Unas 100.000 PERSONAS en ESPAÑA PIENSAN al DÍA en el SUICIDIO a CAUSA del ACOSO PSICOLÓGICO en el TRABAJO

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El problema del ´mobbing´ o acoso psicológico en el trabajo es el causante de que unas 100.000 personas piensen diariamente en quitarse la vida en España, donde un 15 por ciento de los trabajadores en activo (2,3 millones de personas) sufren este tipo de prácticas habitualmente, según explicó esta mañana en Madrid el doctor en Psicología y profesor de la Universidad de Alcalá Iñaki Piñuel



17 de septiembre de 2004
Fuente: Europa Press

Las empresas «no son conscientes» de su responsabilidad con el «mobbing» e incluso «tienen miedo», según expertos

El problema del «mobbing» o acoso psicológico en el trabajo es el causante de que unas 100.000 personas piensen diariamente en quitarse la vida en España, donde un 15 por ciento de los trabajadores en activo (2,3 millones de personas) sufren este tipo de prácticas habitualmente, según explicó esta mañana en Madrid el doctor en Psicología y profesor de la Universidad de Alcalá Iñaki Piñuel, durante la presentación de las jornadas «Buenas prácticas para prevenir el mobbing en las organizaciones» promovidas por la Cátedra Mutual Cyclops UPC, que se celebrarán a lo largo de esta tarde.

Las empresas españolas «no son conscientes en general de su responsabilidad» respecto al fenómeno del «mobbing», según Alejandro Romero, director de Prevención de Mutual Cyclops –una de las organizaciones organizadoras del seminario, junto con la Universidad Politécnica de Cataluña–, e incluso «tienen miedo» a reconocer este riesgo por la mala imagen y los posibles procesos judiciales en que se pueden ver envueltas, explicó el profesor Piñuel.

Según Romero, la responsabilidad aumenta en proporción al tamaño de la empresa, pues las grandes multinacionales que han implantado códigos de Responsabilidad Social Corporativa o de Buenas Prácticas, «son más conscientes» de este fenómeno, pero «hay que tener en cuenta que la media de empleados en las empresa españolas es de siete», por lo que se trata de «microempresas» que en general «no saben los que es el acoso psicológico».

Según Piñuel no todo conflicto en la empresa es «mobbing», pero tampoco se debe negar su existencia, caso habitual de las empresas, «que no reconocen sus existencia, atribuyéndolo a incompatibilidades de carácter o desacuerdos entre el personal».

Los datos proporcionados por Piñuel revelan además que el 45 por ciento de los empleados reconoce haber presenciado casos de «mobbing» en la empresa, siendo los colectivos más afectados los de mujeres –con una posibilidad ocho punto por encima que las de los hombres–, los menores de 30 años, los inmigrantes y los trabajadores mayores de 45 años.

La solución está precisamente en la prevención, como señaló la licenciada en Medicina y Cirugía, Ramona García, que insistió en que el primer paso debe ser la implantación de un médico en la empresa que realice un seguimiento psicológico continuo, y que pueda detectar los síntomas antes de que estos supongan las desaparición física del trabajador o la llegada a un proceso judicial. «Estamos ante la punta del iceberg», señaló García, aludiendo a que actualmente sólo se conocen los casos extremos, por la escasa consciencia sobre el riesgo.

Las medidas que debe introducir la empresa deben estar orientadas a la prevención, puesto que cuando se produce «mobbing» en el interior de la compañía, se merma la capacidad competitiva de esta y se crea una mala imagen a su alrededor, según explicó el director de la Cátedra Mutual Cyclops de la Politécnica de Cataluña. «No se trata de un fenómeno individual dentro de la empresa, sino que esta es la primar a interesada», puntualizó.

El acoso psicológico en el puesto de trabajo, obedece a una serie de conductas que hostigan al individuo a través de humillaciones, asignación de tareas absurdas, insultos, rebaje de competencias, omisión de la existencia del empleado y otros comportamientos, que al principio pueden parecer inocuos, pero que con el tiempo producen secuelas, como explicó el profesor de la Universidad de Alcalá. «Para que estos comportamientos se puedan considerar «mobbing» deben producirse con una frecuencia semanal y al menos durante seis meses», puntualizó.

Asimismo, Piñuel insistió en la peculiaridad de que el acoso psicológico, «no es una enfermedad sino un riesgo laboral, aunque puede producirlas». En este sentido, y según datos facilitados por Piñuel, las secuelas que produce abarcan desde depresión (50 por ciento de los casos), irritabilidad (54 por ciento), dificultades de concentración (37 por ciento), y otras como estrés postraumático, cefaleas, dolores musculares, pérdida de memoria, fatiga crónica e insomnio.

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Por sectores, el de mayor riesgo tanto en España como en Europa es el de las Administraciones Públicas, tanto a niveles estatales como regionales y locales, «especialmente en Ayuntamientos», según Piñuel, donde muchos casos terminan en los juzgados.

Asimismo Piñuel adelantó la publicación en octubre de un «Libro blanco sobre el «mobbing» en las Administraciones Públicas», basado en un estudio realizado entre funcionarios de la Agencia Tributaria y el IGAE, donde se registró un 22 por ciento de empleados afectados por el problema.

Las causas que argumentaron en este caso los empleados para ser sometidos al «mobbing» fueron la negación a someterse a chantajes o servilismo, un 46 por ciento, así como la reivindicación de sus derechos, el 34 por ciento, lo que «revela un graves problema de funcionamiento en la Administración», explicó Piñuel.

Además un 75 por ciento de los empleados afectados por acoso psicológico declaró que la actitud de la organización ante el descubrimiento del problema era «no hacer nada».

Por detrás de este sector se sitúa el ámbito de la educación, Administración y servicios. En tercer lugar se encuentra el sector sanitario, que afecta especialmente al colectivo de enfermeras, y en cuarto el sector de los medios de comunicación. Por detrás se sitúa el sector turístico, el financiero y el ideológico (partidos, sindicatos y ONG).

En general las causas que argumentan los empleados consisten en envidias por las capacidades profesionales del sujeto víctima (27 por ciento), el suponer una amenaza para otros (23 por ciento), ser diferente en cuestión religiosa, de raza o sexualidad (17 por ciento), o el éxito en la vida personal.

Las formas de reacción del empleado que sufre acoso psicológico en la mayoría de los casos consiste en la pasividad, «en no hacer nada», señaló Piñuel. Esto se produce en el 46 por ciento de los casos, seguidos por la reivindicación en un 37 por ciento de casos y de la reacción agresiva, que sólo se produce en un 2,8 por ciento de las situaciones. Incluso en un 13,5 por ciento de casos el empleado se culpabiliza a sí mismo.

Estos serán los temas que se tratarán esta tarde a lo largo de los seminarios dirigidos a directivos de empresa y organizaciones, así como el estudio de técnicas para la detección y control del «mobbing».