Venezuela: El 1 S y la falsa izquierda

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Alboreando la Transición española, se hizo internacionalmente famosa una pintada que apareció en una pared de Madrid. Decía así: “Si la realidad no está de acuerdo con nosotros, peor para la realidad”. Este voluntarismo infantil pudiera ser hilarante si no fuese por su capacidad destructiva cuando se enquista en el poder. Así se evidencia en la mal llamada revolución bolivariana que ha depredado a Venezuela. Sus gobernantes y los simpatizantes que le quedan a nivel mundial no entienden, no quieren entender la realidad y –esto es lo grave- la quieren forzar para que se acomode a sus caprichosos totalitarios. A costa de sufrimiento, hambre y persecución. El 1 S fue un punto de quiebre en esta ceguera fratricida de los sátrapas que nos ahogan.venezuela 1s

El 1 S no pude ir a la toma de Caracas para exigir el referéndum revocatorio; estaba en una ciudad del interior de Venezuela. En esta localidad, que ni siquiera es capital de la región, también se dio una contundente, pacífica y esperanzada marcha en la que sí participé. Como lo hice a las 8 p.m. de ese mismo día en el cacerolazo nacional. Es muy significativo que las ollas y sartenes que sonaron no fueron sólo las lustrosas de la clase media -eso era previsible- sino también las abolladas de los empobrecidos. En el suburbio en el que vivo se perdió el miedo definitivamente: decenas de personas nos echamos a la calle para hacer ruido y comprobamos que la mayoría de las familias salían a apoyarnos. Algo imposible hace apenas cuatro años, debido a la estrategia cubana de control social que implementó Chávez.

pobreza-en-vzla Al día siguiente un poblado de pescadores de Margarita caceroleó a Maduro hasta el punto que tuvo que dejar la tarima para refugiarse en lugar seguro y como ya es habitual últimamente perdió los estribos (igual que cuando mentó la madre al presidente de la Asamblea Nacional el 1S) y se enfrentó con una anciana que no dejaba de retumbar su menaje.

No soy de la Mesa de la Unidad. Es más, adverso lo que este conglomerado de partidos representa porque soy radicalmente de izquierdas. Pero el 1S no era una marcha de la MUD, como no lo fue el cacerolazo ni lo serán las otras luchas pacíficas que siguen, algunas -ciertamente- organizadas por ella, pero todas protagonizadas por un pueblo que está desbordando todos estos esquemas burgueses. Un pueblo que está muriendo de hambre. Y no es exageración, lo palpo a diario y me lo confirman los que manejan datos: unos médicos amigos que trabajan en uno de los hospitales estatales más importantes de Venezuela, me han enseñado estadísticas sobre la muerte de niños por desnutrición. Se calcula que son 28 al día en Venezuela. A esto hay que sumarle el agravamiento de la salud de millones de venezolanos por la dieta que estamos obligados a seguir: nula variedad, sólo carbohidratos. Por eso, hemos salido a la calle. Y vamos a seguir haciéndolo.

El 1 S puso en evidencia que el chavismo perdió la calle, el pueblo y la capacidad de seguir manipulando nuestros deseos de cambio, como lo ha hecho en los últimos años. Ahora sólo les queda la fuerza represiva y la censura más brutal que se pueda imaginar. No nos engañemos: el chavismo no se va a volver a medir en unas urnas porque saben que vuelven a perder por paliza, como ocurrió en las últimas elecciones para la Asamblea Nacional. Y no pueden dejar el poder, primero porque no creen en la democracia y, segundo, porque se han instalado en él para parasitar todas las riquezas del pueblo. Venezuela no está gobernada por una opción política, sino por mafias corruptas militares que se han repartido la nación.

venezuela-dispersan-con-bombas_qICLkhx-jpg_976x0Pero, el 1 S puso en evidencia algo igualmente trágico: la falsa izquierda que existe a nivel mundial. También quiere retorcer la realidad para que coincida con sus esquemas de intelectuales burgueses que sólo sueñan con cargos. No les importa llegar hasta el mismo fascismo. Vomitivas las declaraciones de Monedero, Bencausa, Pablo Iglesias y demás acólitos en España justificando la narco-dictadura venezolana y acusando a los millones que salimos a la calle de golpistas. Vergonzosa y servil la convocatoria de una marcha de apoyo a Maduro por parte del comunista Alberto Garzón. Con una sola semana viviendo en mi cuadra se les quitaba su estupidez de divos de la política.

Esta gente han dejado claro lo que todos los venezolanos sabemos, que se han financiado con nuestra hambre y que es una izquierda de despacho que no sabe lo que es pasar necesidad y persecución. Una falsa izquierda que sólo aspira al poder para seguir aplicando fórmulas fracasadas y, por lo mismo, apuntalar más al capitalismo, que los sigue utilizando a su capricho. Falsa izquierda la que gobierna en Ecuador, Bolivia, Uruguay, Chile, El Salvador y -por supuesto- la que gobernaba en Brasil. Falsa la que ya no tiene nada original que proponer en Europa o EE.UU. No han entendido el mundo nuevo en que vivimos porque nunca han bebido de las fuentes de la verdadera izquierda. Ya lo decía Olof Palme: «la socialdemocracia, como toda la izquierda que busca el poder, es el taller de reparación del capitalismo». Esa falsa izquierda, verdadera derecha, es enemiga de los empobrecidos de la tierra, tanto como la derecha oficial, sino más por su mentira.

El 1 S puso en evidencia que hoy es más necesaria que nunca una verdadera izquierda, que aspire ciertamente a cambiar radicalmente las cosas. Revolucionaria. Pero, que lo haga desde abajo, mediante una revolución cultural que lleve a la transformación de personas y estructuras. Esa verdadera izquierda existe también, pero nunca va a tener espacio en una tertulia de las televisoras controladas por el capitalismo, tampoco de las «progres». Es la izquierda que está aquí, en los suburbios venezolanos, como en la mayoría de los lugares donde viven los descartados, que trabaja en silencio, pasando hambre y recibiendo golpes de los poderosos, sean azules o rojitos. Es la izquierda que también salió a las calles el 1S y que va a seguir bregando para terminar con la narco-dictadura militarista y, después, para seguir haciendo la verdadera revolución enfrentando a los que se monten en el poder. Esa es la realidad.

Camilo Rodríguez