Walt Disney, el fundador del gigante del entretenimiento, siempre defendió que los trabajadores de sus parques de atracciones debían tener unas condiciones laborales excelentes, con el fin de que su alegría se transmitiese a las personas que visitaban los gigantescos parques de Florida (USA).
Desconozco si hizo alguna referencia al hecho de cuidar también a los trabajadores (algunos muy jóvenes, niños para ser exactos) que hacen los productos Disney en Bangladesh, China… en unas condiciones de explotación que sólo se pueden definir de esclavitud moderna.
El caso es que asistimos estos últimos días a una protesta ejemplar de los trabajadores de Disney aquí en USA. Esta protesta no-violenta consiste en una multitud de actos de denuncia (con la participación de padres e hijos) del acoso laboral que sufren los trabajadores, especialmente los que reciben un menor salario, a los que se planea dejar sin cobertura sanitaria, con las consecuencias que tal acción traería para sus hijos, algunos de ellos gravemente enfermos y que tendrían que dejar de recibir la atención que necesitan.
Además de estos actos, que están generando mucha simpatía en muchos ciudadanos, han realizado una huelga de hambre de nueve días delante de uno de los parques de atracción de la transnacional, llamando la atención a los visitantes sobre las consecuencias que tendría en estas familias esa reforma que los ejecutivos de la compañía estiman necesaria para «reducir costes».
No sé si se conocerá esta acción en España. Nosotros la contamos porque nos da esperanza: gente humilde, asociadamente, en la calle, de manera no-violenta, luchando en favor de la justicia.
¡Ánimo pues!