– ¿Por qué es importante este libro?
– Porque son testimonios reales del sufrimiento de mujeres que han abortado. La gente tiene que saber que esto no ocurre al otro lado del planeta, sino a la vuelta de la esquina. Hay que decir «basta» a todos los que aseguran que abortar no es nada o es un derecho. No da libertad ni progreso, sino que provoca sufrimiento.
Todo tiene un comienzo. – ¿Cómo tomó la decisión de abortar?
– Cuando me quedé embarazada volví a revivir toda la angustia del embarazo anterior y no pude soportarlo. Además, en la clínica tampoco me dieron tiempo para pensar…
– Pero, es curioso que el primer hijo sí lo tuviera y el segundo no, precisamente después de haber experimentado la maternidad…
– Tiene su razón de ser. Me hicieron pasar un inferno cuando tuve al primero y en el nuevo embarazo no pude reaccionar… En la clínica me dijeron que era fácil y que se acabaría el problema.
– ¿Y se acabó?
– Todo lo contrario: empezó el problema. Sufrí el Síndrome Post Aborto desde el primer momento. Fue una pesadilla, un infierno de angustia y depresión que duró años.
– ¿Se considera recuperada?
– Sí, gracias a la ayuda psiquiátrica privada que recibí. Pero también gracias a la fe, que me ayudó a perdonarme a mí misma cuando experimenté el perdón de Jesucristo. Fue como liberarme de una carga muy pesada. La fe me ayuda a dar la cara y hablar con serenidad.
– ¿Cómo empezó a salir en los medios de comunicación?
– Conocí la Asociación de Víctimas del Aborto en noviembre de 2004, y desde entonces he aparecido en algunos medios. También me pidieron que hablara y aconsejara a las mujeres que llamaban a AVA en busca de apoyo y consejo.
– ¿Sabía su familia todo esto?
– No. Antes de empezar a aparecer en los medios hablé con ellos. Al principio se sorprendieron y temían el juicio que pudieran hacerme fuera. Ahora me han dado la enhorabuena. ¡Ha sido todo para bien!
– Desde luego, hay que ser muy valiente para dar la cara así…
– Pero no es un tema por el que uno quiera enorgullecerse ni hacerse famoso, todo lo contrario…
– ¿Qué opina su hijo? ¿Lo acepta?
– Cuando se lo conté se sorprendió mucho, pero me apoyó. Me dijo que hiciera lo que tenía que hacer, sobre todo si servía para ayudar.
– Saber que varias madres han decidido tener a su hijo después de leer «Yo aborté» o verla en televisión tienen que ser muy gratificante…
– Es la parte más bonita: mi hijo está en el cielo, pero gracias a él al menos tres seres humanos viven. Ha merecido la pena dar la cara.
Los abortos crecen. – En el libro aparecen las estadísticas de abortos de los últimos años: es espeluznante que crezcan cada vez más…
– El problema está en la desinformación. Se nos plantea que hay que vivir sin responsabilizarse de los propios actos. Y a la larga las imprudencias se pagan y la vida fácil provoca sufrimientos.
– Entonces, ¿cuál es la solución?
– Educar, sobre todo a los padres. Llevamos décadas sin transmitir valores a las generaciones jóvenes, que ahora están más confundidas que nunca. Además, hay que informar a las madres de lo que les puede pasar y de las opciones que tienen para que puedan elegir en libertad.
– Su experiencia demuestra que, a pesar de todo, la vida sigue, y puede seguir bien…
– Claro que sí. Lo importante es superarlo, ser consciente de lo que has hecho de una manera tranquila, sin angustia.