Un hombre de "armas" para el ministerio de Defensa

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El Presidente español ha nombrado a un ex-miembro del complejo militar-industrial español como máximo responsable del Ministero de Defensa. Desde junio de 2010 director general para España de la empresa paneuropea de misiles MBDA

Morenés tiene la ocasión de comprobar por sí mismo el excelente funcionamiento de las puertas giratorias entre la Administración y la industria armamentística españolas. Pasó de ocupar relevantes cargos de la División de Construcción Naval del Instituto Nacional de Industria a ser Secretario de Estado de defensa, de seguridad y de política científica y tecnológica en la época de José María Aznar para iniciar una meteórica carrera en la industria armamentística privada. El nuevo ministro de Defensa ostentaba hasta hace muy poco doce cargos de alta responsabilidad en empresas de armas, de seguridad y de representación empresarial. Ahora la puerta gira hacia adentro del Ministerio. Veamos hacia donde lo hace cuando deje su recién estrenado cargo, ya que nada es para siempre.

La polémica se esconde tras la actuación de las empresas presididas o aconsejadas por el ministro Pedro Morenés, al menos en tres flagrantes casos que despiertan temor sobre la actuación que el nuevo ministro pueda tener en la dirección de la cartera de defensa. La polémica se ve fundamentada en primer lugar en cuanto a que Morenés ha sido presidente en España del segundo mayor productor mundial de misiles, MBDA, que vendió en el año 2010 más de 20.000 misiles anti-barco, anti-tanque o para helicóptero a países tan cuestionables como Brunei, India, Líbano, Indonesia, Marruecos, Oman, Qatar Arabia Saudí o Emiratos Árabes Unidos. Cabe resaltar que MBDA ha realizado negocios con el Ministerio de Defensa que ahora dirige Morenés, le ha vendido a España misiles Mistral para los helicópteros de combate Tigre por 27,7 millones de euros y ha firmado un contrato para desarrollar los misiles Meteor por más de 100 millones de euros.

Además, Morenés ha sido consejero o representante desde agosto de 2005 hasta octubre de 2011 de la empresa zaragozana Instalaza, productora de bombas de racimo hasta que fueron prohibidas en julio de 2008. Gadafi lanzó sobre Misrata bombas de racimo MAT-120 fabricadas por esta empresa y vendidas al dictador libio poco antes de ser prohibidas. Morenés era consejero o representante de Instalaza cuando decidió hacer esta operación y cuando presentó una demanda al Gobierno español de 40 millones de euros por el lucro cesante sufrido al no tener la posibilidad de vender sus destructivas bombas de racimo a países como Libia. El tercer caso que despierta recelos por el nombramiento de Morenés como ministro de Defensa es su relación con Segur Ibérica, que con dinero público y armas cedidas por Defensa da seguridad privada a los atuneros que operan en aguas somalís.

Con semejante currículum, las dudas que surgen son muchas. ¿Va a beneficiar el nuevo ministro a las empresas en las que ha trabajado hasta ahora? ¿Está de acuerdo el señor Morenés con la prohibición de las bombas de racimo? ¿Intentará que Instalaza se haga con los 40 millones de euros que reclamó al Gobierno, ahora que es él quien decide? ¿De qué manera el ministro presidirá la JIMMDU, el organismo que decide sobre el comercio de armas español?, ¿aplicará los mismos criterios que en su paso por el sector privado, vendiendo alegremente a países donde se violan los derechos humanos?

Ha llegado al Ministerio de Defensa un tecnócrata de las armas, un experto en el negocio que nos lleva a las guerras. Los empresarios de armamento, tienen como objetivo maximizar su beneficio a largo plazo, como todo empresario que se tercie. Para ello, deben conseguir que se compren armas ahora y en el futuro. Para que se compren armas se necesitan dos cosas, o la renovación de los arsenales o que se gasten las ya existentes. Las armas se gastan principalmente en las guerras. La renovación de los arsenales será difícil de acometer en momentos de crisis económica y recortes presupuestarios, y porque el Ministerio de Defensa tiene comprometidos durante los próximos años más de 30.000 millones de euros por los contratos de nuevo armamento firmados en la última década tanto por Aznar como por Zapatero. A los empresarios de las armas solo les queda la esperanza de que haya guerras. Lo que al tiempo es la desesperanza de toda la Humanidad.

El a priori polémico nuevo Ministro de Defensa debe demostrar que no defiende los intereses del complejo militar-industrial, porque su currículum lo convierte en sospechoso, lo coloca en el punto de mira de analistas y periodistas, porque es un ministro demasiado cercano al negocio de la guerra. Saldremos de dudas durante la conformación de los presupuestos para 2012, que el PP aprobará estratégicamente después de las elecciones andaluzas. Sabemos que serán unos presupuestos donde se recortarán todas las partidas, también la militar. La pregunta es, ¿se atreverá Don Pedro Morenés, ahora que es más necesario que nunca, a aplicar un drástico recorte del gasto militar, o se dejará influir por sus antiguos compañeros del complejo militar-industrial?