El impresionante testimonio del padre Kenneth, inmigrante nigeriano, que estuvo como otros tantos inmigrantes en el fino límite de la vida y la muerte pasando hambre, sed, maltrato, injustificadas expulsiones en la frontera… y la muerte de los amigos de viaje a su lado.
El padre Kenneth, presidió la Eucaristía por la Justicia, con el motivo de las marchas por la justicia que se celebraron en Madrid los pasados días de Diciembre, y expuso en una charla, su testimonio de inmigrante empobrecido.
Su experiencia de sufrimiento, que es la de miles de inmigrantes, y la fe de alguien que lo entrega todo por Cristo, han sido una constante en su reflexión que tenía por título » No tengáis miedo, remad mar adentro»
En su intervención relató la situación vivida, desde la salida de Nigeria, con la entrega de la policía española a la marroquí, su deportación a la frontera con Argelia (a pesar de ser «legales en Marruecos». Una vez en Argelia, fueron echados en medio del desierto, sin agua, sin apenas poder llamar a tu familia. «Las situaciones que se viven los inmigrantes todos los días son inenarrables», apostilló.
«Muchas mujeres tienen que prostituirse para sobrevivir, para que les den un poco de agua. Amigos y compañeros de viaje mueren de sed o enfermedad y tú no tienes fuerzas ni para llorar ni para enterrarlos…» afirmó con la rotundidad del que lo ha vivido.
Estuvo vagando más de un año Argelia y en Marruecos, esperando a reunir el dinero de la familia, familias como la del Padre Kenneth que no perciben apenas un dólar al día.
En la patera
Hasta que llega el día, en que has reunido el dinero y has pagado a la mafia de la patera. De su relato hace una foto grabada profundamente en su memoria: «Estuvimos toda la noche en el mar, salimos dos pateras sorteando las corrientes que pueden ser peligrosas». «En nuestra patera iban 132 personas, en la otra patera estaban 90 inmigrantes, pero ésta tuvo un problema de motor y se paró… Estuvimos dando vueltas alrededor de la patera a la deriva, animándolos, ellos lloraban.. Vino una ola y se llevó la patera con 90 personas. No quedó rastro de nadie.
«Estuvimos confesándonos entre nosotros porque no sabíamos si serían nuestras últimas horas. En aquellos duros momentos nos hicimos promesas para el futuro, la mía es que si salía vivo, me dedicaría a servir a Dios y a mis hermanos…»
El padre Kenneth contó su proceso de conversión, la importancia de su madre y su familia en su maduración de la fe, así como la decisión de hacerse sacerdote, para servir a los hermanos y a la Iglesia.
La persecución que aviva la fe y la fortalece
Hace pocos meses tuvo la experiencia de visitar el norte de Nigeria, y allí pudo vivir y celebrar la Eucaristía en medio de la amenaza de la secta Boko Haram. Ante la amenaza inminente porque había noticias de que podían atacar esa tarde decía: «mientras yo pasaba miedo y me perdía en la Eucaristía me di cuenta de que ellos seguían cantando, no tenían miedo, ¿por qué yo si lo tenía?. Fue una lección para mí».
Después se enteró que al día siguiente habían entrado en otra parroquia y habían matado a varios miembros de distintas familias. «El testimonio de los cristianos de Nigeria es impresionante», afirmó.