La presencia del Crucifijo en las escuelas no ofende a ningún sentimiento ni aún al de los racionalistas y ateos; y el quitarlo ofende al sentimiento popular hasta el de los que carecen de creencias confesionales.
Unamuno detectaba muy bien la raíz de estas decisiones con unas palabras que se refieren a los crucifijos pero que tienen aplicación a todas ellas:
En el gobierno del Frente Popular, prácticamente el 90% de los ministros eran masones. El anticlericalismo de la masonería se volvió a demostrar desgraciadamente en los años de la República, donde el Frente Popular crea una ley para la expropiación de todos los bienes de la Iglesia. También se crea una ley por la que se prohíbe la docencia a los sacerdotes y en las escuelas tienen que eliminar los crucifijos de las aulas. El filósofo Miguel de Unamuno responderá muy bien detectando la raíz de estas decisiones con unas palabras que se refieren a los crucifijos pero que tienen aplicación a todas ellas:
«La presencia del Crucifijo en las escuelas no ofende a ningún sentimiento ni aún al de los racionalistas y ateos; y el quitarlo ofende al sentimiento popular hasta el de los que carecen de creencias confesionales. ¿Qué se va a poner donde estaba el tradicional Cristo agonizante? ¿Una hoz y un martillo? ¿Un compás y una escuadra? O ¿qué otro emblema confesional? Porque hay que decirlo claro y de ello tendremos que ocuparnos: la campaña es de origen confesional. Claro que de confesión anticatólica y anticristiana. Porque lo de la neutralidad es una engañifa«.
Cabe señalar sobre esta reflexión de Unamuno que el compás y la escuadra son el símbolo de la masonería.