Un día la izquierda española defendía la vida y, por tanto, estaba contra el aborto. El aborto también es una traición al feminismo histórico. Ya las primeras feministas decían: “Cuando un hombre roba para saciar su hambre se puede fácilmente concluir que existe un mal en la sociedad; entonces, cuando una mujer destruye la vida en su vientre, es una evidencia que, sea por educación o circunstancias, ella ha sido gravemente engañada.” Mattie Brinkerhoff La Revolución, 1869.
La izquierda histórica, desde los orígenes del Movimiento Obrero, pensaba que era posible la revolución social que transformara esta sociedad, glorificadora del egoísmo, y la convirtiera en solidaria. Pero las organizaciones sindicales y políticas que la configuraban dejaron de ser militantes y se burocratizaron. De socialistas que pagaban por serlo se pasaron al bando de los que cobraban por hacer juego con el sistema capitalista. Como en algo hay que diferenciarse de estos, decidieron hacerlo en dos cosas: Retomaron su viejo sectarismo antirreligioso y abandonaron la defensa de la vida.
Ya las primeras feministas decían: “Cuando un hombre roba para saciar su hambre se puede fácilmente concluir que existe un mal en la sociedad entonces, cuando una mujer destruye la vida en su vientre, es una evidencia que, sea por educación o circunstancias, ella ha sido gravemente engañada.” Mattie Brinkerhoff La Revolución, 1869
La abolición de la esclavitud fue un hito para la humanidad, hoy nadie la defiende pero existen más de 400 millones de niños esclavos en el mundo; pero sí la consentimos, somos cómplices. Llegará el día en que sean abolidas las leyes del aborto, pero no será posible sin antes acabar con la cultura de muerte que permite el asesinato diario de 40.000 niños de hambre. Es necesario y urgente proclamar que la vida humana es sagrada.
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