Este año celebramos el 125 aniversario del 1º de Mayo. Una fecha que no debe pasar desapercibida hasta que en todos los lugares del mundo se devuelva la dignidad de los hombres y mujeres del trabajo.
Es un día de lucha, un día internacional: Todos los hombres son mis hermanos (Parsons, mártir de Chicago).
Dignidad en el trabajo, eso es lo que se pedía hace 125 años, concretándolo en 8 horas de trabajo, 8 horas de descanso y 8 horas de cultura. A partir de la huelga iniciada el 1º de Mayo de 1886, la humanidad celebrará el sacrificio por la emancipación de los trabajadores.
Sin la cultura que nos dejó el movimiento obrero no se entiende que hoy nuestro deber es lanzar un grito revolucionario: TRABAJO SOBRE CAPITAL, y salir a la calle para crear una opinión pública SOLIDARIA, con el objetivo de erradicar políticamente el hambre (84% de la población mundial), la esclavitud de los niños (400 millones) y el paro forzoso de jóvenes y adultos (1.600 millones en el mundo), la explotación laboral, el robo y muerte de nuestros hermanos inmigrantes intentando llegar a Europa (30.000 inmigrantes), guerras provocadas por el expolio… todos ellos víctimas de una economía perversa y canalla. Los resultados de la pobreza es por la permanente violación de la dignidad del trabajo.
Cada día, cada mes, cada año es motivo para celebrar este día – nos recordaba Julián Gómez del Castillo, militante obrero cristiano-, porque nunca la explotación del hombre por el hombre ha estado a los niveles actuales. No es un día de concertación, sino de revolución, pues mientras siga el sufrimiento de cientos de millones de los trabajadores, tenemos el deber de salir a la calle y luchar contra las causas que generan estas lacras, creando conciencia de que la dignidad en el trabajo de todas las personas es innegociable y por supuesto, que no haya ni un solo niño esclavo YA.
Sindicatos y partidos mayoritarios pasarán por alto estas canalladas, bajo la falacia que aquí también lo hay, y es verdad, pero porque antes lo hemos permitido con los trabajadores más empobrecidos. Las decisiones políticas, económicas y las instituciones que nacieron para ser internacionalistas y defender a los trabajadores empobrecidos deben ser evaluadas en función de si protegen o socavan la dignidad de la persona humana.
La sangre vertida por los mártires de Chicago no fue inútil. No debemos vivirlo sin conciencia con los oprimidos. El movimiento obrero hizo temblar al capitalismo y solo volviendo a la vida solidaria cambiaremos el mundo.
¡VIVA EL PRIMERO DE MAYO!
¡ CONSTRUYAMOS SOCIEDAD SOLIDARIA!
Autor: solidaridad.net