Un niño muerto al día, hambre en Venezuela

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Niño en hospital de Barquisimeto

Apenas se mueve o llora. Joendry es un silencioso bebé de siete meses con las manos diminutas y unos ojos que se aprecian saltones las pocas veces que los abre. No parece inmutarse ni ante el calor agobiante de la sala, las moscas que revolotean y se posan sobre su cabeza o los berridos desconsolados que da otro niño. Su cuerpecito está inmóvil sobre el lecho que su abuela ha improvisado en un banco con dos mantas dobladas y una sábana. En el hospital Raúl Leoni no hay cuna para Joendry. Tampoco hay leche o nutrientes para que se recomponga y sobreviva a la desnutrición severa que lo mantiene en 4 kilos, la mitad de lo que debería pesar.

El centro, conocido como el hospital de Guaiparo, está en San Félix, un sector de Ciudad Guayana, en el estado Bolívar, al sur de Venezuela. Allí, más que contabilizar los ingresos diarios, acumulan fallecimientos. En un fin de semana, dieciséis niños. En una guardia, cinco. Otro día puede que haya suerte y no haya ninguno. Sin haber terminado el primer trimestre de 2018, la mortandad está cerca de las cifras totales de 2017.

Una media de un niño muerto al día. Mientras los saqueos se extienden por algunas regiones del país, algunas familias luchan por alimentar a sus miembros.

Cuando El Confidencial hizo la primera visita al hospital, a inicios de febrero, una doctora de Pediatría a la que llamaremos Alexandra, contó que ya había alrededor de 30 niños muertos por desnutrición. Prefiere mantener el anonimato para evitar represalias. Lleva un registro manual. Un mes después nos dice que la cifra se ha duplicado. “No tengo totalizado lo último, porque llevo unos días fuera del hospital, pero en apenas dos meses y medio ya se deben haber superado las muertes de todo el año pasado, que fueron al menos 76”. Una media de un niño muerto al día. Mientras los saqueos se extienden por algunas regiones del país, algunas familias luchan por alimentar a sus miembros. La combinación de escasez e inflación se está cobrando un alto precio.

Alexandra, que lleva una década en el hospital, dice que siempre ha visto casos de desnutrición, ya sea como patología principal o derivada de otras que llevan al organismo a una mala absorción de nutrientes. “Pero de hace cuatro años para acá, las cifras van en ascenso. Desde 2017 se ha incrementado exponencialmente. 2018 será explosivo”, augura. (Extracto del diario El Confidencial- Fuente Alicia Hernández. Caracas)

ESTADÍSTICAS QUE SE OCULTAN

Hemos de señalar cómo en el pasado mes de Febrero, en la Universidad Católica Andrés Bello, fueron presentados los resultados de la ENCOVI 2017, un esfuerzo que llevan adelante desde 2014, las Universidades Central de Venezuela, Simón Bolívar y Católica Andrés Bello por generar información confiable ante ausencia de estadísticas oficiales  en cuanto a los condiciones de vida del venezolano.

  • A 87% aumentó la pobreza por ingreso a 61,2% la pobreza extrema
  • 75% de los hogares dice tener un algún miembro con carnet de la patria, constituido en la misión por excelencia del gobierno, pues todas han sufrido severos retrocesos, Barrio Adentro atendió sólo a 200.000 venezolanos en 2017.
  • 64.3% de la población perdió peso en 2017, con un promedio de 11kg.
  • De 78 a 71% cayó la cobertura a la población en edad escolar (3 a 24 años), el grupo de 12 a 17 años presenta 15% de rezago severo (cursar más años de los que debería para culminar estudios)
  • 39% confiesa faltar a la escuela por no tener comida, 4 de 10 alumnos venezolanos. Existe un 9% de desocupación.
  • De 32 a 30% se redujo la población que acude a estudiar, optando por trabajo.
  • 30.6% dice trabajar por su cuenta, lo que refleja un alto grado de informalidad y precarización del empleo.
  • 44% trabaja sin contrato.
  • En 60% se amplió la brecha entre las madres más y menos pobres en cuanto a control pre-natal de sus embarazos.
  • El 68% de la población no tiene ningún tipo de póliza de salud.
  • El arroz se convirtió en el principal cereal consumido, descendiendo el consumo de harina de maíz precocida nacional, con su impacto en la carencia de hierro y otros micronutrientes pues las marcas importadas del CLAP no son enriquecidas.
  • Aumentó el consumo de tubérculos, la yuca constituye un 70% de la ingesta.
  • 70.8% declara que los alimentos que adquiere son insuficientes.
  • 70% declara no comer de forma saludable y balanceada.
  • 63.2% ha obviado una comida al día o reducido porciones.
  • 80% declara haber comido menos porque no hay más en casa
  • 78,6% ha comido menos porque no consigue los productos
  • 61.2% se acuesta con hambre por falta de dinero.
  • En general, 80% de los hogares presentan inseguridad alimentaria.
  • 93% de la población cree que aumento la violencia,
  • 9 de cada 10 venezolanos, cree al país más inseguro.
  • Cada día mueren 43 jóvenes.
  • 22% de la población fue víctima de la violencia en 2017.
  • 76% se siente con miedo.
  • 41% se mudaría por razones de seguridad, siendo el migrar la principal opción.
  • Se estima que en el país hay 3 millones de armas.
  • 87% cree que no somos iguales ante la ley.
  • 64% de la población opta por no denunciar, dada la desconfianza en las instituciones

Detrás de estas estadísticas diarias, hay niños como Joendry.

¿Habrá justicia para los hambrientos de la tierra?