Vayamos acostumbrándonos, a partir de ahora, a un nuevo criterio fundamental para la DSI: la ecología integral, como la define el Papa en Laudato Si’, una reflexión gozosa y dramática a la vez, dirigida a tomar decisiones urgentes y globales ante la gravísima crisis socio-ambiental actual.
Ecología integral frente a la superficial, que consolida una alegre irresponsabilidad. Hay dos fundamentalismos: el de los que presentan al hombre como el problema y el de los que apuestan todo al mito del progreso y el mercado. El Papa aboga por una mirada global desde los pobres.
Ecología integral por su análisis: Francisco subraya que vivimos en una casa común y en una nueva época, marcada por la tecnocracia, el cambio antropológico y la cultura materialista, que prima el lucro sobre el bien común. No hay dos crisis separadas, una ambiental y otra social, sino una sola crisis socio-ambiental que pagan los últimos de la Tierra. Su solución requiere un combate integral contra las causas de la miseria y una verdadera revolución cultural que cambie los criterios imperantes.
Ecología integral por su visión trinitaria. Francisco insiste en que “todo está conectado”: el tiempo y el espacio, las partículas subatómicas, los distintos componentes del planeta y todas las especies vivas. Y esto es así porque su Autor es Dios-Comunión trinitaria que ha dejado su marca en toda la realidad, la cual sólo es inteligible y viable desde la Comunión-Solidaridad.
Ecología integral por su cristocentrismo: las criaturas de este mundo no se nos presentan como una realidad meramente natural, porque el Resucitado las envuelve misteriosamente y las orienta a un destino de plenitud. Las mismas flores del campo y las aves que él contempló admirado con sus ojos humanos, ahora están llenas de su presencia luminosa. El fin último de las demás criaturas no somos nosotros. Todas avanzan, junto con nosotros y a través de nosotros, hacia el término común, que es Dios, en una plenitud trascendente donde Cristo resucitado abraza e ilumina todo. María, la madre que cuidó de Él, ahora cuida con afecto y dolor materno este mundo herido, especialmente de los pobres crucificados; es la Mujer «vestida de sol, con la luna bajo sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza» (Ap 12,1).
Ecología integral por su antropología armónica: No hay ecología sin una adecuada antropología. El ser humano no es un ser más, es el único dotado de alma sobrenatural; por eso, es el responsable del resto. El Papa denuncia sin velos la ideología de género, el aborto y el mito del crecimiento demográfico.
Esta ecología integral precisa de una espiritualidad, caracterizada por la ternura, la atención a lo pequeño, la contemplación, la gratitud y la gratuidad.
Editorial de la revista Id y evangelizad