¿Una plaga? ¡No Señor Cameron!

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Los datos demuestran que la inmigración ha beneficiado al sur de Europa y al Reino Unido
Un estudio de La Caixa demuestra que el 30 por ciento del crecimiento del PIB en los últimos 20 años en España ha sido «consecuencia directa» de la llegada de inmigrantes.

Más de 225.000 africanos inmigrantes han llegado a Europa por el Mediterráneo en 2015, con la expectativa de lograr un empleo. En el Reino Unido han saltado las alarmas. Cameron llegó a hablar de «plaga».

Los Estados crecen con la inmigración

Quizá en este año 2015 más, cuando se estima que el número de inmigrantes que ha cruzado el Mediteráneo rumbo a países europeos supera los 225.000.

La Agencia Europea de Control de Fronteras (Frontex) informó recientemente que cerca de 50.000 inmigrantes llegaron a Grecia sólo durante el mes de julio, cifra récord superior a la registrada en todo el año 2014. Según Frontex, la ruta migratoria hacia Grecia se ha convertido en los últimos meses en la principal vía para intentar acceder a la Unión Europea (UE).

Cameron: “plaga de gente”

Gran Bretaña lleva unos meses tensando la cuerda de la inmigración, desde que la Oficina Estadística oficial (ONS) difundió que ha recibido a unos 583.000 inmigrantes hasta el pasado junio, frente a los 502.000 registrados en ese mismo periodo del año anterior. David Cameron bramó al conocer los datos, calificando a los inmigrantes de “plaga de gente” y amagando con su salida de la UE, mientras las organizaciones de derechos humanos reclaman “un plan concreto para ayudar a los a los refugiados”.

Desmontar mitos económicos y fiscales

En España, en particular en los años de bonanza. Sin la mano de obra de la inmigración, no hubiéramos crecido como se logró desde 2000 a 2008, en especial en el sector de la construcción, pero también en otros como hostelería.

La Caixa reveló ya en 2011, en plena crisis, que el 30 por ciento del crecimiento del PIB en los últimos 20 años en España ha sido «consecuencia directa» de la llegada de inmigrantes.

“La llegada de los inmigrantes (entre 2000 y 2008) favoreció el empleo de los autóctonos en la medida en que los inmigrantes ocuparon las categorías laborales para las que resultaba difícil encontrar mano de obra. La inmigración generó, en esos años, dos efectos sobre el empleo de los autóctonos: aumentó sus oportunidades laborales, y propició su ascenso profesional”, añade el estudio.

Sin embargo, el CIS suele reflejar una consolidación de la imagen negativa del inmigrante como detractor de recursos públicos, así como responsable del deterioro de la calidad de prestaciones sociales básicas (como la atención sanitaria y la escolar).