Un sector financiero sin control y una deuda global récord del 320%, con cambios estructurales en la economía

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Hay motivos para estar preocupados por la economía global. Desde la guerra comercial entre China y Estados Unidos al trauma del Brexit pasado por la amenaza sanitaria del coronavirus chino, los riesgos asociados a la incertidumbre se multiplican.

Pero para Alicia Bárcena, la amenaza más severa es menos escandalosa en los titulares: un sector financiero expandiéndose sin control y una deuda privada en máximos históricos.

Sabe de lo que habla. Desde hace más de una década, esta bióloga mexicana es la secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) -un organismo de la ONU dedicado a promover el desarrollo económico y social en la región- y le tocó lidiar con los devastadores efectos de la crisis financiera de 2007-2008. Ahora, América Latina se encamina hacia su peor septenio (2014-2020) de crecimiento en 40 años. Las mediocres estadísticas han llegado hasta las calles del continente, donde los ciudadanos ventilan su creciente frustración por las perennes desigualdades de un continente inmensamente rico repleto de pobres.

PREGUNTA: En su balance preliminar de 2019, la CEPAL anunció que América Latina y el Caribe creció apenas un 0,1% en 2019 -tras revisar su previsión varias veces- y se espera un 1,3% en 2020. Son cifras muy bajas. ¿Están preocupados?

RESPUESTA: Sí, por supuesto. El año pasado será el sexto de bajo crecimiento, una tendencia que se va a mantener en 2020. Estamos hablando de siete años consecutivos de bajo crecimiento para la región. El PIB ‘per capita’ latinoamericano se ha contraído un 4% entre 2014-2019. Y más preocupante. Una desaceleración generalizada y sincronizada: 18 de 20 economías de América Latina se desaceleran. Tan solo Colombia y Perú van a contracorriente. El panorama es preocupante.

P: ¿También para la economía global?

R: Creo que hay cuatro factores que están marcando la economía mundial. Primero, el bajo crecimiento. El bajo dinamismo económico es global, el más bajo en una década. El año pasado la expansión sería de un 2,5%. Este año apenas se espera 3,3% que sigue siendo bajo. Segundo, el bajo comercio. Tercero, los bajos tipos de interés. Y cuarto, la baja inflación. Todo bajo.

P: El año pasado, la CEPAL advertía de las repercusiones negativas de la guerra comercial entre China y EEUU para la economía regional y global. ¿No se dejará sentir la incipiente paz firmada entre Pekín y Washington?

R: China y EEUU han llegado a un acuerdo preliminar. Hay una expectativa diferente, pero no ha pasado nada real todavía. Bien, por un lado, porque la guerra arancelaria se detiene… por ahora. Pero no se ha echado para atrás ningún arancel. Los que se pusieron, siguen. Así que hay buena expectativa, pero la realidad es que el comercio cayó el año pasado (enero-septiembre) un 0,4% por primera vez en la historia. Para 2020 se espera una leve recuperación, pero muestra que las tensiones siguen ahí.

P: El encontronazo comercial entre los dos mayores potencias mundiales se creó y se resolvió prácticamente ‘vis a vis’, sin que nadie pudiera opinar o aportar. ¿Sienta esto un mal precedente para los defensores del multilateralismo?

R: Para mí, esta es la repercusión más seria de lo que está pasando. Que las negociaciones comerciales ahora no van a ser en la OMC, van a ser entre China y Estados Unidos. Y esa bipolaridad puede ser muy negativa para los países en vías de desarrollo. No vamos a tener una instancia para resolver los problemas. Eso tiene al mundo preocupado.

P: Mientras la tensión comercial se aleja en el horizonte, el temor sanitario se acerca. ¿Han calculado el impacto del coronavirus en la economía de mundial? ¿Tendrá efectos colaterales en la región?

R: Para China ya ha sido un grave golpe económico. Han tenido que cerrar ciudades, cancelar vuelos, suspender actividades. Se esperaba que este año iba a crecer un poco mejor que el pasado y no va a ser así. China es fundamental para que las economías emergentes se puedan recuperar. Ahora todo es incierto. No creo que haya nadie que pueda decir qué va a pasar en este momento.

El mundo se ha endeudado, pero, ¿dónde ha ido toda esa liquidez? No se vino a la economía real

P: ¿Es el coronavirus la amenaza más grave para la economía global?

R: Es grave. Pero la epidemia se va a controlar, hay los recursos médicos para hacerlo. El tema que vale la pena recalcar es cómo el sector financiero se ha expandido brutalmente, sin control. Hoy hay una deuda global récord del 320% del PIB. Nunca ha habido una deuda de este tamaño, deudas fundamentalmente en el sector privado, deuda corporativa y de los hogares. Y cuando ves los datos, te preguntas: el mundo se ha endeudado, pero, ¿dónde ha ido toda esa liquidez? No se vino a la economía real.

P: Y no hay nadie controlando este crédito…

R: Efectivamente. El mundo financiero global está muy desregulado, no hay nadie que lo regule. El FMI juega un papel, pero muy pequeño.

P: Hace tiempo que los grandes actores financieros han dado por cerrado ese debate, ¿cree que se puede volver a abrir?

R: El debate no ha acabado aquí. Es importante tener una conversación muy seria de la regulación del sistema financiero. Los más afectados en esta desregulación somos los países en vías de desarrollo, economías con un sistema financiero poco desarrollado. Pero incluso países como España, Italia, que no están tan articulados en el sistema financiero global, también están en riesgo.

P: ¿Cree que esta pueda ser la semilla de una nueva crisis financiera global?

R: Ahí hay muchos riesgos. Una economía que no crece, con bajas tasas de interés, baja productividad, baja inflación y un sector financiero expandiéndose a áreas de mayor ganancia pero mayor riesgo… Sin duda. De hecho, el dinero está buscando mejores ganancias y con esos bajos intereses es difícil, por lo que están buscando dónde colocar sus fondos pese a ser sectores de mucho mayor riesgo.

P: La guerra comercial, el Brexit, los movimientos proteccionistas europeos. Parece que hemos alcanzado la fase expansiva de la globalización y estamos comenzando a ver una fase regresiva. ¿Estamos ante el fin de la globalización o se trata de un hiato?

R: No sé si estamos ante el fin de la globalización o ante una reestructuración de la globalización. Lo que está claro es que eso ya está teniendo efectos estructurales, no es coyuntural. Es un cambio profundo que nos lleva a reestructurar las cadenas de valor, a replantear un comercio que está migrando de ‘bienes y servicios’ a ‘bits y bytes’, que cada día se digitaliza más.

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